Uluru parece un enorme ser vivo semienterrado, porque cambia de tono según transcurre el día, por eso los amaneceres y anocheceres son espectaculares. Los colores rojos de la roca se funden con tonos ocres y las grietas y cavidades que tiene, se transforman en figuras y sombras mágicas. Los aborígenes Anangu conside ran el Uluru un lugar sagrado.
Texto: AMURA ± Foto: Flickr