El archipiélago de la Sociedad está dividido en dos partes, las islas Windward formadas por cuatro grandes islas, incluyendo Tahiti (a su vez dividida en dos islas: Tahiti Nui, la más grande, y Tahiti Iti, la más pequeña), Moorea y Etiaora y por otro lado, las Islas Leeward, a 200 kilómetros de Tahiti, que incluyen Huahine, Bora Bora, Raiatea, Tahaa y Maupiti.

La Polinesia Francesa está formada por cinco archipiélagos con 118 islas extendidas por una zona del tamaño de Europa. El total de la superficie terrestre es sólo de La suma total de tierra de estas islas y atolones es de unos 4 mil kilómetros cuadrados repartidos en cinco archipiélagos: Islas de la Sociedad, Atolones de las Tuamotu, Islas Marquesas, Islas Australes e Islas Gambier. Los dos últimos carecen de infraestructura hotelera, solo cuentan con pequeñas pensiones familiares.

 

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Por su origen se dividen en dos tipos de islas diferentes: las altas, que son las zonas emergidas de antiguos volcanes, como Tahiti, Moorea, Bora Bora o Huahine, y las bajas o atolones, como Rangiroa y Manihi, que se distinguen muy fácilmente por su forma de anillo y sus cristalinas lagunas centrales. En las primeras, que son también las más grandes, se pueden encontrar espectaculares cumbres, valles y llanuras, rodeadas por una laguna costera protegida por un arrecife. Las segundas resultan perfectas para los solitarios y para los aficionados al buceo.

El Archipiélago de las Tuamotu, al este del archipiélago de las Sociedad, es el mayor de todos, formado por 80 atolones, de los cuales mayor parte son anillos coralinos que rodean una laguna coralina. Rangiroa es el más amplio atolón de este archipiélago, seguido por otros como Manihi, Fakarava, Anaa, Kaukura, Taaroa y Tikehau.

El archipiélago de las Australes consiste en cinco grandes islas al sur de Tahiti, separadas entre ellas entre 160 y 230 kilómetros. Estas islas con unas formaciones montañosas están rodeadas por arrecifes de coral. La más lejana es la isla de Rapa, a 1.500 kilómetros de Papeete, en la que existen restos de fortalezas maoríes en las zonas más altas de la isla. La principal población es Mataura, en la isla Tubuai. Las Islas Marquesas están situadas a 1500 kilómetros al noreste de Tahiti y consiste en dos grupos de islas volcánicas, muchas de ellas deshabitadas. La población vive en las islas volcánicasde Nuki Hiva, Ua Pou, Ua Huka, Hiva Oa, Tahuata y Fatu Hiva.

Las Islas Gambier se extienden al sureste de las Tuamotu y tienen unas diez pequeñas y remotas islas apenas visitadas por los turistas, lo que las convierte casi en un paraíso. La más grande es Mangareva, con una gran elevación de 441 metros y rodeada por un gran arrecife de coral.

 

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Bora Bora, refugio para dos

Pocos lugares hay más románticos donde huir en pareja que una playa tropical. Un mundo de calor, perfumes y colores es el mejor escenario para el amor. Y un hotel de lujo ayuda. Los sueños son la materia de la que están hechas las islas de los Mares del Sur, esos lugares que, de tanto imaginados, parecen no ser reales. Hasta que llega el momento en que el pequeño avión que sale de Tahití desciende para tomar tierra y ya se distinguen los picachos de basalto negro de paredes verticales en los que se quedan las nubes más blancas. Y un tapiz de palmeras de color de jade se acerca a una laguna turquesa, la más hermosa de todas, de la que sólo la separa un cordón
de arena reluciente. Y para guardarlo todo, un atolón de coral, una guirnalda de islotes los motus, que rodea la isla como una corona. Sí, es una descripción tópica y manida, pero cuando se ve Bora Bora desde el avión uno acepta que hay mitos que tienen toda la razón de ser.

El aeropuerto se encuentra en uno de estos motus. Al bajar del avión los pasajeros son recibidos por grupos de vahines de muchachas vestidas con los trajes tradicionales les cuelgan al cuello los collares trenzados de flores y les saludan con palabras que resuenan con el eco de los sueños más dulces. Y después se salta a una lancha para recorrer la laguna de camino a la isla.

Es difícil imaginar una llegada más romántica a una isla que por mar, surcar las aguas y desembarcar después en un lugar llamado Bora Bora. Y así se entra en el reino de los sentidos. Los jardines estallan con los colo- res y aromas de las buganvillas, las gardenias, los hibis- cos y los frangipanis. Una carretera de 32 kilómetros rodea toda la isla, y es fácil hacer un recorrido de medio día. Al tomar las carreteras laterales se llega a miradores desde donde se ve parte de la isla a vista de pájaro.

Pero Bora Bora es, sobre todo, mar. Su laguna exterior, rodeada por el anillo de coral, es la piscina natural más espectacular del mundo. Para disfrutarla lo mejor es contratar una excursión de un día, en la que se pasa por diferentes lugares. La primera parada es para dar de comer a los tiburones y las mantas, pero los pasaje- ros no miran desde el barco, sino desde dentro del agua. Los tiburones no son muy grandes, pero tragan las piezas de carne de un bocado. Y a un par de metros de distancia. De vuelta al barco se pone proa hacia un verdadero jardín de coral, en el que se vuelve a bucear. Así se entra en un mundo de colores inimaginables y se nada entre nubes de peces que te miran con la misma curiosidad que tú a ellos. Luego el barco se dirige a un motu donde hay tiempo para otro baño mientras se prepara la comida. Desde allí, los pilares basálticos de Bora Bora son el mejor telón de fondo para una playa que se pueda imaginar.

 

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Tahiti

Acérquese a la montaña más alta de la isla (2,241metros) y disfrute de las vistas desde el Pico de Venus, visite las cascadas de la isla, el museo de Paul Gauguin y el Museo de Tahiti y sus Islas, sumérjase por los jardines botánicos y/o los parques públicos, dónde se encuentra una de las cascadas de la isla. Explore el Marae de Arahurahu, en el valle de Paea, lugar sagrado de antaño donde se coronaban a muchos reyes isleños, para terminar en las grutas de Mara'a.

Papeete, cuenta con un mercado, dónde se pueden encontrar objetos artesanales, desde collares de conchas, nácares pulidos y engarzados de joyas, a pareos de una gran variedad, hasta llegar al objeto, la perla negra, la mejor representante de la variedad de formas y colores de las islas.

Y para los amantes del deporte, Tahiti ofrece golf, tenis, roller, squash, equitación, sin olvidar las actividades acuáticas, como el surf, el kayak de mar, el buceo y la pesca deportiva en alta mar, entre otros. La vida nocturna en Tahiti es muy animada, y cuenta con una gran variedad en restaurantes (francesa, italiana, china, japonesa e internacional, cervecerías de comida rápida).

 

Moorea

Moorea “La hermana pequeña“ de Tahiti se encuentra a tan solo 17 Km. a través del Mar de las Lunas. La belleza magnífica de Moorea cubre un área de 136 km. Los encantos terrestres de Moorea, se pueden disfrutar haciendo el tour de la isla, donde gozarán de las vistas sorprendentes de las bahías de Cook y Opunohu desde el Monte Belvedere, de las granjas agrícolas, y las plantaciones de dulces piñas, y de vainilla.

Por la ruta interior se puede llegar a la cascada de Afareaitu y visitar el restaurado marae. Estas rutas se pueden realizar en tours organizados, en taxi, en auto- móvil de alquiler, o jeep. Hay agencias de alquiler cerca del aeropuerto, grandes hoteles y en el puerto marítimo.

En sus paseos podrá ver las casas pretty pastel, a menudo construidas de bambú con tejados de paja, y sentir el aroma de las flores cultivadas. La mayoría de los 11,682 habitantes de la isla viven en pueblos pequeños diseminados entre los lagos y montañas. Se pueden observar lujosas y modernas casas en las laderas montañosas colgadas casi encima del mar.

Además de estos encantos terrestres, el hermoso lagoon que rodea la isla, ofrece la posibilidad de practicar, natación, snorkel, buceo, windsurf. Y también se puede sobrevolar en parapente, o ver la isla de Moorea desde un helicóptero.

Estas Son Las Islas Mas Visitadas Sin Embargo Hay Otras Igualmente Importantes Como Hua Hiñe, Taha, Rangiroa , Manihi, Raiatea, Tikehau, Fakarava, Nuku Hiva, Hiva Oa.

 

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Cultura

Desde que los primeros navegantes europeos pisaron las islas, se quedaron impresionados por la «felicidad» de estos pueblos que satisfacían fácilmente sus necesidades de vestido, alimento y vivienda. Nació así la leyenda del «feliz salvaje» que tanto atraería en los siglos posteriores en Europa.

Los pueblos polinesios ignoraban las artes del hilado y del tejido y fabricaban sus vestimentas con la suave corteza de algunas plantas, cuyas fibras batían y encolaban hasta formar una especie de papel. Las casas se construían con caña y tejados de hoja de palmera. El canto, el baile y los juegos (boxeo, lucha libre, andar sobre zancos, tiro con arco y surf) eran sus formas de expresión.

Las danzas son probablemente lo más llamativo. Forman parte de la vida social de los polinesios, a quienes les encanta reunirse. En las festividades indígenas (basadas siempre en criterios religiosos), destaca la vahine, la típica muchacha joven, que al son del tamure (la danza tradicional) o la kaina porinetia (música contemporánea polinesia), se contornea en un rito del que participa todo el pueblo. Los europeos vieron siempre en esta danza un fuerte componente sensual que sin embargo no existía en la intención de los polinesios. Entre las danzas se distinguen las llamadas timorodee, las upaupa (que se bailan en parejas), el otea (de connotaciones guerreras), el aparima (de air cómico) y el hivinau (que se baila en grupo).

En cuanto a las manifestaciones artísticas, des- tacan los tejidos de pandanus que se utilizan para la fabricación de bolsas, sombreros y manteles (los mejores trabajos provienen de Rurutu, en las islas Australes) o la tapa, producida al golpear la corteza del árbol hasta hacerla fina como un papel y que servía como ropa. De aquí procede el pareu (el pareo) que se utiliza de muchas formas. Suele medir 180 por 90 centímetros y aunque se consideran típicos, casi todos los que venden se importan de Asia, deco- rados eso sí con motivos polinesios. Otra prenda típica son las tifaifai, sábanas de colores brillantes que se producen en algunas islas, y que sirven como símbolo de bienvenida o como regalo.

Las tallas de madera son un arte importante en las Australes y las Marquesas, y representan feroces motivos. Otro rasgo importante de la cultura polinesia es la ausencia de tabús en cuanto a prácticas sexuales. Son un pueblo hospitalario que cree profundamente en el significado de la familia (que incluye primos, tíos, sobrinos, e incluso hijos naturales o adoptados). Existe una gran igualdad de sexos excepto en la pesca, restringida al sexo masculino.

En cuanto a la cultura actual, la presencia de la religión cristiana es muy importante. También destaca la presencia de muchos autores europeos que han venido a las islas para inspirarse, entre ellos Paul Gaugin, que reflejó el arte y la cultura de los nativos, seducido por su ingenua belleza, el cantante Jacques Brel, los escritores Michener o Hermann Melville, Stevenson o Jack London.

 

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Clima

Tropical y muy agradable todo el año. El clima se ve suavizado por los vientos alíseos que consiguen una temperatura media anual de 25 °C. Se pueden identificar dos estaciones: una húmeda y cálida, entre noviembre y abril y una seca entre mayo y octubre. Para elegir la fecha del viaje no sólo hay que tener en cuenta el clima, sino también las festividades.

Una buena época puede ser Julio, que es cuando se celebra el Heiva i Tahiti una especie de carnaval. Octubre es también una buena fecha aunque en este momento estén sobre las islas los vientos maraamu que pueden dar un tiempo inestable. El tiempo es más húmedo y cálido entre noviembre y el final de mayo. Por otro lado, conviene evitar el periodo de vacaciones del hemisferio norte (Julio y agosto) porque los vuelos suelen estar llenos y todo resulta más caro.

 

Dinero

La moneda oficial es el Franco del Pacífico (CFP). El cambio aproximado es de 90 CFP por dólar americano. Se puede cambiar fácilmente en los hoteles, bancos y oficinas de cambio. Hay abundantes bancos e incluso muchos cajeros automáticos en los que se puede sacar con las principales tarjetas de crédito.

Generalmente se puede pagar con tarjeta de crédito en casi todos los hoteles y restaurantes turísticos. Se aceptan las principales tarjetas de crédito pero no en todas partes, y lo mismo pasa con los cheques de viaje

Las propinas no son obligatorias pero son bien recibidas. La Polinesia francesa es un lugar particularmente caro. Todo o casi todo es importado, con lo que cuesta el doble, los hoteles son carísimos y la comida a veces prohibitiva, sobre todo en los grandes hoteles internacionales.

 

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Cómo llegar

Las líneas aéreas francesas Air France y AOM French Airlines conectan Papeete con Europa, vía Los Angeles, varias veces a la semana.

Air New Zealand conecta Papeete con Auckland vía Los Angeles y Air Tahiti Nui vuela desde Los Angeles varias veces a la semana, igual que Hawaiian Air desde Honolulu, Lan Chile ofrece salidas desde México vía Santiago e Isla de Pascua a Papeete - una muy interesante combinación para una luna de miel.

 

Gastronomía

La cocina polinesia es el resultado de la fusión cultural de sus habitantes. Está basada en los ingredientes de la zona, en particular en los mariscos, el pescado, el cerdo, el pollo, el arroz y las frutas tropicales, pero también hay mucho de la influencia francesa. Además están muy presentes la cocina vietnamita, china y por supuesto, la inevitable cocina italiana.

Los pescados más habituales son el atún, el bonito, el Scar y el mahi mahi. Se consumen también muchas gambas y langosta. Es frecuente el pescado crudo, preparado con zumo de limón o vinagre y servido con salsa de coco. En cuanto a las frutas, las más habituales son los mangos, los melones, las uvas, las pinas y la banana, esta última presente en muchos platos tradicionales. En cuanto a la carne, se utiliza para preparar el plato típico, el ahimaa, pero también en normal tomar carne de perro, sobre todo en los atolones de Toamotu, y la carne de tortuga. El aliño más común de la cocina polinesia es la leche de coco. Otro plato común son las hojas de taro que se suelen tomar hervidas y cuyo sabor es parecido a las espinacas. Como postre, destaca el poi (pudding de taro, plátano o papaya) y los pomelos de las islas. Las bebidas se basan sobre todo en los zumos de frutas, en particular el jugo de coco (pape haari), muy natural y económico. Entre las bebidas alcohólicas, se consume mucha cerveza (pía), así como una gran variedad de vinos y licores y una especialidad local, el maitai, consistente en un cóctel de ron blanco, pina, granadina, coco, jugo de lima y cointreau.

La cocina polinesia tiene muchos rasgos comu- nes con la del resto del Pacífico Sur, por ejemplo, su forma de cocinar en hornos consistentes en agujeros en la tierra con piedras calientes. La comida se envuelve en hojas de banana y se ponen sobre estas piedras calientes. Luego el agujero se cubre mientras que la comida se hace, en varias horas. En Polinesia Francesa, este tipo de horno se llama «ahimaa» y el guiso resultante se conoce como «tamaaraa».

 

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Compras

Son caras y no hay demasiados souvenirs de interés. Destacan desde luego el coral negro y las perlas negras y para economías más modestas, los pareos, los sellos de las islas, siempre originales, los perfumes de aceite de coco, las flores y los sombreros de paja. No se suele regatear, ni siquiera en los mercadillos callejeros (destaca el mercado de Papeete).

 

Documentación

Sólo es necesario el pasaporte en regla para estancias que no superen los 90 días. También es preciso llevar el billete de salida. Para estancias más largas hay que solicitar un visado. 

 

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Info

Jolanda Bonazzola

Servicios Especiales de Leisure

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Texto: Jolanda Bonazzola de BCD Travel ± Foto: RVG IMAGES / Jolanda Bonazzola de BCD Travel