Legados de historia y golf para el mundo.

Si hay algo que caracteriza a Escocia es el golf, además de una vida e historia vinculadas al mar. La ciudad de St. Andrews posee una fabulosa colección de edificios históricos como telón de fondo, además del Mar del Norte, cuyo olor impregna el paisaje donde se levanta la catedral, el castillo, la universidad y se extiende una playa llena de romanticismo, donde justamente detrás del sistema dunar, se encuentra el campo de golf más legendario de todos: Old Course. Para los maestros es todo un honor jugar aquí, en la auténtica cuna del golf.

Historias de luchas religiosas se entretejen por los rincones de la catedral y el castillo, guardianes de las invaluables reliquias de San Andrés, el Patrón de Escocia. Es precisamente con la llegada de estas reliquias que la ciudad recibe su nombre en el siglo IX. De igual forma, los restos de San Andrés fueron llevados al antiguo emplazamiento picto de Kilrymont, lo cual convirtió a la ciudad en la capital religiosa del reino de Alba y después de Escocia.

 

 

 

 

 

Tanto el castillo como la catedral se construyeron durante el siglo XII, época en que floreció el desarrollo político, económico y social en Escocia, pues miles de peregrinos devotos lle gaban a la ciudad de St. Andrews para admirar las reliquias, con lo que se consolidó como una de las ciudades más importantes, cosmopolitas e influyentes de Europa. Luego, en el siglo XV se fundó la primera universidad en Escocia, que era además la tercera en todo el Reino Unido, sólo después de Oxford y Cambridge. A partir de entonces, toda construcción estaría ligada de alguna forma con esta universidad, por lo que su legado se extiende mucho más allá de su campus.

Los siglos XVI y XVII trascienden por la Reforma religiosa escocesa y la Guerra de los Tres Reinos, donde las calles se llenaron de rebeliones y batallas que suprimieron al poder religioso y cambiaron para siempre la visión de la población escocesa.

 

Cuna del golf y tradición que perdura

Ya en el siglo XV, los escoceses jugaban golf y fue en el Old Course que se fijaron las reglas de este noble deporte, siendo el más antiguo, reconocido e importante del mundo. El rey Jacobo II prohibió su práctica por considerar al juego un estorbo para las prácticas de tiro de sus arqueros, sin embargo, tiempo después fue la misma reina María Estuardo quien lo practicaba, junto con la caza y la equitación.

Es paradójico que Escocia sea el segundo lugar entre los países con más campos de golf per cápita, detrás de Islandia. Sin embargo, sus campos de golf son legendarios. Actualmente, los eventos golfísticos de Escocia tienen gran relevancia como el Open Británico de Golf, además de magníficos campos para todos los niveles que hacen de la población escocesa una comunidad mucho más consciente de los valores de este deporte, por lo que disfrutar de sus partidos entre las personas conocedoras, es una experiencia única.

Según datos históricos en el Old Course se empezó a jugar golf en el siglo XV, a partir de entonces se fueron añadiendo otros seis campos –el último inaugurado en el 2008– que en su conjunto se conocen como los links de St. Andrews.

 

 

 

 

Estos siete campos conservan el carácter público otorgado por las autoridades de la ciudad en 1552. Los links ubicados al borde de la costa, se caracterizan por sus dunas y terreno ondulado, suelo arenoso y matorrales, así como por la escasez de fuentes de agua y árboles.

Entre sus más de 550 campos, links como los de St. Andrews, Turnberry o Muirfield son donde se juegan algunos de los campeonatos de mayor tradición; además de greens locales de 9 hoyos, así como los clásicos parklands y heathlands.

Estos fairwas que bordean las costas asombran con sus vistas. Destacan los de Machrihanish, en los cuales bien vale tomar en cuenta los obstáculos naturales, donde incluso hay ganado que cuida de forma orgánica el green. Otro sitio con vistas inspiradoras es The Carrick, en las orillas de Loch Lomond o el campo Banchory, donde se puede apreciar el río Dee, que además funge como obstáculo de agua.

El golf se respira en toda Escocia, uno puede pasar una tarde relajada jugando en los links de Machrie, en la isla de Skye, o concentrarse en el desafío del campo Championship de Royal Dornoch, rodeado por el escenario natural e impactante de las Highlands. Por su parte, Gleneagles es un complejo de cinco estrellas cercano al PGA Centenary Course y donde vale la pena relajarse con la belleza de Perthshire.

 

 

 

 

 

Se cree que lo links podrían haber servido como escondite a aquellos primeros golfistas que durante la prohibición real, la cual imperó en Escocia entre 1457 y 1502, buscaban un lugar retirado para que seguir jugando sin ser amonestados. Dicha restricción se dio debido a que aparentemente, el juego había alcanzado tal nivel de popularidad, que la realeza escocesa sintió la necesidad de prohibirlo –junto con el fútbol– como una forma de evitar distracciones de la práctica del tiro al arco, actividad que estaba más acorde con las prácticas militares de la época, pues en Escocia e Inglaterra se libraban constantes batallas entre sí.

Asimismo, se refiere que fue en los links escoceses donde se desarrolló el sistema que rige el golf hasta nuestros días y que hoyos y banderas fueron utilizados como nuevos objetivos, a falta de los blancos naturales que debían alcanzarse con la pelota en un tipo de juego más corto, similar al kolf que se jugaba en los Países Bajos, pero que también resultaba más peligroso porque se practicaba en espacios públicos, como los patios de las iglesias.

 

 

 

 

 

Es por ello que al igual que la realeza, los clérigos rechazaron la práctica de esta actividad durante varios siglos, prohibiendo jugar al golf los domingos; un caso de rebeldía lo marcó María Estuardo, quien fue acusada por sus enemigos políticos de jugar al golf inmediatamente después del asesinato de su segundo esposo, lord Darnley, en 1567. Un referente de ello son los documentos que indican que María había practicado deportes que eran claramente inapropiados para las mujeres.

Aunque el verdadero origen del golf –quién, dónde y cuándo lo jugó por primera vez– es un tema ampliamente debatido, la gran diversidad de documentos encontrados en Escocia en los que el juego se prohibía o se condenaba a aquellos que lo practicaban, apunta a que se le atribuya su origen a esta región del mundo.

“Creo que [el misterio sobre el origen del golf] nunca se va a resolver”, señala Laurie Rae, curador sénior del Museo Británico del Golf: “En la Edad Media el golf era uno de los muchos juegos que involucraban pelotas y palos, no sólo en Europa sino también en Asia. Golpear una bola con un palo no es una idea inusual”.

Este deporte se distingue como uno de los de mayor abolengo, no sólo por su origen, sino porque esencialmente, ha permanecido inalterable durante los últimos cuatro siglos. Las variaciones que ha presentado son en cuanto a que las reglas se han expandido y se han hecho más complejas a medida que el juego se ha hecho más competitivo. Esta característica hace que uno de los principales atractivos de St. Andrews sea el Museo Británico del Golf.

Este espacio museístico cuenta la historia de algunos de los primeros jugadores de golf profesionales, quienes, ni reyes ni nobles, eran en realidad los artesanos y herreros que fabricaron las pelotas y palos de golf utilizados en la primera mitad del siglo XIX. En exhibición se encuentran muestras de las pelotas de cuero rellenas de plumas –de gallina o ganso– fabricadas por Allan Robertson, considerado uno de los pioneros del golf profesional, así como bolas de gutapercha, hechas con el látex que se obtiene de árboles nativos del archipiélago malayo y que sustituyeron a las escasas y costosas pelotas de plumas.

 

 

 

 

 

 

Una pelota de golf hecha por un prisionero durante la Segunda Guerra Mundial y palos de golf hechos en África del Sur con materiales reciclados como hierro y madera, son objetos ingeniosos que también despiertan curiosidad.

El Museo Británico del Golf de St. Andrews se encuentra en plena renovación este 2015, lo que permitirá disfrutar mejor de sus instalaciones y descubrir los detalles de este apasionante deporte y sus orígenes, a través de diversos objetos históricos y fascinantes.

 

 

 

 

Los links de St. Andrews

Old Course de 18 hoyos

New Course de 18 hoyos

Jubilee Course de 18 hoyos

Eden Course de 18 hoyos

Strathtyrum Course de 18 hoyos

Balgove Course de 9 hoyos

The Castle Course de 18 hoyos

 

Royal Ancient Golf Club y el Old Course

The R&A es la máxima autoridad de golf en el mundo, además de ser el club de golf con más prestigio. Sin embargo, su vecino, el Old Course, es toda una institución por sí mismo, llegando a representar incluso, para algunos, el mejor de todos los campos de golf en el planeta.

En el Old Course figuras trascendentes del golf mundial de todos los tiempos han expresado que éste es el campo más perfecto de todos. Lo que es indiscutible, es que se trata del territorio más empleado para el juego desde la antigüedad.

Ganar en St. Andrews es lo máximo“ fueron las palabras de Tiger Woods en el año 2000 cuando recibió el Claret Jug, la jarra de plata que se otorga al ganador del Abierto de Golf Británico, uno de los cuatro torneos más importantes del circuito masculino internacional. El golfista estadounidense repitió victoria en el Old Course en 2005 cuando el abierto.

 

 

 

 

Británico volvió a la ciudad

El emblemático puente de Swilcan se ha convertido en uno de los elementos más reconocibles de los links de St. Andrews. Ubicado en el Old Course, el pequeño puente de arco romano fue construido hace siete siglos para permitir el paso de pastores y rebaños. Este puente, que conduce a los jugadores al famoso hoyo 18, se ha convertido en un ícono pues es donde se fotografían los ganadores del Abierto Británico.

Si ganar el Abierto Británico es un gran éxito para cualquier golfista, ganarlo en St. Andrews eleva ese éxito a su máximo nivel, debido sobre todo a la larga tradición del campo. Algunos de los mejores golfistas de la historia han ganado en St. Andrews: Tiger Woods (dos veces), John Daly, Nick Faldo, Severiano Ballesteros o Jack Nicklaus (dos veces) han sido algunos de ellos.

 

Universitarios que dejaron huella

Tanto el golf como la universidad están ligados y son los dos acentos que hacen de St. Andrews lo que es. Su universidad fue fundada en 1413 y cuenta con una población estudiantil de más de 7,200 alumnos, los cuales portan la emblemática capa roja distintiva de esta academia. Entre los alumnos de la universidad de St. Andrews, existen algunos verdaderamente importantes no sólo para Escocia, sino para la humanidad en general. 

John Napier y sus algoritmos; James Gregory en los campos de matemáticas y astronomía; la investigación de Sir James Colquhoun Irvine sobre la estructura molecular de los azúcares; el desarrollo de la fotografía con Sir David Brewster; el poeta Robert Fergusson; entre muchos otros.

Cabe mencionar también al filósofo—y rector de la universidad en el siglo XIX— William Knight, quien logró incluir el primer programa de educación para mujeres con un título propio: “Señora Instruida en Letras” en 1877, el cual facilitó a las mujeres continuar con su educación a distancia y realizar exámenes equivalentes al grado Máster.

 

 

 

 

 

 

Catedral de Saint Andrews y la Torre de San Régulo

Reza una leyenda, que el mismo San Régulo trajo desde Grecia las reliquias de San Andrés. En 1124, St. Andrews fue nombrada Ciudad Real (Royal Burgh) y tres siglos más tarde fue consagrada como Arzobispado. Vale la pena pasear por las miles de tumbas que se extienden en los terrenos del templo, cuyo acceso es gratuito.

Desde la Torre de San Régulo, se pueden observar las mejores vistas de la ciudad, mientras que el museo cuenta con interesantes restos arqueológicos y arte religioso del medievo que en verdad vale la pena apreciar de cerca. 

 

Castillo de Saint Andrews

El paisaje del castillo es único, ubicado justo a un costado del mar. Solía ser la casa o refugio del Obispo de la catedral, ahora es una atracción que destaca su compleja red de túneles, los cuales servían para esconderse durante los asedios y revueltas de la ciudad durante la reforma religiosa de Escocia y que actualmente se pueden visitar con toda comodidad pues están acondicionados con luz artificial. En el siglo XVI se dieron los peores enfrentamientos, siendo St. Andrews la capital religiosa del país, cuando el castillo se vio invadido por los reformistas, quienes mataron al cardenal Beaton. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un paseo por la ciudad

The Scores es una calle paralela a la costa, la cual conduce desde la catedral hasta Old Course. A lo lardo de ella, podemos apreciar las ruinas del castillo, el Mar del Norte, la iglesia, el monumento a los Mártires, el Museo de la Universidad, y la playa de West Sands.

En South Street encontramos la catedral, el West Port –que es la puerta de entrada a la ciudad medieval-, Town Hall, el Madras College y múltiples opciones para compras.

En North Street están los edificios de San Salvador, el college, la iglesia y la torre. Por su parte, Market Street es una calle central y repleta de tiendas, donde destaca su impactante fuente victoriana.

Escenarios de producciones cinematográficas como “Carros de Fuego”, nos llaman a  pasear por las playas de St. Andrews ya que es una experiencia renovadora.

No es sólo el paraíso playero, son los mercaditos, paseos y detalles de las calles cercanas lo que hace de este destino mucho más que arena, mar y sol. Incluso el mar de St. Andrews parece dar testimonio de su antigüedad e imponente relevancia en el mundo.

 

Texto: AMURA ± Foto: © Visit Scitland / COMYR / SCOTLAND KING / BHOWIE / COLLETTE SAM / WORD SCOTLAND / ANABEL BLOF / WPD / rob ert / LUXE TRAVEL / GLOBES POTTING / JHON SCATE / BLIILAZ / ESCOCIA MISTERIOSA / ETHAN BURG / GOLF TOUR / WANTES GOLF / TODAYS GOLFER / DAILY RECORD / VISUALLY STEVEC / cloudfron / MSTARZ / BECCA WILLLIAMS / PIXEL SANDS / travel MUSEUM / BALDI / STAAG