A un recuerdo con claridad la primera vez que vi el maravilloso mar Caribe. Desde ese momento supe que éste era mi lugar, yo quería hacer mi vida aquí, por eso ahora vivo en Cancún, lugar rodeado por uno de los mares más cálidos y transparentes del mundo, el fabuloso mar Caribe.
Me he dedicado al buceo los últimos 25 años de mi vida, aun he tenido la fortuna de conocer otros lugares, pero el Caribe mexicano no deja de sorprenderme.
Cuando me pidieron que escribiera un artículo sobre él me gustó la ¡dea, pues recorrer sus costas, playas y caletas, así como sus islas, siempre es una gran aventura.
El Caribe mexicano se encuentra ubicado prácticamente en el joven Estado de Quintana Roo. Trataré de hacer un recorrido, estimado lector, empezando por el norte, en una pequeña isla que hasta hace poco era conocida como la Isla de los Tiburoneros, me refiero a la Isla de Holbox. Es una pequeña isla de calles de arena, donde se respira paz y tranquilidad, aunque sus aguas no son caribeñas, pues ya se encuentra en el Golfo de México, eso las hace ser muy ricas en flora y fauna.
Los principales recorridos de este lugar consisten en ir a observar y a nadar con los enormes tiburones ballena, que en su largo deambular por los océanos aparecen en estas aguas en los meses de junio a septiembre, junto con estos gigantes del mar vienen las enormes mantarrayas diablo. Es un gozo poder verlas en su época de apareamiento, donde se juntan tres o cuatro de estos magníficos animales para empezar su danza de cortejo. En el camino de observación de estos animales siempre podemos ver tortugas y delfines que acompañan a nuestra embarcación alegremente.
Un punto geográficamente muy importante, es sin duda alguna, el Faro del Cabo Catoche, el cual ayuda a los navegantes a que regresen sanos y salvos a casa. Y precisamente es con esta bella escultura, con la que nos marcamos para navegar con rumbo norte para llegar a uno de los sitios más llenos de vida que yo he podido observar en toda mi existencia. Me refiero a un barco hundido conocido como El Chalán, y que fue descubierto por Miguel Rodríguez hace aproximadamente 10 años. Cuando me sumergí en él la primera vez no podía creer lo que mis ojos estaban viendo: cardúmenes enormes de peces plateados, ya sean coronados, cúreles o palometas, deambulaban alegremente a media agua, mientras en el fondo nos esperaban los amistosos meros, los pargos no tenían el menor temor de nosotros, pero lo que más llamó mi atención fue, la cantidad de enormes y pesadas chemas que tenían al barco como su morada. Eran tan grandes y amistosos que semejaban un arrecife en movimiento.
Este barco se encuentra a una profundidad de 70 pies, el tipo de fondo es rocoso, propicio para que los pulpos encuentren refugio y alimento. En estos fondos vi por primera vez al raro pez murciélago, que parece caminar bajo el agua, y extiende unas alas de fabulosos colores. Si bien es cierto que este barco se encuentra alejado de las costas y que a veces las condiciones de visibilidad y de temperatura no son agradables, bien vale la pena el esfuerzo para sumergirse y conocer este maravilloso lugar.
Desde El Chalán nos dirigimos hacia el sur, a la piedra de la manta, lugar propicio para practicar snorkel, pues en sus enormes cuevas habitan peces papagayos, pargos, cuberas y plateados sábalos. Es impresionante la cantidad de sierras y petos que podemos observar a media agua, éste es un lugar ideal para practicantes o adeptos a la pesca submarina.
Muy cerca de la piedra de la manta se encuentra la bella Isla de Contoy, que es un parque nacional dedicado principalmente a la protección de la aves marinas. Aquí habitan grullas, pelícanos, rabihorcados, cormoranes y los inconfundibles flamingos, entre otros. Muy cerca del faro, en la punta norte de Isla Contoy, se encuentra un barco conocido como Las Calderas, lugar propicio para esnorquelear y observar a los pequeños peces de colores.
Contoy es una área muy importante para la biodiversidad, tanto de tierra como marina, pues es aquí prácticamente donde se juntan el océano Atlántico y el mar Caribe. También aquí da inicio el segundo arrecife más grande del mundo, el Gran Arrecife Maya, que si lo seguimos y ponemos atención podemos descubrir unos bellos paisajes submarinos, así como embarcaciones de todos los tiempos que allí quedaron atrapadas.
La primera población que toca esta gran barrera coralina es la mística Isla Mujeres, que con su 7.5 kilómetros de largo es perfecta para pasar unas increíbles vacaciones. Lugar que por su tranquilidad escogió para vivir el famoso cineasta y naturalista Ramón Bravo, que en paz descanse.
Entre los lugares que recomiendo para bucear están los famosos manchones, sitios poco profundos, donde podemos observar a los corales cuernos de alce, cerebros, cuernos de venado, galletas de mar y que en su conjunto dan albergue para que los grandes cardúmenes de peces ronco y pargos aleta amarilla puedan vivir tranquilos. Mientras los voraces rubias y sargento rayados esperan ser alimentados por los apasionados al buceo o al snorkel. En este mismo sitio se colocó una bella escultura conocida como "La cruz de la bahía", mide tres metros de alto por dos de ancho, y en su centro presenta la figura de un Cristo al vacío.
Algunos de los lugares de buceo más visitados son: Los Chítales, El Bajito, El Túnel, El Grampín, La Herradura y Aristos.
Si a los buzos les gustan los lugares profundos les recomiendo los barcos c-58 y c-55, los cuales fueron hundidos especialmente para la práctica de este deporte.
Es sumamente agradable sumergirse en un lugar y ver siempre a sus mismos habitantes, es el caso de un arrecife al cual le tengo especial admiración, y que por cierto es muy poco conocido. Y al sumergirme en él soy saludado por un cardumen de peces papagayos verdes o azules, por una enorme tortuga caguama, por un cangrejo rey, que no sale de su cueva mientras temerosas morenas verdes se muestran furiosas, pero lo que más llama mi atención son los cuatro tiburones grises que cada vez se acercan más a curiosear con nosotros.
Dejamos el alborotado Cancún y nos dirigimos hacia el sur, pasando por puerto Morelos y llegando a Playa del Carmen, la segunda ciudad más importante económicamente de nuestro querido Estado. Los buceos importantes en Playa del Carmen se realizan en una pared cubierta de coral negro, coral de látigo y gorgonia. Aunque existen muchos y muy buenos sitios de buceo el que más llama mi atención es el Arrecife de Mockchen, pues aquí podemos ver a las mantarrayas y a los tiburones toro que llegan año con año.
Cozumel significa “la isla de las golondrinas”. Es la isla habitada más grande de México, con una extensión de 47 kilómetros y un ancho de 15. Desde los años sesenta Cozumel se constituyó como uno de los primeros destinos de buceo del mundo. Este lugar es famoso por la claridad y profundidad de sus aguas, además de sus famosos paisajes submarinos.
Es muy difícil para mí poder describir cuál de todos es el mejor. Toda su costa occidental está llena de lugares para practicar dicha actividad. Palancar, Colombia, Santa Rosa, Yucap, Tormentos, Paraíso, Chankanab y Punta Azul son algunos ejemplos de arrecifes coralinos de formas caprichosas donde abunda la flora y la fauna marina, las esponjas, el coral negro, las gorgonias, abunda por doquier.
Palancar es el más famoso de los arrecifes en Cozumel. Se trata de una formación montañosa bajo el mar, de nueve kilómetros de largo, y que alcanza una profundidad de 1000 metros. Definitivamente, Cozumel es un paraíso multicolor, de formas que desafían a la imaginación.
Con tristeza dejamos atrás la bella isla de Cozumel para dirigirnos al sur, siempre al sur, siguiendo al gran Arrecife Maya. Desde el mar pudimos apreciar las imponentes construcciones mayas de Tulum, pudiendo realizar un buceo cerca de sus costas, donde encontramos un naufragio donde, entre todo lo que traía, había muchas pipas de cerámica.
Continuando nuestra travesía nos refugiamos, para pasar la noche, en la enorme Bahía de la Asunción, en la que los pescadores de langosta se han agrupado para poder capturar a este cotizado animal por medio de trampas y así poder conservar la especie. Seguimos rumbo al sur, ahora tenemos la ilusión de llegar al banco coralino de Chinchorro, lugar muy conocido por los amantes buceadores de los barcos hundidos.
La Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro tiene una superficie de unas 144,360 hectáreas que incluyen formaciones arrecifales, la laguna interior los tres callos y las aguas oceánicas adyacentes. Sumergirse en estas aguas es como vivir un sueho hecho realidad, pues podemos encontrar profundidades que van desde los dos o tres metros hasta los 100 metros, pero no importa la profundidad, sino la belleza paisajística que podemos apreciar.
Las aguas son cálidas, transparentes, y con poca corriente, eso nos permitió hacer buceos más prolongados, con mayor tranquilidad, además de gozar el momento de tomar fotografías.
Las esponjas son las más grandes que he visto en mi vida, y textura, forma y colores son muy variados; los abanicos, así como las gorgonias, los corales candelabros y el coral negro se encuentran por doquier.
En los arrecifes coralinos someros o poco profundos encontramos gran cantidad de langostas, cangrejos y peces de colores, en los fondos arenosos abundan los caracoles, tanto los blancos como los rosados. Pero lo que todo el mundo viene a buscar a este alejado lugar es la emoción de bucear en los barcos hundidos que a todos sumergen en tiempos inmemoriales: 40 Cañones, Xuba, Firestar, Pecio inglés, San Andrés, Glenview, Penélope o Ginger Scout... es una emoción difícil de describir.
He tenido la gran fortuna de gozar de las bellezas naturales que encierran nuestro bello Estado de Quintana Roo. Definitivamente, bucear en el Caribe mexicano, ya sea en el norte o en el sur, es una aventura que nadie debe perderse.
Texto: Alberto Friscione Carrascosa ± Foto: Alberto Friscione Carrascosa