Más que samba y carnaval
Es un país con el tamaño de un continente, con gente tan diversa como su tierra. Brasil da inicio a su historia con una búsqueda de oro, y a cambio dio riquezas inimaginables. En este país, todo puede ser transformado. Producto de una mezcolanza de raíces diferentes, surge algo innovador y único como la cultura brasileña, creada a base de varios pueblos que constituyen la demografía de ese país sudamericano: indígenas, europeos, africanos, asiáticos, árabes etc, así como a la amplia gama de manifestaciones a través de las cuales se ha ido expresando esta amalgama de expresiones culturales: música, pintura, literatura, cine, arquitectura. Como resultado de una intensa mixtura entre los pueblos, surgió una realidad cultural peculiar.
Desde el Descubrimiento de Brasil hasta mediados de los siglos XIX y XX, la distancia entre la cultura popular y la cultura erudita era bastante amplia: la primera buscaba ser una copia fiel de los cánones y estilos europeos, la segunda era formada por la adaptación de las culturas de los diferentes pueblos que formaron el pueblo brasileño en un conjunto de valores, estéticas y hábitos rechazados y despreciados por la élites.
Gran parte del proyecto estético modernista fue justamente el de rescatar en los campos considerados “nobles” de la cultura (las artes en general, la literatura, la música, etc.) y hasta los hábitos cotidianos, considerándola como una legítima cultura brasileña. Dentro de los diversos pueblos que formaron el Brasil, fueron los europeos aquellos que ejercieron la mayor influencia en la formación de la cultura brasileña, principalmente los de origen portugués. Durante los 322 años en que el país fue Colonia portuguesa, hubo un traspaso de la cultura de las metrópolis para las tierras sudamericanas. Los colonos portugueses llegaron en mayor número a la colonia a partir del siglo XVIII, siendo ya en ese siglo el Brasil un país Católico y de lengua dominante portuguesa. Según algunos historiadores, siglos de dominación moura y relación con otras civilizaciones facilitaron el contacto entre los colonos portugueses y los indígenas brasileños, lo que no impidió que la población nativa fuera disminuyendo a causa de la acción colonizadora.
Las primeras décadas de colonización posibilitaron una rica fusión entra la cultura de los europeos y la de los indígenas, dando lugar a la formación de elementos como la Língua geral, que influenciaron en el portugués hablado en Brasil, y diversos aspectos de la cultura indígena heredados por la civilización actual brasileña. Además de la disminución de los pueblos autóctonos, hubo una acción catequizadora y una intensa mixtura, lo que contribuyó para que muchos de esos aspectos culturales fueran perdidos. La influencia indígena se tornó más fuerte en ciertas regiones del país en que esos grupos consiguieron mantener las mayores distancias de la acción colonizadora en zonas pobladas recientemente, principalmente las porciones de la Región Norte de Brasil.
Cidade Maravilhosa
Los brasileños le llaman a Río “La ciudad maravillosa” y es cierto que es uno de los espectáculos urbanos más hermosos en el mundo. Concentrada en un estrecho listón entre el mar y las montañas, es hogar de casi siete millones de residentes. Son protegidos por el punto de referencia más emblemático de Rìo, la estatua del Cristo Redentor situada a 709 metros sobre el nivel del mar. Caminar por las calles de Río es revivir la historia de Brasil. Los edificios antiguos del centro de la ciudad y alrededores guardan la memoria de los momentos principales del país.
En enero de 1502, la segunda expedición portuguesa de exploración, que lideró Gaspar Lemos, llegó a la bahía de Guanabara. Al avistar lo que pensó ser la desembocadura de un río, le dio el nombre de Río de Janeiro (Río de Enero) a la región. Pero solo en 1565 Estácio de Sá fundó el municipio, que bautizó con el nombre de São Sebastião do Rio de Janeiro, en honor de Don Sebastián, en aquel entonces Rey de Portugal.
Durante el Imperio, la región vivió de su potencial portuario y de los ciclos de la caña de azúcar, del oro y del café. En 1763, Río de Janeiro se convirtió en capital del Imperio.
En 1889, el Mariscal Deodoro da Fonseca lideró un grupo de militares del ejército que destituyó al emperador de su cargo y asumió el poder en el país. Con la Proclamación de la República, en 1889, la capital del Imperio se convirtió en capital federal de Brasil.
A principios del siglo XX, las calles anchas y las construcciones imponentes surgen en la ciudad, la mayoría en estilo fin-de-siècle francés. En 1920 se fundó la primera universidad del país en Río de Janeiro, que se denominó URJ (Universidad Río de Janeiro). Después de este período, se fundaron muchas instituciones de educación superior y centros de estudio sobre la cultura e historia de Rio, con el objetivo de rescatar la memoria y construir una identidad para el pueblo del estado.
Río de Janeiro siguió siendo la capital de Brasil hasta la inauguración de Brasilia en 1960. En esa misma época surgieron muchos de los más grandes representantes, mundialmente conocidos, de la cultura brasileña en los campos de la literatura, música y artes plásticas. Muchos de ellos —Tom Jobim, Oscar Niemeyer, Chico Buarque y muchos más— aún son recordados como iconos brasileños.
48 horas en Río
El happy hour en los alrededores del Largo dos Teles es una tradición del centro de la ciudad. Sea lunes o viernes, no importa, siempre encontrará mesitas por calles como Rua do Ouvidor, Rua do Mercado e, incluso, en el mismísimo Largo do Teles.
Es lo que hacen los cariocas para relajarse después de un día de trabajo: deleitarse con una cerveza bien fresca, acompañada de comida típica. Aquí podrá charlar y disfrutar de la compañía de amigos y del clima de la ciudad, —perfecto para actividades al aire libre— uno de los puntos más animados del Polo Histórico, Cultural y Gastronómico de la Praça Quinze.
Con vistas bellísimas, desde la zona norte hasta la zona sur, la ciudad de Río de Janeiro invita a los habitantes y turistas a la práctica de ejercicios al aire libre. El frescobol es un deporte tradicional, creado en la playa de Copacabana en los años 50, se convirtió en otra de las actividades recreativas que practican los cariocas en días soleados de verano y de invierno.
Las calles de Copacabana son excelentes para paseos nocturnos en bicicleta y, a fin de tarde, la orilla del mar es perfecta para partidos de voleibol de playa o de futvóley que tiene características del fútbol —el jugador puede tocar la pelota con cualquier parte del cuerpo, antebrazos y manos— y del voleibol. Otro ejemplo es la práctica de kite surf en la Laguna Rodrigo de Freitas, con vista privilegiada del Cristo Redentor, y como escenario de fondo las montañas de la Floresta da Tijuca y de la Pedra da Gávea.
Conocida por la piedra de mismo nombre que invade el mar, la pequeña playa de Arpoador tiene cerca de 500 metros de longitud y está ubicada entre el fuerte de Copacabana y la playa de Ipanema, este lugar ofrece una de las vistas más deslumbrantes de Río: la puesta de sol detrás del monte Dois Irmãos, con las playas de Ipanema y Leblon como escenario. Tal momento inolvidable forma parte de lo cotidiano de todos los que frecuentan la zona sur. De octubre a febrero, es habitual ver cariocas salir del trabajo e ir directamente a la playa, simplemente para aplaudir este espectáculo de la naturaleza.
Gran parte de la historia de Brasil permanece viva en Río de Janeiro. Bellos edificios de los siglos XIX y XX abrigan museos, iglesias y centros culturales que recomponen la historia de la ciudad y la cultura del país. Hay gran variedad de espacios que ofrecen exposiciones temporales, muestras de cine, presentaciones de música, teatro y danza.
El Museo de Arte Moderno representa un hito en la arquitectura brasileña. Los trazos del arquitecto Affonso Eduardo Reidy y el proyecto paisajístico de Roberto Burle Marx resultaron en uno de los espacios culturales más famosos de Río de Janeiro. Grandes exposiciones nacionales e internacionales tienen lugar en el museo, inaugurado en 1958 y reactivado en 1990. Entre las iglesias y espacios para práctica religiosa, la Catedral Metropolitana, inaugurada en 1979, se destaca por la grandiosidad y modernidad del proyecto arquitectónico en forma de cono. La catedral tiene 75 metros de altura, 106 metros de diámetro externo y capacidad para 20 mil personas de pie. En su interior, las vidrieras de colores deslumbran a todos los visitantes.
La Isla Fiscal es otro escenario antológico de Río de Janeiro. El local fue un puesto aduanero hasta 1913 y se hizo famoso por haber albergado el último baile del Imperio, en noviembre de 1889, en el palacete de la isla. La construcción, que remite a un castillo neogótico, está abierto a visitas. Se accede en barco, que se puede tomar en el Espacio Cultural de la Marina, en el centro de Río.
Imperdible para los amantes del arte contemporáneo, el edificio que sirvió de sede y agencia del Banco do Brasil hasta 1989, hoy se encuentra renovado y alberga uno de los espacios artísticos y culturales más en boga de la ciudad. Ubicado en la avenida Presidente Vargas, cerca de la famosa Iglesia de la Candelaria, el centro cultural cuenta con biblioteca, cine, teatro, tienda, salón de té y restaurante, además de los espacios dedicados a las exposiciones temporales.
Ela é Carioca
Carioca significa “Casa del hombre blanco” y pese al pensamiento popular, no todos los brasileños son Carioca, para obtener el gentilicio se tiene que ser nativo de Rio de Janeiro. Sin embargo, no hay que equivocarse, pues los nacidos en este estado son llamados fluminenses, por lo que todos los Cariocas son fluminenses pero no todos los fluminenses son Cariocas. Conocidos por su sentido del humor, actitud y estatus cosmopolita, los nativos de Río son en sí una declaración. La alimentación del Carioca es rica, exótica y variada. Tanto así que quizá podemos sentirnos parte de su comunidad el día que descubrimos la “caipirinha” y la “feijoada”.
Los cariocas, sin importar su estatus social ó económico, no pueden dejar a un lado las carreras de autos, el futbol y la moda, las cuales son actividades y disciplinas que viven y forman parte natural del físico, la idiosincrasia y el espíritu brasileño.
El verdadero Carioca no es el que nace en Rio, sino el que da vida, goza y comparte la escancia de la “Ciudad Maravillosa”.
São Paulo
Esta rica ciudad es conocida mundialmente como la capital del turismo de negocios de Brasil, llegando a concentrarse hasta el 70% del movimiento nacional en este segmento. Sin embargo, su estructura gigante no es sólo por el aspecto económico, porque eso sí, alcanzó el título de la zona comercial y financiera más importante de América Latina. Sao Paulo es la mayor infraestructura de Brasil en la política y la cultura. Nueve millones de visitantes asisten cada año a ferias, congresos, exposiciones, generando ingresos de hasta 5 millones de dólares a la ciudad. Para tener una idea, São Paulo, es responsable de la celebración de las ferias más importantes que se celebran en el país.
Muchos de sus monumentos tienen una enorme influencia en la historia de este país, por el Memorial de América Latina, el Jardín Botánico, el Parque de Ibirapuera y el Museo de Arte de São Paulo. El Teatro Municipal de São Paulo organizó nada menos que la Semana de Arte Moderno de 1922, un evento que dio una nueva dirección para las artes en Brasil, cuando se abriría la puerta a la modernidad. Hoy es sede de eventos como la Bienal Internacional de Arte, el Gran Premio de Fórmula 1 y de la Sao Paulo Fashion Week. La Tierra de llovizna es considerada por muchos la mejor vida nocturna en el país con todo tipo de diversión y entretenimiento. En 1997, recibió el título de “Capital Mundial de la Gastronomía, compitió entre los 43 países en el 10º Congreso Internacional de Gastronomía, Hotelería y Turismo. La historia de São Paulo comienza con la capitanía de São Vicente, el resultado de una donación hecha el 28 de septiembre de 1532 por el rey de Portugal, D. Juan III.
El origen de São Paulo de Piratininga en un principio, se centró en la subsistencia de la agricultura, utilizando mano de obra de nativos locales, tratando de implementar y ampliar el cultivo de caña de azúcar. Sin embargo, en ese momento, se tenía en mente un negocio aún más lucrativo, el comercio de metales preciosos.Cuando se separó de la Corona, con la intención de controlar sólo las minas de Minas, São Paulo era mucho mayor que la medida en que se conoce hoy en día.
Como resultado, São Paulo se mantuvo durante todo el siglo XVIII, casi con una sola función, el punto de partida para la expansión del territorio de Brasil, sur y noreste. En cuanto a la lengua, hasta mediados del siglo XVIII, el idioma que predominaba era la “lengua general” básica Tupi-Guaraní, que se prolongó hasta el momento de la aparición de la unión de las coronas Ibéricas entre 1580 y 1640.
Hasta entonces se estima que la lengua española había sido frecuente. En 1822, con la independencia, los indios no representaron una parte importante como en las regiones colonizadas por africanos siendo alrededor el 25% de la población, y los mulatos con el 40%, se concentraba en grandes cantidades, sobre todo en los campos de caña de azúcar. En el momento de la vuelta del siglo XVIII hasta el siglo XIX las plantaciones de café comenzaron a tomar el lugar de la caña de azúcar, allí mismo, São Paulo dará su “recesión económica”. En septiembre de 1922, el heredero al trono, el príncipe Don Pedro declaró su independencia, dando más protagonismo a São Paulo, que ha experimentado un aumento considerable en el número de plantaciones de café. Esta cultura fue, sin embargo, la responsable por la expansión y multiplicación de los ferrocarriles.
Mato Grosso Do Sul:
Conocido por su biodiversidad, Mato Grosso do Sul tiene en el turismo ecológico un importante atractivo, especialmente en la región sur del Pantanal. Reconocido por la Unesco como Patrimonio Mundial Natural y Reserva de la Biosfera, el Pantanal es una planicie que sufre inundaciones periódicas y es una de las reservas naturales más diversificada del planeta. La principal ciudad pantanera es Corumbá, que tiene a la pesca deportiva como su actividad central.
La Ruta del Correntoso a caballo, que abarca los municipios de Aquidauana, Corumbá y Miranda, ofrece un paseo por algunos de los paisajes más bellos. El trayecto se realiza en siete u ocho días de cabalgata y pasa por tres posadas, cada una con diferentes atractivos, pero todas con una buena infraestructura, como apartamentos con aire acondicionado, piscina, caballos y cocina típica regional. El trabajo continuo de la erosión dio la forma actual de la Sierra de Bodoquena, donde está situado el municipio de Bonito. Aquí se formaron inmensas cavernas.
La capital del estado, Campo Grande, se caracteriza por la diversidad de costumbres, música y gastronomía, refleja los singulares rasgos culturales debido a la herencia dejada por los indios y por los europeos, japoneses, paraguayos, bolivianos e inmigrantes de otros estados.
Bonito, situado a 260 kms. de Campo Grande, capital del estado de Mato Grosso do Sul, y lugar de exquisita belleza, de ahí su nombre, posee innumerables grutas, cavernas, manantiales, acuarios naturales, cascadas, lagunas y lugares arqueológicos. Uno de los lugares más conocidos es la Gruta del Lago Azul, situada en la Fazenda Anhumas, a 21 kms. de la pequeña ciudad, la gruta, descubierta por los indios Terena en 1924, ofrece por la mañana un espectáculo único, entre las 7h30 y las 9h30, los rayos de sol invaden la caverna y se reflejan en el agua, tornándose azules y provocando la formación de un vapor que corta el aire con los colores del arco iris. Las estalactitas de la gruta también se reflejan en las aguas del lago, duplicando las imágenes.
El Lago Azul es un lugar prehistórico, donde buceadores brasileños y franceses descubrieron fósiles de animales de hace 10 millones de años, entre los cuales se encuentra un perezoso gigante. El Acuario Bahía Bonita es otro de los lugares más conocidos de la región, situado a 7 kms. de la ciudad, está formado por el manantial de aguas cristalinas del río Formoso, con plantas exóticas y bancos de peces de diferentes colores.
Corumbá, puerto fluvial situado en la margen derecha del río Paraguay, en la frontera con Bolivia, es una de las mayores ciudades de Mato Grosso do Sul y uno de los principales puntos de partida hacia el Pantanal. Su nombre procede del tupí-guaraní y significa lugar distante, la ciudad queda en el extremo oeste de Brasil y el acceso a ella se hizo durante mucho tiempo casi exclusivamente a través del río Paraguay, en la actualidad se puede acceder en diferentes medios, además del barco. Corumbá conserva iglesias y monumentos arquitectónicos seculares, entre los cuales se encuentra el Casario do Porto Geral, construido en el siglo XIX, y la Oficina de Telégrafos, construida sobre palafitos a principios del siglo XX. Además de estos monumentos y de las excursiones al Pantanal, en la región también están el Forte Coimbra, el Porto Esperança, las Minas de Urucum y el Porto da Manga.
El Pantanal de Mato Grosso, con una extensión de 250.000 km2, es la mayor área inundable del mundo. El Pantanal es una inmensa cuenca intercontinental, delimitada por el Planalto Brasileiro, al este, por las Chapadas Matogrossenses, al norte, y también por una cadena de montañas y tierras altas de la falda andina, al oeste. En cierta forma es un gran delta interno, donde se acumulan las aguas del Alto Paraguay y de un gran número de ríos que bajan del Planalto. A través del río Paraguay, el Pantanal está íntimamente ligado a la gran cuenca del río Paraná-río de la Plata. No obstante, existen al norte del Pantanal conexiones acuáticas difusas con afluentes amazónicos , en especial con el río Guaporé. El drenaje de este delta interno, por medio de la estrecha y lisa barra del Cierre de los Morros do Sul, se hace con mucha dificultad. Sin embargo, enormes cantidades de agua estancada detrás de esta presa hacen del Pantanal un laberinto imprevisible de aguas paradas y corrientes, temporales o permanentes. En las leyendas indígenas y en los primeros mapas, el Pantanal es recordado como un gran lago poblado de islas, el “mar dos Xaraiés”.
La vegetación acuática es fundamental para la vida pantanera. Las plantas flotantes son los principales productores primarios en las aguas del Pantanal. Llevadas por los ríos, estas plantas constituyen verdaderas islas flotantes, los camalotes.
El pasado geológico ha permitido que el Pantanal constituya el mayor entronque de los intercambios de la flora y fauna acuáticas de América del Sur. En los lugares donde hay muchos yacarés se encuentran pocas pirañas. Cuando los yacarés son diezmados por la caza indiscriminada de los vendedores de pieles, la población de pirañas agresivas aumenta en perjuicio de otras especies. Las serpientes son escasas en el Pantanal, principalmente en las áreas inundables, aunque hay serpientes de agua.
Las aves del Pantanal son una de las mayores atracciones, reunidas en enormes concentraciones, explotan los recursos alimenticios acuáticos. Acompañar a las aves al anochecer o al amanecer a su lugar de descanso, a orillas de los ríos donde pasan las noches es un magnífico espectáculo, además podemos encontrarnos otras especies, entre las que destacan los ciervos del cerrado y otros mamíferos, como el cachorro-vinagre, la anta, la paca, el lobo-guará;entre los primates, se encuentra el macaco-prego, cerdos de monte, la panthera onza, y otros felinos que son atraídos por la abundancia de presas. Por toda esta variedad El Pantanal se ha convertido en uno de los lugares más interesantes y bellos del planeta para realizar extraordinarios “Safaris fotográficos”. (Muy aconsejable para los amantes de la naturaleza y el medio ambiente).
Espírito Santo:
En sus orígenes se la denomino Capixaba, formada por la mezcla de varios pueblos y razas: indios, negros, italianos, alemanes, entre otros. Es un estado que por su situación y sus infraestructuras portuarias actúa como nudo de comunicaciones con el resto de Brasil y con otros mercados internacionales.
El estado es el tercer productor de café del país, el mayor productor y exportador brasileño de papaya, producción textil de lino que se sitúa en el primer productor a nivel mundial, celulosa, etc.
Ocupando una franja estrecha y larga entre el mar y la montaña, Espírito Santo tiene un gran potencial turístico, con playas para todos los gustos, construcciones antiguas y marcos históricos de la colonización. Su capital, Vitória, fundada en 1551, es una isla y la segunda ciudad más antigua del estado. La primera es Vila Velha, fundada en 1534 por el portugués Vasco Fernandes. La hostilidad de los indios goitacases obligó a los colonizadores a mudarse de Ilha Velha (la isla de enfrente). En la disputa con los indios por la posesión de la tierra, triunfaron los portugueses que dieron al nuevo poblado el nombre de Vitória. Las dos ciudades prosperaron y actualmente viven en armonía, separadas por un puente de 4,8 kms Recortada por ensenadas, Vitória tiene cinco playas y es la mayor isla de un archipiélago de 33 islotes. Los trozos de tierra están unidos por puentes.
Las extraordinarias playas que se encuentran saliendo de Vitória en dirección sur (sólo la capital es una isla, el resto del estado está en el continente), tiene 113 kms de playas, entre las cuales destacan Setiba, Três Praias, Itaoca, Marataízes y Guarapari, el balneario más famoso de Espírito Santo. La arena monolítica de estas playas, es considerada medicinal y es muy apreciada por los bañistas.
En el recorrido se encuentra la pequeña aldea de pescadores de Nova Almeida, a 30 kms de la capital, donde se recomienda la visita a la iglesia de los Reis Magos, una construcción jesuítica del siglo XVI declarada Patrimonio Histórico Nacional.
· A 12 kms de São Mateus está la Isla de Guriri. Itaúnas, donde la naturaleza es la protagonista, con sus dunas de arena, algunas de 30 m. de altura. El Parque Estadual de Itaúnas guarda un rico ecosistema, con marismas, bancos de arena, ríos, lagos, playas y abundante vegetación. Allí se encuentra también una de las principales bases del proyecto Tamar, un centro de estudios de tortugas marinas, donde, de septiembre a marzo, el visitante puede observar el desove de las tortugas.
· La región serrana de Espírito Santo ofrece varios recorridos de carácter rural para el ecoturismo. Son zonas habitadas por descendientes de europeos la mayor parte, como se puede apreciar en sus celebraciones y fiestas como: el Festival de la inmigración alemana (Sommerfest), la Fiesta de la Fresa de Pedra Azul, la Fiesta del Colono, en Santa Maria de Jetibá, etc.
· En la región serrana se encuentra también Santa Teresa, a 50 kms de Vitória, tierra de los colibríes y del naturalista Augusto Ruschi, que fundó allí el Museo Mello Leitão. En medio de la ciudad, viven en la vegetación más de 20 especies de colibríes y miles de animales y plantas.
Santa Catarina:
El estado de Santa Catarina posee un territorio lleno de contrastes: se contraponen con el litoral de bellas playas, bahías, ensenadas y decenas de islas; en la arquitectura, varios municipios mantienen sus construcciones típicas de la época de colonización; en cuanto a la capital, Florianópolis, es una ciudad de edificaciones modernas y sofisticadas, marcada por la fuerte presencia de los jóvenes, los deportes náuticos y los campeonatos de surf. Entre las playas más importantes del estado se destacan Bombinhas, que es considerada la capital del buceo brasileño y Balneário Camboriú, una de las playas más populares.
Los veranos se caracterizan por tener temperaturas altas, por lo que los lugares más visitados del estado son Itapema, Garopaba, Joaquina, Canasvieiras y Praia Mole; el riguroso invierno de la Sierra Catarinense trae consigo fuertes heladas - a veces, acompañadas con nieve - hecho que atrae a turistas de todo el país. Los lugares más visitados de la sierra son Lages y São Joaquim. En el valle de Itajaí – en dirección a Blumenau – están concentrados diferentes destinos con respecto al turismo de negocios. En el municipio de Timbó, se destacan lugares óptimos para la práctica de deportes radicales como ráfting, canyoning y prácticas verticales. Conocido como un pedazo de Europa en medio del sur del país, el estado de Santa Catarina tiene uno de los mayores índices de desarrollo del Brasil, basado en una producción diversificada. Otra gran atracción es el Faro de Santa Marta, el más grande de América y tercero a nivel mundial.
Minas Gerais:
Belo Horizonte- Si tuviéramos que elegir una frase para definir la capital de Minas Gerais, esta sería una ciudad en plena ebullición. La tercera ciudad más grande de Brasil y la cuarta más rica, Belo Horizonte representa la unión de la urbanización tradicional y contemporánea, se pierde con la exuberante naturaleza y el aire cosmopolita lleno de hospitalidad.
Rodeado por el Corral Sierra, Belo Horizonte fue la primera ciudad planificada moderna brasileña y su nombre realmente no podría ser más apropiado. Desde lo alto de las montañas, dondequiera que se mire, las vistas son impresionantes. La naturaleza, siempre muy generosa con esta región, ofrece un espectáculo al día sin igual: una impresionante puesta de sol. La capital cuenta con decenas de parques bien cuidados, calles arboladas, jardines y grandes parques hermosos, que son refugio de muchas especies de fauna y flora y sirven para aquellos que buscan la tranquilidad, la salud y el bienestar. El celo por la naturaleza, la ciudad ha sido reconocida por el título de “ciudad jardín”. Con la inspiración de aquellos que han sido bendecidos con una belleza tan natural, Beagá (como le llaman los brasileños) respira cultura, el arte, la gastronomía y lo bohemio. Su vida cultural pone agitado todos los estilos de espectáculos, exposiciones y festivales internacionales. Sus grupos de danza, teatro y música cruzaron las montañas para ganar el mundo. Acompañando a todo este entusiasmo, la ciudad ofrece numerosas opciones para comer.
Sus bares tradicionales con sillas en las aceras son una invitación irresistible para reunirse con amigos, hacer una pequeña charla, conocer gente y experimentar con diferentes tipos de aperitivos que son tan deliciosos, incluso ganó un festival. Beagá es como una capital estadounidense. Bares para los que gustan de un ambiente más informal y bohemio latino, no hay mejor lugar para visitar.
Juiz de Fora - Es una ciudad de patrimonio natural y cultural. Posee varios museos y edificios que cuentan su historia. El más visitado es el Museo Mariano Procopio, con una vasta colección de la época imperial, fue el primero en ser montado en Minas Gerais, en 1922. Tiene más de 46 millones de piezas que van desde artefactos arqueológicos de especímenes botánicos y zoológicos. El sitio también alberga el Museum Park, que cuenta con animales exóticos, pista para caminar y la infraestructura completa.
Otros atractivos del destino que deben ser visitados son los Mascarenhas espacio, el Museo y Credireal Ferroviario, los parques y Lajinha Halfeld y Horto Florestal Pit D’tapires.
Ouro Preto- Fue la primera ciudad de Brasil y una de las primeras en ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Ouro Preto alcanzó esa condición en 1980. Famoso por su exquisita arquitectura colonial, la ciudad fue construida por esclavos y artistas a la altura del Ciclo del Oro.
Su gran valor histórico como la etapa de la Conspiración de Minas y su conjunto histórico significativo, no son los únicos atractivos de la ciudad, que también se beneficia de su intensa actividad cultural y el rico ecosistema que lo rodea, con cascadas, senderos y una zona de gran matorrales. Sus imponentes y silenciosas iglesias contrastan con el ambiente juvenil y alegre proporcionado por el movimiento contagiosa de estudiantes y turistas, siempre dispuestos a celebrar en su famosa república o las laderas de la ciudad.
Paraná
Las Cataratas del Iguazú - uno de los mayores espectáculos naturales del planeta - son algunas de las muchas atracciones turísticas, con un valor para muchos geográfico, histórico y cultural, que se puede visitar durante todo el año en Paraná.
Es considerado como uno de los estados con destinos turísticos más completos en Brasil. El Iguazu - junto con más de doscientos cataratas - es la principal postal del estado. En todas las regiones la estructura y el servicio del hotel es excelente, especialmente en Foz do Iguaçu. Curitiba capital es una moderna ciudad sofisticada, cosmopolita, con un circuito diverso histórico, cultural y gastronómico. Sobre todo en la arquitectura y la cocina, se nota gran influencia europea, el legado de los inmigrantes portugueses, italianos, alemanes, polacos, ucranianos y otros pueblos que conforman el mosaico étnico-cultural de Paraná.
Además de la variedad étnica, tiene una gran diversidad de ambientes. En la costa hay algunos santuarios famosos, como la Ilha do Mel, y Guaraqueçaba Parque Nacional Superagüi. En la región de Campos Gerais, se encuentra el Parque Estadual de Vila Velha, con sus gigantescas esculturas de piedra, y el cañón Guartelá, el sexto más grande en el mundo. Hay otros destinos, rutas y productos turísticos estructurados como Caiobá en Matinhos y Guaratuba, las ciudades históricas de Paranaguá. La histórica ciudad de Lapa y cascadas Prudentópolis. Tropeiros, corredor cultural que integra dieciséis ciudades, ofrece hoteles de descanso agrícolas y programas de turismo rural. Paraná también tiene excelentes balnearios, spas, resorts, y la aventura de centros eco turísticos extendidos por todo el estado. ¡Paraná es sinónimo de hospitalidad y turismo!
Rio Grande Do Sul
Rio Grande do Sul es una de las 27 unidades federativas del Brasil. Situado en el sur, tiene límites en cuanto al estado de Santa Catarina, al norte, el Océano Atlántico al este, Uruguay hacia el sur y Argentina al oeste. Su capital es la ciudad de Porto Alegre y otras ciudades importantes son: Caxias do Sul, Pelotas, Canoas, Rio Grande y Santa Maria.
El Estado tiene un papel notable en la historia de Brasil, después de haber sido el escenario de la Guerra de la Trapería, la guerra civil de la mayoría del país, y el conflicto armado más largo de las Américas. Su población se compone en gran parte de los descendientes de indios, portugués, alemán, italiano, africano y asiático. En ciertas regiones del estado, como la región de Serra Gaucha y la mitad sur del país, todavía se puede escuchar el idioma italiano y dialectos del alemán.
De Carnaval y Otras Cuestiones…
Las fiestas populares constituyen uno de los rasgos identificatorios más emblemáticos de esta nación, por ser impregnadas de espontaneidad y originalidad. Sus rituales constituyen la cultura popular, el lenguaje del pueblo, todo lo que viene de él y su alma. Son historias, recuerdos y emociones compartidas que unen hombres en colectividad y los aproxima a su tierra.
Hasta recientemente, muchos creían que el proceso de globalización implicaría el fin de las expresiones culturales únicas e identificatorias, entre ellas, las fiestas populares. Sin embargo, es por medio de mecanismos culturales dinámicos y los medios de comunicación que las fiestas populares logran mantener vivos ritmos y estructuras tradicionales. Por un lado, se apoyan en la propia capacidad para actualizarse constantemente, incorporando elementos no apenas del tiempo y del lugar, donde son celebrados, sino también de otros contextos y matices en el ámbito de la dinámica circular de elementos populares. Por otro lado, las fiestas populares se benefician por la saturación causada en las manifestaciones del mercado, ofreciendo al público las marcas propias de una comunidad. De ese modo, a inicios del siglo XXI, se verifica la pujanza de las fiestas populares, la cual ocurre de manera paralela, dentro y al margen de las industrias culturas y células de la difusión cultural del país en cuestión.
En el caso de Brasil, la variedad y riqueza de sus festejos revelan una admirable diversidad cultural, donde elementos de múltiples orígenes fueron asimilados en las manifestaciones culturales hibridas y autenticas a la vez, como tan bien definieron los intelectuales del Modernismo brasileño.
Ejemplo de eso es el carnaval, que constituye, sin ninguna duda, la más conocida fiesta popular brasileña, es aguardado con gran expectativa y conmemorado con vivacidad y descontracción en las más diversas regiones del país. Justamente por su larga diseminación, se celebra el carnaval de las maneras más diversas y creativas en Brasil, ya sea en las escuelas de samba, en la calle, en bailes de salón o en tríos eléctricos: todas, manifestaciones de una misma fiesta, reunidas bajo el signo de una contagiante alegría. ¿Si existen varios carnavales, qué decir del empuje cultural de un país que posee varias otras fiestas populares originales y polifacéticas? En efecto, son centenas de fiestas laicas y religiosas que integran el calendario del Brasil y su gente. Un ejemplo de la diversificación de estas fiestas y su variedad es que muy aparte del carnaval (el cuál es considerado por muchos un emblema de Brasil), son las fiestas junianas, muy difundidas y celebradas en todo el territorio nacional en general en el mes de junio; las fiestas religiosas, reveladoras de la estrecha relación del pueblo brasileño con el mundo sagrado; las fiestas populares de carácter cívico que rescatan algunos de los momentos más significativos y simbólicos de su historia nacional; y las fiestas relacionadas a la composición dramática del buey, que denotan la contribución de elementos culturales de orígenes diversos que crean la formación de la sociedad brasileña y constituyen la primera composición dramática nacional en legitimidad de temática y lirica en el poder asimilador constante. Las fiestas populares brasileñas son manifestaciones culturales populares, en el sentido que proporcionan y estimulan una serie de habilidades artísticas. Elementos significativos de la danza, el teatro, las artes pláticas y la música se encuentran reunidos en este mundo de las fiestas populares, la cual inspira bellas fotografías y filmes, así como la producción de poemas y romances.
Rio de Janeiro
Yo no soy un carioca (como llamamos a los que nacimos en Río) exageradamente fanático, tanto que considero a Sao Paulo la mejor ciudad de Brasil: es la única con vuelos directos a Río cada 15 minutos.
Como canta Tom Jobim en su “Samba del avión”, al volar sobre Río de Janeiro, minutos antes del aterrizaje, “Mi alma canta / Veo Río de Janeiro / Me muero de saudades”. Saudades es la intraducible palabra del portugués que podría ser definida como el sentimiento de extrañar algo desde el corazón. Lo entenderás si pasas algunos días en Río de Janeiro, o Río, como la llamamos los más cercanos a esa linda ciudad.
Huyendo de los estereotipos, un día perfecto en Río empieza bien temprano, cuando todavía se siente un poco del frescor de la madrugada, con una caminata en la Laguna Rodrigo de Freitas, o sencillamente la “Lagoa”. Esa es una laguna natural, a pocos minutos de la playa de Ipanema, con mucho verde y veredas donde los cariocas van a caminar, correr, andar en bicicleta, encontrar a los amigos. El paseo se completa con una riquísima agua de coco natural en uno de los muchos kioscos alrededor de la Lagoa, donde se relajan luego de las actividades físicas los cariocas, conocidos por valorar la vida sana y el cuidado del cuerpo. La mañana sigue con una visita a un museo o centro cultural. Me gusta mucho el Instituto Moreira Salles, en el barrio Gávea, instalado en lo que fue la residencia del fallecido Embajador, banquero y mecenas brasileño Walther Moreira Salles. No es exactamente un museo, pero cuenta con muestras temporales de excelente calidad, en especial en el campo de la fotografía. También tiene muy buenos ciclos de cine. La construcción, de los años de 1950, y los jardines, del genial paisajista Burle Marx, son atractivos por sus propios méritos. El restaurante es muy simpático, ideal para una comida liviana, antes de seguir disfrutando de la ciudad maravillosa.
Otra opción es el Museo de Arte Moderna, el “MAM”, mi museo favorito en Río, en el barrio de Flamengo, en dirección al Centro, que abriga una bella colección del período “modernista” de las artes plásticas brasileñas, principalmente de los años veinte y treinta. Más hacia el centro de Río está el Centro Cultural Banco de Brasil, el CCBB, ubicado en un edificio histórico del inicio del siglo XX, que cuenta con espacios para exposiciones, teatro y cine, además de un encantador café, ideal para una comida sana y ligera.
Si prefieres una comida completa, y más si es sábado, no te pierdas la típica feijoada, la cazuela de frijoles negros y carnes variadas que quizás sea el único platillo que uno encuentra en cualquier región de Brasil, en un buen restaurante en uno de los hoteles en frente a la playa de Ipanema.
Un lindo plan al aire libre, antes del museo, para escapar del calor del mediodía, o por la tarde, después del paseo cultural, es un recorrido por el Jardín Botánico, establecido en el comienzo del siglo XIX, cuando la corona portuguesa se desplazó a Brasil, evitando las peores consecuencias de las guerras napoleónicas en Europa. Entre las miles de especies de plantas que se fueron sumando a lo largo de dos siglos, están las afamadas “palmeras imperiales”, cuyo primer árbol mandó plantar el príncipe portugués en 1809.
El día perfecto en Río termina con un atardecer en la playa de Ipanema. Es una tradición carioca aplaudir al sol mientras se pone al costado de las montañas “Dos hermanos”, una tarjeta postal clásica de Río. Más agua de coco, y de nuevo me acuerdo de aquel samba del comienzo de nuestro día, “Río, su mar / Playa sin fin”. Imposible no creer, como Tom Jobim, que “Río, tú fuiste hecho para mí”.
Texto: Sr. Embajador Marcos Raposo ± Foto: Divulgação-Embratur / DOM / SCHN / Fernando Stankuns / globaloutlines / ocahostel / ECOTURISMO EMBONITO / OPEN WALLSS / america pictures / WPSD / STATIC / MREBRASIL / VISIT BRASIL