Las perlas de Tahití son comúnmente conocidas en el mundo como “perlas negras”, originarias de las remotas lagunas de la Polinesia Francesa en el Pacífico sur, se han convertido en una gema exclusiva en el mundo de la joyería gracias a su infinita gama de colores naturales.
La perla tahitiana; llamada también “perla de las reinas”, se ha ganado la reputación de valor y rareza por su belleza natural y su uso en las joyas de la nobleza y realeza mundiales. La más famosa de estas perlas negras naturales fue llamada “Azra”, pieza central de un collar que formaba parte de las joyas de la corona rusa. Hoy en día la perla tahitiana se ha convertido en una joya exótica y codiciada por todos.
Para obtener dichas perlas se lleva a cabo un proceso de cultivo largo y de extremo cuidado, donde la naturaleza y el trabajo del granjero perlicultor se unen en la delicada tarea de la industria del cultivo de perlas. Al cosechar las perlas, el granjero perlícora hace una selección inicial de su cosecha, desechando todas las rechazadas, discriminándolas por tamaño, que va de 8 a 16 mm. Es muy codiciada por su forma y calidad, ya que por las variaciones de su forma se adapta en diversos estilos de joyería.
Cabe mencionar que por la naturaleza de esta especie de ostras, de cada 100 que pasan por el proceso sólo 50 producirán perlas. De estas 50, sólo cinco serán gemas perfectas. Así que él o la afortunada en adquirir una pieza de éstas sabrá que tiene en sus manos la preciosidad de una obra maestra única.
Texto: AMURA ± Foto: Perlas de Tahití