Tierra del Oro

Enclavada en la zona meridional de Asia, Myanmar es el nombre que utilizan los lugareños para describir su hogar, el mismo al que los británicos llamaron Burma, Birmania en español. Desde 1989 se ha reivindicado su nombre original para denominar a esta zona también conocida como “Tierra del Oro”, por sus riquezas naturales y la generosidad de su clima.

Recorrer sus calles y los paisajes del interior es una experiencia difícil de describir por lo fabulosa. Uno de los circuitos que no podrá perderse es el viaje en barco por el Ayeyarwadi. La naturaleza, con sus más de ocho mil kilómetros de red fluvial, la historia de una civilización milenaria que respira espiritualidad, templos y pagodas, es sólo parte del atractivo de un país todavía por descubrir en Occidente.

 

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Además de las bellísimas pagodas que coronan casi cada colina del país, Myanmar guarda otro maravilloso tesoro: su gente. Se pueden recorrer ciudades y aldeas durante meses tratando de encontrar algún campesino hosco, un ratero de ciudad, un camarero antipático o un funcionario sin ganas de agradar, y todo esfuerzo será en vano. En este país budista, donde las personas llevan una vida sencilla, las bellísimas mujeres son profundamente respetadas y escuchadas, y no es raro ver a los hombres acunando en la calle a los bebés.

Nadie sabe por qué este pats enamora al viajero de un modo tan profundo. Observar un atardecer en Shwedagon (Rangún) mirando la gran cúpula dorada, quizás el lugar más especial de Myanmar, subir al templo del monte Popa o ver un atardecer en algún templo perdido en Bagán son experiencias que dejan marcas. No se explica el poderoso embrujo de sus personas, de su historia, de sus paisajes, de sus pagodas. Myanmar deja a un lado lo racional.

 

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La particularidad es que es un país muy seguro, con gente generosa y honesta. Esto facilita mucho moverse con menos tensión que en otros países, donde el turismo ha corrompido la sociedad.

La gente común apenas habla inglés, pero intentan hacerse comprender con los medios que tengan a su alcance. Con cuatro palabras que aprenda de birmano, es una lengua muy fácil de pronunciar por ser vocálica como el español, todas las puertas se abrirán con increíble facilidad.

Inolvidable también el lago Inle, sus canoas, sus monasterios y casas flotantes y las tribus de alrededor. Mandalay es un buen lugar para comprar artesanía en plata, tapices y muñecas. Y no hay que perderse Amarapura y el puente de U Bein, el más largo de teca, del mundo.

 

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Yangon

La hasta no hace muchos anos llamada Rangún esconde entre sus edificios, de aspecto sucio y descuidado, una de las más increíbles maravillas que el viajero pueda encontrar mientras recorre Asia: la gran Pagoda Shwedagon. Dominando toda la capital, desde la colina en que levanta majestuosa sus 100 metros de altura, luce, orgullosa y rodeada por los 82 edificios que la acompañan, sus 8,000 planchas de oro culminadas por una aguja en la que se incrustan 5,000 diamantes. El viajero que tenga el acierto de visitarla en más de una ocasión hará muy bien en acudir alguna vez a la caída de la tarde cuando los últimos rayos de sol bañan su cúpula ofreciendo al atónito espectador un espectáculo inolvidable. Más modestas, pero también merecedoras de la atención del visitante, son las pagodas de Kaba Aye, Chauk Htat Gyi, Sule y Botataung, con su laberinto de espejos, tras cuya visita se podrá disfrutar dando una vuelta por el siempre animado mercado al aire libre y por el mercado Bogyoke Aung San, antes de recorrer sin prisas los jardines del lago Kandawgy para cenar espléndidamente en el restaurante levantado sobre sus tranquilas aguas.

 

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Bago

Bago, anteriormente denominado Pegu, cuenta entre sus monumentos religiosos con las pagodas de Mahazedi y Scwegugale y los santuarios de Hinta Gone, Kyaik Pun y Maha Kalyani Sima. Pero sus mayores glorias se encuentran en la Pagoda Shwemawdaw o Gran Pagoda del Dios de Oro, y en el Scwethalyaung, gigantesca imagen de más de cincuenta metros de Buda reclinado.

 

Mandalay

La polvorienta Mandalay, de calles eternamente recorridas por trishaws y carros tirados por caballos y búfa los que se afanan en el transporte de mercancías desde el río hasta el mercado Zegyo, exhibe orgullosa su Palacio Real y sus pagodas de Kuthodaw, Kyauktawgyi, Mahamuni y Eindawya. Pero, posiblemente, lo que más atraiga la atención del viajero en esta ciudad sea el Shwenandaw Kyaung, el exquisito monasterio, totalmente de madera, en cuyo interior se podrá disfrutar contemplando la celebración de las lecturas y ritos de los monjes y fieles que allí se dan cita diariamente.

 

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Amarapura

En las cercanías de Mandalay se encuentran las “ciudades desiertas” de Sagaing, Mingun, Ava, Monywa y Amarapura. Esta última fue la capital de la región antes que Mandalay le arrebatase tal honor. De aquella época conserva la pagoda Kyauktawgyi, a la que se llega tras atravesar el entrañable puente de U Bein.

 

Sagaing

Sagaing se encuentra sobre una colina devorada por sus incontables templos, tras los que se esconde la hermosa pagoda Kaunghmudaw. De ésta, cualquier guía local relatará al viajero la curiosa historia que cuenta que el monumento fue erigido tomando como modelo el perfecto busto de la reina de Amarapura.

 

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Mingun

La “ciudad desierta” de Mingun presenta a la curiosidad del viajero las ruinas de la que, de haberse llegado construir por completo, hubiese sido la segunda pago da más alta del mundo. Y algo parecido sucede con la campana que allí se exhibe, de la que también se dice que es la segunda mayor del mundo y la primera de entre las que no presentan grietas en su estructura.

 

Pyin Oo Lwin

Es un pueblo incrustado entre montañas de espectacular verdor. Aquí se encuentra Pyin Oo Lwin Government Rest House, hotel que a principios de siglo era la residencia de los miembros solteros de la Bombay Burma Trading Company. Hoy se antoja como lugar ideal para descansar un par de días en el camino de Mandalay a Bagan, mientras se disfruta del sabor decimonónico y colonial del establecimiento.

 

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Bagan

La hasta 1989 llamada Pagan es una de las más sorprendentes maravillas que ofrece el continente asiático. Recorrer sus miles y miles de edificios en un carro tirado por caballos, que alquilan los lugareños, es una experiencia agotadora pero fabulosa. Los momentos de mayor admiración ocurren al contemplar la blanca estructura del templo Ananda, los mosaicos del Mingalazedi, las terrazas del Shwesandaw, los arracimados Budas del Manuha o la dorada hermosura del Shwezigonpuntos.

 

Lago Inle

Es uno de los parajes más bellos de Myanmar. Sobre sus aguas surge como por encanto el pueblo flotante de Ywana, por entre cuyos canales se pueden recorrer sus mercados y pagodas. Los remeros sortean la vegetación que se oculta bajo las aguas, de piemen standing on their boats rowing with their oars tied to their legs.

 

Pindaya

Parada obligada en el recorrido por Myanmar son las cuevas de Pindaya. Durante siglos han guardado en su interior miles de imágenes de Buda, entre las que el viajero, provisto siempre de una linterna, degustará el extraño ambiente místico que se respira en cada rincón de las fascinantes cavernas.

 

Cultura

Myanmar, conocida como “la tierra de las pagodas de oro”, es uno de los mayores y más influyentes centros de la cultura budista en Asia. Su cultura se encuentra profunda e indivisiblemente unida a sus arraigadas creencias religiosas.

El fascinante espectáculo del teatro de ese país, el Pue, mezcla la ópera tradicional con la ancestral representación de las sombras chinas, música y danzas seculares.

La producción artística es casi por completo de origen religioso, o profundamente relacionado con las prácticas budistas. Si bien la arquitectura y la escultura muestran clara influencia hindú, el arte laico es casi inexistente en el país.

 

Fiestas

Las fiestas más señaladas en Myanmar son las del Arto Nuevo, en las que se multiplican las representaciones de Pue, que en ocasiones se alargan durante toda la noche. Las celebraciones tienen lugar durante el mes de abril, cuando el calor es más fuerte en todo el país. Esto motiva que cualquier pequeño estanque o fuente sean buenos para poner en práctica la tradición de arrojar dentro a los amigos y exteriorizar así la alegría de estos días.

 

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Clima

El clima es tropical y la temporada de lluvias dura normalmente de mayo a noviembre. Las temperaturas medias oscilan entre 16 °C, en las áreas montaño- sas y 38 8C en las zonas más cálidas.

 

Documentación

Myanmar expide regularmente visas turísticas de 30 días. El visado no es prorrogable y suele costar unos 16 dólares. Al salir del país hay que pagar una tasa de 10 dólares.

Hoy se puede llegar a Yangon y planificar libremente el recorrido por el país, siempre que se haga dentro de las zonas oficialmente designadas por el gobierno como abiertas al turismo.

 

Dinero

La moneda oficial es el kyat (pronunciar “chat”). Cuenta con un incompresible sistema de fraccionamiento que, afortunadamente para el viajero, ha caído en desuso para los grandes pagos, aunque las pequeñas compras aún se realizan en la moneda local (de hecho, los kyat resultan muy ventajosos al cambio, y con ellos todo resulta mucho más barato). Resulta aconsejable cambiar siempre billetes pequeños en previsión de cualquier tipo de imprevistos.

Los cheques de viaje suelen ser complicados de cambiar. Respecto a las tarjetas de crédito, Visa parece comenzar a gozar de cierta aceptación en algunos establecimientos de la capital.

 

 

Dezplazamiento

En Myanmar suele ser complicado e incómodo desplazarse de un lugar a otro. Los aviones utilizados por Myanmar Airways son, normalmente, viejos Fokker de hélice y la compañía parece desconocer por completo el significado de palabras como puntualidad, impaciencia y agotamiento. No obstante, desde hace un par de anos opera la compañía privada Air Mandalay, mucho más segura y eficiente.

 

Río Ayeyarwady

Tal vez la forma más placentera de conocer Myanmar, sentir su pulso, vivir sus leyendas y comprender su historia sea viajar a través del río Ayeyarwady. Mientras que se disfruta de la tranquilidad del río, la vida en las riberas ofrece fascinación sin fin.

La travesía en barco, descendiendo por el río Ayeryarwady, además de ser cómoda y tranquila, ofrece al visitante una buena oportunidad de conocer esta parte del país. Y si el viajero dispone de tiempo, existe la posibilidad de continuar durante una semana hasta Yangon. Un viaje a Myanmar no sería completo sin un viaje fluvial sobre el Irrawaddy. Destacan dos firmas: River/S Pandaw y Road of Mandalay.

 

Gastronomía

La base de la cocina birmana es el arroz y el curry, pero al contrario de lo que sucede en el resto del sudeste asiático, el curry no es demasiado picante y resulta mucho más sabroso que el de los países vecinos. Es fácil encontrar comida china e hindú y, desde luego, crujientes saltamontes fritos que ningún viajero, incluido el escrupuloso, debería dejar de probar, no sólo por su tipismo, sino porque son realmente deliciosos. La cerveza china es muy habitual en todo el país, sin embargo la birmana, de la marca Mandalay, resulta especialmente recomendable.

Indudablemente el mejor restaurante de todo Myanmar es Le Plantear. El dueño, chef suizo, logró un lugar increíble con alta cocina asiática. Sentarse por las noches en el jardín y disfrutar de la comida y el cielo nocturno es una experiencia inolvidable.

 

Compras

Los objetos más apreciados por los viajeros a la hora de efectuar sus compras son los lacados, los cuencos de pelo de caballo, los tapices, las fundas para almohadones, los cojines hechos con pequeños espejos, las lentejuelas, los hilos de plata y las pesas de opio que deberán tener, si se quiere comprar las que son antiguas, la marca de acuñación en su parte inferior (aunque todo se puede falsificar).

En Bagan no es necesario rebuscar demasiado para encontrar deliciosas antigüedades de hierro o marfil, en su mayoría procedentes de monasterios budistas. Sin embargo, el viajero deberá tener en cuenta que este tipo de objetos son los más buscados por los aduaneros a la salida del país. 

 

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Texto: Jolanda Bonazzola de BCD Travel ± Foto: RVG IMAGES / Jolanda Bonazzola compás int • compass int de BCD Travel