Un Porsche es sinónimo de conducción perfecta: una combinación inimitable de potencia pura e ingeniería alemana.
La casa de subastas Bonhams que el 3 de marzo realizará una almoneda de modelos Porsche, en Amelia Island, Florida, presenta un recorrido de los últimos 70 años de la marca.
- Ferdinand Porsche (1875-1951). Se le atribuye la creación del Lohner-Porsche Electromobile (1900), el primer vehículo híbrido de la historia. Su ingenio hizo que Daimler-Benz (entonces Austro-Daimler) lo contratara como ingeniero jefe a los 31 años de edad; posteriormente pasó a Daimler Motoren Gesellschaft; como director técnico, donde diseñó algunas máquinas que culminaron en el Mercedes-Benz SSK que dominó la escena de las carreras en la década de 1920.
En 1931, Porsche fundó su empresa homónima con la intención de actuar como ingeniero consultor en lugar de diseñar automóviles con su nombre. Adolph Hitler lo llamó para crear un automóvil popular, el Volkswagen, que se produjo en masa en la posguerra.
- Asesinos de gigantes (1953-1964). Para los puristas, las creaciones más admirables de Porsche fueron los construidos entre 1953 y 1964, la era de los “asesinos de gigantes”, comenzando con el 550 Spyder. Presentado en 1953, está inspirado en el 356 diseñado por Ferry Porsche (1909-1998), hijo de Ferdinand.
Tuvo victorias en su categoría en las 24 Horas de Le Mans y la Carrera Panamericana. En 1955, el diminuto (solo en tamaño) 550 hizo el 1-2-3 en su clase, terminando cuarto en la general detrás de los enormes D Type y un DB3S.
El 550A ganó la Targa Florio de 1956, el primero de once triunfos de Porsche. El refinamiento obsesivo del 550A condujo a la aparición del 718 RSK, líder mundial en 1957. El éxito en Le Mans y Targa Florio parecía natural, y Porsche decidió probar más con el 718.
Su debut en la Fórmula 2 resultó en la victoria en Reims en 1958, y 1960 trajo un podio 1-2-3 en Aintree. Siguió la Fórmula 1, con Dan Gurney, de Porsche, cuarto en el Campeonato de Pilotos del 61.
- Porsche de fibra de vidrio. Después de retirarse de la Fórmula 1, Porsche decidió volver a las pruebas de resistencia. A pesar de sus éxitos, los Spyders de aluminio eran superados, y en 1963 apareció el 904. Fue la primera de muchas creaciones de fibra de vidrio e inclinó la balanza a solo 655 kg. El 904 logró una victoria general en la Targa Florio y siguieron otras de clase en Spa, Le Mans y Nurburgring.
Con 580 kg, el 906 fue un ganador en su categoría en Monza, Spa y Sebring, superando al Ferrari P en Le Mans, y el cuarto, quinto, sexto y séptimo lugar detrás de los GT40. El 910 fue la versión más liviana del 906, y ocupó los tres lugares del podio en los 1000 Km de Nurburgring.
En 1967, los Porsche 907 de cola larga alcanzaron los 305 km/h, y en 1968, los V8 y V12 de Ford y Ferrari fueron prohibidos, provocando el 1-2-3 en Daytona, 1-2 en Sebring y un triunfo en Targa Florio de Porsche.
- Porsche 356. A pesar de que Ferdinand Porsche estableció su compañía homónima en 1931, un automóvil con la marca Porsche no aparecería hasta 1949, cuando Ferry, diseñó uno de los mejores autos deportivos de todos los tiempos: el Porsche 356, con un motor refrigerado por aire, montado en la parte trasera y carrocería de aluminio con forma de insecto. En 1951 logró un triunfo en su clase en Le Mans.
- El 911. Para muchos entusiastas, el 911, reemplazo del 356, es el epítome de Porsche. Introducido en 1964, ha sido un incondicional durante 58 años. Con actualizaciones interminables, el alma del vehículo permanece. Su flat six montado en la parte trasera fue originalmente enfriado por aire hasta 1998 cuando la serie 996 entró en escena.
Desde el 930 turboalimentado hasta el GT3RS, estrella de la pista, cada uno de los 911 tiene su personalidad. Es uno de los autos más exitosos de todos los tiempos, con victorias en Targa Florio, Daytona y, al menos en una derivación de un 911, en las 24 Horas de Le Mans.
Más de 1 millón de ejemplares del 911 se han producido hasta la fecha en innumerables formas, y es uno de los vehículos más deseados para aquellos que buscan una conducción verdaderamente excepcional.