Una región apaciblemente hermosa, donde emana la tradición milenaria del vino y las bondades de la naturaleza es el Valle del Rhin, una de las regiones alemanas productora de las catas más importantes del mundo.

Desde tiempos medievales, el cultivo del vino en esta región ha estado asociado a la noble variedad de uva blanca Riesling.

En el siglo XVIII, los viticultores en el Valle del Rhin fueron quienes por primera vez reconocieron el arte de recoger la uva en distintas etapas; de esta técnica proviene el llamado Prädikate (atributos especiales), que caracteriza a los vinos de calidad superior.

Otra variedad de uva en el Valle del Rhin es una versión de Pinot Noir llamada Spätburgunder. Los vinos de esta variedad son tintos, de cuerpo medio a robusto, con bouquet similar al sabor de las moras.

 

 

 

La Ruta del Vino

Es una de las rutas más hermosas y tradicionales en todo el país. Sus 85 kilómetros atraviesan la según da más grande región productora de vino en Alemania, adornados con las más hermosas vistas de valles, castillos, pequeños pueblos pintorescos y, por supuesto, exclusivos viñedos.

El clima de la región permite que aun durante los últimos meses de invierno, cuando la mayoría de los alemanes en las ciudades están sorteando los paisajes depresivos, la Ruta del Vino se comienza a transformar con el florecimiento de miles de almendros.

Aquí el clima es templado; el paisaje hermoso y las personas, amables y cálidas.

Durante el verano, el sol ilumina los viñedos mientras que las frutas de la región maduran y están listas para disfrutarse. En el otoño, la región entera se torna hacia todo lo que se relaciona con el vino, al momento en el que la nueva cosecha comienza a salir de las prensas. Es en esta época cuando la mayoría de los festivales de vino se llevan a cabo, desde tiempos de antaño, para conmemorar las bondades de la nueva cosecha.  

 

 

 

El ritual del vino se convierte en una verdadera celebración en la que la comida, el arte y la naturaleza son los protagonistas principales. El vino se vende principalmente por botella y los visitantes se llevan siempre una experiencia muy personal, al conocer los viñedos y platicar directamente con los productores de vino. La posibilidad de probar los vinos con los mismos viticultores les permite apreciar todos los detalles de este producto tan especial.

La Ruta (Deutsche Weinstrasse) comienza en Bockenheim y se desplaza hacia el sur, atravesando el corazón del Palatinado Renano hasta Schweigen, en la frontera con Francia. La región es especialmente encantadora, con una mezcla de zonas montañosas, románticos castillos y ciudades antiguas. Aquí se produce el 70% del vino del país y tienen lugar miles de festivales locales que giran alrededor de este tema.

 

 

 

 

Por el Valle del Rhin

El territorio del llamado Valle del Rhin se extiende por 65 kilómetros, a lo largo de los cuales este majestuoso río esculpe su camino por las montañas entre las ciudades de Koblenz y Bingen. Desde 2002, la zona es considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y tiene algunos de los paisajes más románticos en Europa.

Koblenz (Coblenza) es el punto de partida para el recorrido debido a su ubicación estratégica, a ambos lados del Rhin, en su confluencia con el río Moselle. Desde aquí es posible embarcarse en un crucero por el Rhin o por el Moselle para explorar ambos valles.

 

 

La Fortaleza Ehrenbreitstein y el Castillo Stolzenfels en la ciudad de Coblenza, son parte del patrimonio del alto Valle del Rhin Central. Cuatro montañas de mediana altura enmarcan la ciudad del Rhin y Moselle, que está rodeada en dos terceras partes de bosques, superficies verdes y agua.

La capital de la región es la ciudad de Mainz (Maguncia), en donde es posible apreciar la arquitectura gótica y embarcarse también en los tours en bote por el Rhin.

En esta región central del Valle, entre las ciudades de Worms, Bingen, Alzey y Mainz, se encuentran los más hermosos castillos y palacios que adornan la ribera.

En este recorrido por el río puede visitarse la Roca de la Loreley, inspirada en la leyenda que hizo famosa el poeta Heinrich Heine, la cual cuenta que la Loreley -una especie de sirena-, era una hermosa mujer rubia que seducía a los navegantes del Rhin y los llevaba a la perdición cuando ella cantaba sobre la roca que hoy día lleva su nombre.

La ciudad de Wiesbaden es también un centro histórico de la región. Aunque es la capital del estado contiguo de Hesse, la cercanía de esta elegante ciudad a la zona central del Valle la convierte en una opción muy cómoda para los visitantes.

Wiesbaden, como su nombre lo indica, debe su fama a sus numerosas fuentes termales. El punto central y emblemático de la ciudad es el edificio del balneario Kurhaus, con su elegante casino y construido en 1907, por órdenes del emperador Guillermo II.  

 

 

La poética Rüdesheim

Desde principios del siglo XIX, Rüdesheim a orillas del Rhin ha sido una ciudad preferida por muchos poetas alemanes y europeos. Su encanto sigue vivo hoy en día pues es considerada una de las más visitadas en todo el país.

Algunos de sus monumentos históricos son: La Torre de Adler, el milenario Castillo de Broemser y las mitológicas ruinas del Castillo de Ehrenfels. La indiscutible belleza de la ciudad puede verse opacada por el gran número de visitantes que recibe día con día. Una buena forma de evadir las multitudes es llegar temprano y dirigirse hacia el Mirador del Niederwald en las inmediaciones del bosque.

 

 

Desde la altura del Niederwald, es posible disfrutar increíbles vistas del Valle del Rhin y de la hermosa simetría de los viñedos. También se puede visitar el Monumento de Germania, al que se llega desde Rüdesheim y Assmannshausen, a través de un paseo por los viñedos en el cable teleférico o telesilla.

Entre las montañas cubiertas de viñedos, donde el Rhin avanza idílicamente entre las rocas, se ubica las ruinas del Castillo Ehrenfels. Rüdesheim marca también el preludio para la visita a la ciudad de Bingen, una de las últimas atracciones en la ruta del Valle del Rhin.

 

La ciudad de Eltville

Eltville es conocida como la Ciudad del Vino, la champagne y las rosas. Tiene un centro histórico adornado con hermosos edificios que invitan a la tranquilidad y al paseo.

 

 

 

 

 

Ubicada en el corazón del Valle del Rhin, es la ciudad más vieja en el Rheingau. Una buena opción para quienes desean vivir la experiencia de la Ruta del Vino, sin tener que sortear las multitudes de turistas.

Los pueblos vecinos de Oestrich-Winkel, Hattenheim, Kiedrich y Walluf complementan la atmósfera típica de la región, que aquí puede experimentarse de la manera más auténtica. La gran mayoría de los viñedos están abiertos al público.

A sólo 20 minutos a pie de Eltville se encuentra una de las mejores opciones de alojamiento de lujo: Schloss Reinhartshausen Kempinski, el único hotel en la zona que cuenta con su propio viñedo.

La historia de este complejo se remonta a 1189, cuando fue propiedad de los caballeros de Erbach hasta 1275. Por los siguientes cuatro siglos, el castillo perteneció a los caballeros de Allendorf, quienes en 1797 regalaron la propiedad a la dinastía Langwerth von Simmern. En 1801 la vieja construcción medieval fue reemplazada por el castillo que sobrevive hasta hoy.

Marianne de Prussia, hija del emperador Guillermo I de Holanda, se sintió tan atraída por la ubicación de la propiedad y por sus especiales condiciones climáticas que en 1855 adquirió el castillo.

La visión de esta princesa transformó al Schloss Reinhartshausen en un centro cultural de la región. Partes del castillo fueron reconstruidas y convertidas en un museo para alojar su colección de 600 obras de arte; muchas de estas pinturas aún pueden apreciarse en el hotel.

 

 

 

Castillos Eltz y Marksburg

Hay más de 30 castillos y palacios a lo largo del Rhin. Algunos de ellos se encuentran escondidos en las alturas, como el pintoresco Castillo de Eltz, sobre el  río Moselle, cerca de Koblenz y muchos otros predominan por la ribera del Rhin, en ambos lados.

El Castillo de Eltz es uno de los más visitados en toda la región. Víctor Hugo dijo que este castillo era “alto, terrorífico, extraño y oscuro”.

Escondido en el bosque, este castillo es el arquetipo de las construcciones medievales. Ha pertenecido a la misma familia desde hace mil años y, a diferencia de muchas otras construcciones de la región, nunca ha sido destruido.

Otro hermoso castillo es Marksburg. La construcción salta a la vista desde el río Rhin. Disfrutar la vista del Valle desde este castillo es algo sobrecogedor que lo transportará a tiempos medievales.

 

 

Valle del Ahr y la región de Eifel

La zona montañosa de Eifel ofrece un paisaje geológico interesante y único. Se trata de una región de volcanes extinguidos hace 10 mil años.

Antiguamente las poderosas fuerzas del interior de la tierra se abrieron paso hacia la superficie, perforando la corteza terrestre de la Eifel volcánica con una densa red de lagos volcánicos, los llamados ojos azules de Eifel.

El Río Ahr fluye a través del Eifel, desde la pintoresca ciudad de Blankenheim hasta que se une al caudal del Rhin.

En el Valle del Ahr es posible recorrer en bicicleta o caminar los 35 kilómetros de la Ruta del Vino Tinto en Alemania. Esta ruta lo lleva por el corazón del Valle, recorriendo los viñedos y las pequeñas aldeas.  

 

 

 

Meno-Taunus, joya verde

Las montañas de Taunus se extienden a 75 kilómetros, desde la región de Wetterau hasta el Rhin, con empinados descensos al Valle del Rhin y Meno (río Main en alemán), con un paisaje variado e impresionante. Los amplios bosques predominan en esta zona.

Meno y Taunus es una tierra rodeada de montañas, castillos, palacios y balnearios: una exuberante joya verde.

Desde sus alturas la vista alcanza más allá de la tierra rica en bosques a idílicos pueblos, solitarios molinos, montañas rocosas y tranquilas aguas hasta el horizonte de la metrópoli del Meno, la ultra-moderna ciudad de Frankfurt. La montaña más alta, a 880 metros sobre el nivel del mar, es el Große Feldberg.

La historia de la región se remonta a los pueblos celtas. Hoy en día es posible ver esta parte de la  historia del Taunus con las murallas celtas de piedra que lo adornan.

La zona es también protagonista de una de las leyendas germánicas por excelencia representada con la famosa Brunhildstein. Y entre las montañas se encuentran varios castillos. En aquel entonces los caballeros sabían dónde se podía vivir bien: en las alturas del Taunus sobre la llanura del Meno. Los castillos están en fila, uno al lado del otro.

Una excelente opción de alojamiento para explorar y disfrutar esta zona es el Kempinski Hotel Falkenstein. Se localiza en un área de seis hectáreas en el tranquilo resort de Königstein Taunus, en el corazón del bosque. Frankfurt y el aeropuerto internacional de la ciudad (uno de los más grandes de Europa), se encuentran a 20 minutos en automóvil.

Los alrededores del hotel lo transportarán a la más pura naturaleza, mientras que la vista de los rascacielos de la gran ciudad quedan como testigos en la distancia. Las propiedades naturales y medicinales de la zona son sus más grandes atractivos. Incluso dentro del resort, es posible apreciar las bondades del Taunus.

El agua proviene de la fuente privada del hotel, que permite apreciar su sabor puro y cristalino e incluso abastece la alberca del mismo. El resort también cuenta con su propio spa, el Ascara Spa, que ofrece una serie de tratamientos de belleza, Ayurveda y programas de salud.

Le invitamos a que descubra la Ruta del Vino, desde el Valle del Rhin, la del Mosela, con sus pequeñas bodegas y singulares paisajes; la de Loreley y sus leyendas, además de magníficos castillos. La Alemania de paisajes exuberantes, con sus rutas turísticas que atraviesan regiones de indiscutible belleza: Willkomenn in Deutscheland!

 

 

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Margarita Liceaga

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Texto: Kundalini Muñoz ± Foto: Mosellandtouristik GmbH, Rheinland-Pfalz Tourismus GmbH, GNTB.