A mediados del siglo XIX, Sotirio Bvlgari creó una visión de elegancia que desde entonces ha demostrado ser capaz de traspasar las fronteras  del tiempo y el espacio.

Su espíritu empresarial  alteró muchos de los esquemas existentes, anticipando prácticas que resultarían habituales tiempo más tarde.

Una de dichas prácticas sería el de llevar su mercancía directamente a los destinos turísticos europeos más exclusivos de aquella época, temporada a temporada. Fue un imperio que se fundó teniendo como base el gusto y el esplendor.

Esa es la textura de este hombre tan excepcional, viajero multicultural y muy adelantado a su tiempo, emprendedor, esteta y fundador de una de las joyerías y relojerías más respetadas de todo el mundo.

Por tal motivo, Bvlgari dedica en su 125 Aniversario, un reloj tan extraordinario como la historia que empezó con su fundador. Y nos presenta  una edición limitada de 30 piezas, que representan una fusión única de sus funciones con un calibre BVL465, un mecanismo tourbillón cruzado y un calendario perpetuo con un visualizador innovador, que muestra unas manecillas dobles, coaxiales y retrógradas.

 

 

Las manecillas de todos los relojes Sotirio Bvlgari  son el resultado de un enfoque de diseño singular y  riguroso, que combina la elegancia formal clásica con la estética contemporánea. Esto se aprecia de forma inmediata en los índices aplicados a mano y en los grandes números romanos.

Mientras que al mismo tiempo destacan llamativamente contra la variedad de tratamientos de superficie. La gran diversidad de niveles crea un sutil efecto óptico, que atrae y seduce al ojo.

El delicado juego de acabados en relieve y la geometría curvilínea están en perfecta armonía con la pureza estética,  por la que la marca Bvlgari es reconocida.

Cada detalle ha sido diseñado y creado por Cadrans Design, una filial del Grupo Bvlgari especializada en manecillas de reloj de una calidad extremadamente alta.

La transparencia del cristal de zafiro y la precisión de los contadores, hechos a mano, ejemplifican la complejidad del trabajo realizado, dando como resultado una clase de belleza poco común, que tan sólo puede venir de una atención tan meticulosa, incluso en los detalles más imperceptibles.

No menos excepcional es el pasador de la correa, una variación de la hebilla clásica de ardillón con un corte distintivo de 450, fabricada por Prestige.

La hebilla es el acabado perfecto que dota  a cada reloj Sotirio Bvlgari con una cohesión formal sin igual, el mayor logro del control del Grupo Bvlgari, desde el comienzo hasta el final de todo el proceso de manufacturación. 

 

Texto: Enrique Rosas ± Foto: Cortesía de la marca.