Sus árboles forman una muralla de 50 metros de alto que únicamente permite el paso al 5% de la luz solar: selva y río Amazonas en América, producen el 20 % de las aguas del planeta. Un efecto llamado “los ríos voladores” transporta las gotas evaporadas de agua que sustentan la lluvia de otras regiones.

Ciertamente la región amazónica nos guarda aún muchas incógnitas... Hasta el momento se conoce de la existencia de 215 poblaciones originales; ellos conocen los secretos, las ordenanzas de la selva y el río, el lenguaje de las estaciones donde asoma una enseñanza aparentemente simple: respetar y armonizar con el entorno; venerar la fuente inagotable de sustento.

En la selva encuentran todo cuanto necesitan, se tratan de tú a tú con las incontables especies  animales que allí habitan y, de las cuales, se conoce aún bastante poco. La región del Amazonas abarca una distancia de 6,850 km, tiene 60,000 especies de árboles mayores, el río es el numero uno del mundo en cuanto a extensión, que baña un área boscosa imponente, catalogada como la más amplia.

Diversas personalidades han puesto en relieve su significado en biodiversidad, donde algunos preconizan se esconden las soluciones curativas a cada dolencia sobre la tierra. La selva resguarda registros genéticos, una inteligencia perfecta que se restaura segundo a segundo, con una fuerza renovadora y eterna. Cuentan que las semillas viajan montadas sobre las hojas tan lejos como la fuerza del viento lo permita para dispersarse en siembra fértil.

Una sabiduría ancestral que indica claramente cuáles son las soluciones. ¿Me gustaría conocer Marte? ¡Quizás…! Pero, no cambiaría ningún rincón del espacio en lugar de este planeta.