Velocidad y lujo al máximo

Ei lo que buscas es velocidad y desempeño ésta es la embarcación ideal. Aunque no está dentro de la oferta de Sunseeker para el 2006, es un yate del que no se puede dejar de hablar.

Su desempeño es extraordinario, el último modelo que se hizo se ofreció en dos versiones, una de 48 pies y otra especial de 50 pies. La diferencia es, obviamente, el tamaño, el calado, el tamaño del tanque de combustible y el nivel de equipamiento. El peso de la embarcación se incrementa en un poco más de 30 por ciento.

En la versión base hay dos motorizaciones diferentes y hay un mundo de distancia entre una y otra en cuanto a las prestaciones. Para poner un ejemplo más a detalle, en la segunda opción hay un motor más y la velocidad máxima que se puede alcanzar es de 60 nudos, la velocidad crucero es de 40 nudos. La autonomía de esta embarcación se encuentra entre las 300 y las 335 millas.

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Debido a que en este tipo de yate, además del lujo implícito en la marca, lo importante es el desarrollo de velocidades imponentes para un objeto que se desplaza sobre el agua, el exterior está diseñado para disfrutar de altas velocidades, sobre todo en el puente de mando que se convierte en el centro de reunión exterior. Justo hacia la proa hay un asoleadero para dos personas, para disfrutar del sol cuando la embarcación se encuentra anclada o a baja velocidad.

Difícil labor la del Superhawk, y la del equipo de Sunseeker, de combinar dos mundos que podrían parecer opuestos: el del desempeño y el del lujo. Por su exterior puede parecer una embarcación cien por cien deportiva, pero al entrar cambiamos de ambiente totalmente, hay un único camarote con vestidor en la proa, en la parte media se encuentra la sala/comedor, la cocineta y el baño, y todo el espacio está dedicado al corazón del yate: motores.

Pensando en todo, como acostumbra tanto Sunseeker como los astilleros líderes, cada rincón de este “deportivo" tiene su razón de ser. Un ejemplo de la simplificación y economía del espacio es la cocineta, que si no está en uso las tapas la convierten e n una pequeña mesa de servicio y además en un espacio útil para otros propósitos.

En el exterior nos encontramos con un wetbar para acompañar los grandes momentos llenos de adrenalina, además de las hermosas vistas de las que se puede disfrutar al aire libre, donde el cielo sirve de techo al atardecer y la convivencia entre amigos es el pretexto perfecto para celebrar, ya sea con una copiosa cena o un brindis.

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Texto: Edmundo A. Eguiarte ± Foto: Sunseeker