Para hablar de Sevilla debemos comenzar por entender su historia y su herencia multiétnica. Desde la edad antigua tuvo mucho movimiento y presencia multicultural con los cartaginenses, romanos e itálicos, además de musulmanes y vikingos, y esto sólo en los primeros siglos d.C.
En 1248 se incorporó a la cristiana Corona de Castilla y León, al ser conquistada bajo el reinado de Fernando III, quien fue el primero en ser enterrado en la Catedral de Sevilla y a partir de entonces fue poblada por la aristocracia castellana. Como capital del Reino de Sevilla, fue una de las ciudades con voto en Cortes y alojó la Corte itinerante en numerosas ocasiones.
Durante la Baja Edad Media, la ciudad, su puerto y su activa colonia de mercaderes genoveses se situaron en una posición periférica e importante en el comercio internacional europeo. En ese tiempo, sufrió dramáticas convulsiones económicas, demográficas y sociales como la peste negra de 1348 o la revuelta antijudía de 1391.
Tras el descubrimiento de América en 1492, Sevilla se convirtió en el centro económico del imperio español. Los Reyes Católicos fundaron la Casa de Contratación, desde donde se dirigían y contrataban los viajes, controlaban las riquezas que entraban de América y, junto con la Universidad de Mercaderes, regulaban las relaciones con el Nuevo Mundo.
Florecimiento multicultural
En el siglo XVI, Sevilla experimentó un gran desarrollo y se construyeron algunos de los edificios más importantes del Centro Histórico. La ciudad llegó a ser un centro multicultural muy importante, lo que ayudaría al florecimiento de las artes, coincidiendo con su momento artístico más brillante: el Barroco.
Se vio afectada por la crisis del siglo XVI, lo que significó una decadencia económica y demográfica, al tiempo que la navegación por el Guadalquivir se dificultaba cada vez más, hasta que el monopolio comercial y sus instituciones se trasladaron a Cádiz.
La revitalización de la ciudad en el siglo XIX, con la industrialización y el desarrollo de la red ferroviaria española, coincidieron con la Época Romántica.
Durante el siglo XX, además de la trágica Guerra Ci- vil, presenció hitos decisivos como la Exposición Ibero- americana de 1929, la Exposición Universal de 1992 o su elección como capital de la autonomía andaluza.
Es por esto y por la riqueza de su gente, que cuando se emprende una visita a esta región y principalmente en Sevilla, uno se rodea de colores, olores y esencias de todo tipo, una mezcla entre lo barroco y lo marroquí, con una cubierta española.
Este recorrido zarpa de las orillas del río Guadalquivir, que a lo largo de sus riberas conviven remeros que preparan sus regatas, turistas, gitanos que han construido sus chabolas en el borde de su cauce; practicantes de esquí acuático acrobático o pescado, res de anguilas, quienes se quejan de lo mal pagado que está este oficio tan difícil.
Teatro y Plaza de Toros
Navegando un poco por las orillas del río Grande nos encontramos con la Torre del Oro, aunque espectacularmente disminuida, es parte de los monumentos más especiales de Sevilla, debido a su brillo dorado que se refleja sobre el río. Durante las obras de restauración de 2005, se demostró que este brillo, que hasta entonces se atribuía a un revestimiento de azulejos, era debido a una mezcla de mortero, cal y paja prensada.
En este mismo lugar, pudimos disfrutar del Teatro de la Maestranza y la Plaza de Toros de la Real Maestranza que al verlos, podemos entender un poco esta mezcla de lo antiguo con lo moderno, que hoy en día prevalece en casi toda Europa.
Este teatro, ubicado en la fachada del Cuartel de la Real Maestranza de Artillería, está considerado uno de los mejores teatros vanguardistas de España, poseyendo el escenario de mayores dimensiones del país (construcción que data de 1992), aprovechando el evento cultural que se celebraría ese mismo año, la Exposición Universal.
La Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla también nos ofrece algo de esta bipolaridad, ya que es una de las plazas de toros más antiguas del continente que hoy en día alberga muchas corridas sobretodo en la feria de abril además de ser una de las mayores atracciones turísticas de la ciudad por su espectacularidad, así como tener una escuela equina y un museo taurino.
Un poco más tarde y después de haber tomado un exquisito almuerzo y habernos guarecido del calor, seguimos navegando por el Guadalquivir hasta detenernos en la telecabina que nos lleva directamente a la Isla de La Cartuja, en donde se pueden ver muchos de los edificios que formaron parte de los pabellones de la Feria Mundial de 1992, en completa armonía con otra serie de nuevos edificios, en los cuales se encuentran todo tipo de empresas.
La Macarena
Saliendo de la isla y en tierra firme de nueva cuenta, nos vamos un poco hacia el oeste, con rumbo al barrio de la Macarena, que es donde conocimos la primera iglesia importante de Sevilla: La Basílica de la Macarena. Además, alberga un museo en el que se custodia el tesoro de la Virgen: maravillosos mantos bordados en oro, pasos, obras de orfebrería, pinturas, esculturas, etcétera.
En este mismo lugar podemos ver la Puerta de la Macarena, que está situada frente a la Basílica de la Macarena, uno de los pocos vestigios que quedan todavía en pie de lo que fueran las murallas de Sevilla, por donde hizo su entrada el emperador Carlos I.
Caminamos un poco para apreciar los únicos restos de la Muralla, que alguna vez cubriría toda la ciudad para su protección y que data del 65 a.C.
El día terminó y decidimos descansar en el hotel Alfonso XIII, que además de tener una privilegiada ubicación (desde su construcción en 1928 fue diseñado para ser el hotel más lujoso de Europa), aún mantiene mucha de esta clase, con su arquitectura de influencia árabe, la cual hace juego perfectamente con la ciudad.
Al siguiente día por la mañana enfilamos rumbo al centro para llegar a la famosa calle Sierpes, la cual comienza en la plaza de la Campana y termina en la plaza de San Francisco, donde a su vez se halla el Ayuntamiento.
La calle peatonal está llena de comercios, reconocidas confiterías, cafeterías y tabernas por lo que siempre hay sevillanos y extranjeros transitándola, de compras o aprovechando su tiempo de ocio. También pueden encontrarse estatuas humanas, mimos, músicos, pintores, e incluso, mantas de improvisados vendedores ambulantes.
Con la llegada de la primavera hasta la finalización del verano, se colocan toldos a la altura de las azoteas quedando ésta y otras calles próximas completamente “entoldadas”, lo que produce una sensación de alivio, al tiempo que resguarda del calor a los visitantes.
Barrio de Santa Cruz
Caminamos un poco más y nos encontramos con el Palacio Arzobispal, lugar de residencia de obispos y arzobispos de las sedes episcopales, además de militares y nobles. En fechas actuales es donde tiene su residencia el Cardenal de Sevilla.
Ubicado al lado de la Giralda, en la céntrica Plaza Virgen de los Reyes, plaza donde acontece la salida de la Catedral de todas las cofradías durante la Semana Santa, y que también es una puerta hacia el barrio de la Santa Cruz, que es a donde nos dirigimos. Esta tiene su origen en la antigua Judería sevillana, cuando el rey Fernando III de Castilla conquistó la ciudad, para concentrarse en Sevilla la segunda comunidad judía más importante de España.
Tras la expulsión de los judíos en 1483, este barrio que ocupaba lo que es el Barrio de Santa Cruz y San Bartolomé, cayó en picada hasta que a principios del siglo XIX decidieron llevar a cabo la reurbanización del barrio, logrando su estado actual gracias a esa iniciativa.
Hoy en día es un lugar con muchísima historia. Aquí mismo y en la plaza de la Santa Cruz pudimos admirar la Cruz de Forja, realizada por Sebastián Conde en el año de 1692, situado en el centro del jardín que decora la plaza.
Catedral de Sevilla
Después de descansar un poco decidimos encontrarnos con la iglesia más importante de la ciudad: La Catedral de Sevilla, el edificio gótico más grande del mundo y el cuarto templo cristiano en cuanto a tamaño, su construcción se inició en 1401, sobre el solar que quedó tras la demolición de la antigua Mezquita Aljama de Sevilla, y que a través del tiempo ha pasado por siete fases de construcción:
■ Almohade (1172-1248)
■ Mudéjar (1248-1401)
■ Gótica (1401-1528)
■ Renacentista (1528-1593)
■ Barroca (1618-1758)
■ Académica (1758-1823)
■ Neogótica (1825-1928)
En 1987 fue declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, donde además confluyen todas las procesiones de Semana Santa y, por si fuera poco la corona Giralda, nombre que recibe el campanario de la Catedral de la ciudad.
Los dos tercios inferiores de la torre, corresponden al Alminar de la antigua mezquita de la ciudad de finales del siglo XII, en la época Almohade, mientras que el tercio superior es un remate añadido en época cristiana para albergar las campanas. En su cúspide, se halla una bola llamada tinaja sobre la cual se alza el Giraldillo, estatua que hace las funciones de veleta y que fue la escultura en bronce más grande del Renacimiento europeo.
Archivo General de Indias
Siguiendo con los grandes edificios de esta ciudad, a continuación nos detenemos en el Archivo General de Indias, el cual está ubicado en la antigua Casa Lonja de Mercaderes, en la Avenida de la Constitución.
En el archivo se guardan documentos correspondientes al Nuevo Mundo, desde el momento del descubrimiento hasta el siglo pasado, entre los cuales se encuentran autógrafos de los principales protagonistas de la gestión colonizadora; la solicitud de un puesto en Indias de Miguel de Cervantes; el original de la Bula de demarcación de Alejandro VI; el diario de Colón y planos de las principales ciudades americanas.
Este gran archivo constituye fundamentalmente un centro de investigación sobre la historia de América.
Continuamos hacia el este sobre la avenida Constitución, para llegar al Real Alcázar de Sevilla, que hoy en día alberga al ayuntamiento de la ciudad, un edificio que data del siglo X y que es en la actualidad el Palacio Real más antiguo de Europa y en activo.
En 1988, el Ayuntamiento y Patrimonio Nacional firmaron un acuerdo donde el primero, como único dueño, autoriza a los Reyes de España y a sus familiares a la utilización del Alcázar como residencia.
Paseamos por sus bellos jardines, donde se reúnen caracteres árabes, renacentistas y modernos, los cuales están dispuestos en terrazas de vegetación verdeante, multitud de naranjos y palmeras con fuentes y pabellones, donde se respira frescor y quietud, lugar ideal para el descanso en la ciudad.
Plaza España
Salimos con nuevos bríos hacia la plaza España, no sin antes dejar de visitar el Costurero de la Reina, el cual es un pequeño edificio en forma de castillo y torrecillas en las esquinas, situado al borde de los jardines del Palacio de San Telmo, de donde formaba parte en aquellos tiempos.
Es el primero de estilo Neomudéjar mandado a construir por Antonio de Orleans, duque de Montpensier, casado con la Infanta María Luisa Fernanda de Borbón e influenciado por la arquitectura orientalista, que en esos momentos era lo que estaba en auge en Inglaterra. Hoy en día, es una oficina de turismo, sufriendo una remodelación en 2007.
Para ponerle la cereza al pastel en este recorrido nos dirigimos a la Plaza España, que fue considerada el monumento más emblemático de la Exposición Iberoamericana en el año de 1929, construida por el arquitecto sevillano Aníbal González.
Es una plaza de enormes dimensiones y espectacular desde donde se le vea. La plaza de forma semicircular representa a toda España y sus antiguas colonias, orientada hacia el río Guadalquivir, trazando el camino a seguir hacia América.
Está rodeada por un canal, el cual es atravesado por las cuatro torres que representan los cuatro antiguos reinos de España. En las paredes de la plaza se encuentran una serie de bancos, que definen el espacio de las 48 provincias de España colocadas por orden alfabético, donde resaltan sus escudos y sus hechos históricos más destacados. En el centro de la plaza se encuentra la fuente central, que es una obra de Vicente Traver.
Semana Santa de Sevilla
En el marco de esta gran plaza recordamos también por su importancia: la Semana Santa en Sevilla, uno de los acontecimientos más importantes que se produce cada año en la ciudad, desde el punto de vista religioso y cultural, celebrándose en la semana del primer plenilunio de la primavera, unas semanas antes de otro gran e acontecimiento que es la Feria de Abril de Sevilla; La Semana Santa de esta ciudad es una de las más importantes de toda España, e incluso, tiene una resonancia internacional en el mundo católico, declarada de interés turístico internacional. Además, Sevilla ostenta entre sus títulos el de “Mariana”, única ciudad en el mundo que posee dicho título. De esta manera llegamos a nuestro punto de origen, el río Guadalquivir, que además de agregar un brillo especial a esta ciudad es el protagonista de casi toda la historia y el protector y facilitador de la misma.
Con el deseo de regresar pronto, zarpamos hacia nuestro siguiente destino, que por el momento se ve en el lejano oriente.
Archivo General de Indias, Sevilla
El Archivo General de Indias, ubicado en la antigua Casa Lonja de Mercaderes, se encuentra en la avenida de la Constitución y está flanqueada por la Catedral, los Reales Alcázares y el Museo de Arte Contemporáneo.
Se decide construir en 1572, ante los abusos cometidos por los comerciantes que utilizaban las gradas de la Catedral para realizar sus transacciones, e incluso, llegaban a utilizar el interior del templo, en caso de lluvia o excesivo calor.
Una gran edificación, de planta cuadrada con dos pisos y un amplio patio central, en ocasiones relacionada con el edificio de Los Evangelistas del Escorial, debido a su monumentalidad y decoración.
Sus verdaderos constructores fueron Juan de Minjares y Alonso de Vandelviva, aunque se sabe que Juan de Herrera hizo planos para su construcción y el edificio siguió sus postulados estéticos.
Esta construcción se empieza a utilizar a partir del año de 1598, como lo indica la inscripción situada en la fachada norte; sin embargo, las obras continuaron hasta mediados del siglo XVII, las cuales fueron hasta 1629 di- rigidas por Zumárraga, autor de la segunda planta y la Cruz de Juramento, después fueron retomadas por Falconete hasta el término de éstas.
En el archivo se guardan documentos correspondientes al Nuevo Mundo, desde el momento del descubrimiento hasta el siglo pasado. Entre estos documentos se encuentran autógrafos de los principales protagonistas de la gestión colonizadora; la solicitud de un puesto en Indias de Miguel de Cervantes; el original de la Bula de demarcación de Alejandro VI; el diario de Colón, y planos de las principales ciudades americanas.
Este gran archivo constituye fundamentalmente un centro de investigación sobre la historia de América.
Texto: Enrique Rosas, Roberto Salido ± Foto: Consorcio Turismo de Sevilla, Oficina Española de Turismo, Turismo de Sevilla