La casa Louis Erard abre nuevos caminos y lleva su alta relojería al mundo del arte contemporáneo a través de una colaboración con Olivier Mosset, el artista suizo, figura histórica y rebelde del arte abstracto.

Se trata de Le Régulateur Louis Erard x Olivier Mosset, un cronómetro negro sobre negro con incrustaciones brillantes, en una edición limitada a 178 modelos, donde queda la esencia de Mosset, quien no sólo hace arte, también es motociclista.

A Mosset le encanta la cultura callejera, incluidas las motos y los coches, que tienen lugar en su obra. Los adapta y presenta como esculturas. Este reloj evoca la apariencia de la carrocería de un automóvil con su pintura metálica, su esfera negra y brillante.

Todo es negro: caja, pulsera, manecillas. Una obra de arte pura, sin etiquetas, sin logos. Sólo contrasta la esfera, decorada con purpurina plateada. Las manecillas son bastones, horas, minutos, segundos, tres veces iguales, igual largo, mismo ancho, mismas puntas redondeadas. Sólo hay un detalle: el tamaño del agujero que da la dirección, una referencia minimalista, lo justo para que no se pierda del todo la sensación de lectura.

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, El artista suiza Olivier Mosset. El artista suiza Olivier Mosset.

 

Este reloj con caja de acero y 25 mm de diámetro, es una abstracción. Una reinterpretación geométrica minimalista del regulador, cuyas tres agujas (minutos en el centro, horas arriba y segundos abajo) están separadas mecánicamente. Normalmente, esto mejora la precisión y la legibilidad. Pero en este caso se trata más bien de una obra de arte.

Los códigos del artista se han traducido en el diseño del reloj. Reducción geométrica. Reducción cromática. Tintes de colores planos. Está todo ahí. Luego viene la esfera, que retoma otro aspecto de la obra de Mosset.

Esta colaboración fue iniciada por Manuel Emch, director de Louis Erard y gran conocedor del arte contemporáneo, del que Mosset es una figura destacada desde su participación en el grupo B.M.P.T –fundado en París en diciembre de 1966 por Daniel Buren, Olivier Mosset, Michel Parmentier y Niele Toroni–. Mosset nunca había diseñado un objeto y, menos aún, un cronómetro.

Pero cuando Emch le propuso este proyecto a Mosset, se dejó arrastrar, con diversión y un toque de sentimiento. Al fin y al cabo, creció en Val-de-Ruz, en el corazón relojero del cantón de Neuchâtel. Por lo demás, Mosset confía en sus credenciales de ryder: "Lo que me divierte de los relojes es su aspecto accesorio: un reloj hoy en día ya no sirve. Me recuerda a la escena de la película “Easy Rider”, cuando acaban de comprar sus motocicletas y están a punto de irse, Peter Fonda se quita el reloj y lo tira”.

Erigidos como una obra de arte, cada uno de los 178 modelos viene con un sello rojo que lleva las palabras "obra de arte - no usar". Completan la caja dos brazaletes de piel de becerro, con una hebilla de acero inoxidable arenado con tratamiento PVD negro, uno de ellos firmado por el artista.

Revolucionar los códigos de la relojería es la dirección que ha tomado Louis Erard a través de sus colaboraciones artísticas, que deleitan a coleccionistas y amantes del arte contemporáneo de todo el mundo.