Eco-feminismo: una enseñanza de Rajastán para el mundo

 

La tierra está viva, es sagrada y es la conexión entre todos los seres vivos.
Vandana Shiva

 

Bajo el contexto de una sociedad patrilineal que segrega y minimiza a las mujeres, una esperanza brilla en el rocío de las hojas de los árboles de la localidad de Piplantri, al norte de Rajastán, India. Y es que por cada niña que nace en este territorio, se siembran 111 árboles, mismos que son cuidados por la familia hasta que ella se convierte en un adulto, detonando un cambio de consciencia respecto al género, así como excelente nivel de sustentabilidad y calidad de vida para la comunidad, además de un cuidado a los recursos naturales y las especies, que son tan vulnerables en esta zona del planeta.

En diversos territorios indios, los abortos y asesinatos posparto de niñas son comunes, sobre todo entre la población con menos recursos económicos. Se trata de una triste realidad donde aproximadamente la mitad de las niñas son privadas de la vida, pues los varones son más apreciados debido a que se les considera el sustento para las familias; además del hecho tradicional de que cuando una niña crece debe pagar una dote para casarse. Múltiples inconvenientes e injusticias que lamentablemente aun se adjudican al género en la India y en muchos otros territorios del globo, en pleno siglo XXI, son la realidad continua que necesitamos cambiar día con día.

 

Rostro de una niña de Piplantri, el poblado de Rajastán donde se siembran 111 árboles por cada mujer que nace.Rostro de una niña de Piplantri, el poblado de Rajastán donde se siembran 111 árboles por cada mujer que nace.

 

Ésto se hace evidente en varios poblados de Rajastán y de la India, que prácticamente carecen de mujeres, pues la mayoría son varones debido a que la silenciosa práctica de erradicar a las niñas ha detonado en un exceso muy contraproducente para las comunidades. Es por ello que este ejemplo en Piplantri es tan notable e inspirador, pues representa una esperanza verde que ha nacido justo en el corazón de la India y justo en medio de la devastadora problemática.

Hoy en día, un bosque por cada niña nacida es posible gracias a esta nueva tradición, que desde 2006 es llevada a cabo por las familias de la localidad, donde el primero en iniciarla fue Shyam Sunder Paliwal, un padre de familia y líder de la comunidad, quien fundó el movimiento después del fallecimiento de su pequeña hija Kiran Nidhi Yojana, en cuya memoria ha nacido este hermoso acto ecológico de amor, que está gestando una verdadera transformación en la India y ofreciendo una esperanza radiante para todo el mundo.

Shyam Sunder Paliwal, ya era un activista que buscaba cambios favorables para el pueblo antes del acontecimiento que lo marcó para proteger prioritariamente a las niñas. Fue él, junto con colaboradores de su comunidad, quienes gestaron los primeros avances a través de programas como Swajaldhara Yojana, el cual nació para conservar el agua de la región.

 

La comunidad entera trabaja en Piplantri para generar un verdadero cambio. La comunidad entera trabaja en Piplantri para generar un verdadero cambio.

 

Hoy en día, estos 111 árboles generan precisamente esa “dote” para las niñas, quienes pueden disponer de ello en cuanto cumplen los 20 años, ya sea para casarse –voluntariamente-, para sus estudios, o lo que puedan necesitar. Y no solo se plantan árboles por cada niña que nace; por cada fallecimiento de un vecino de cualquier género, se plantan 11 árboles también en su memoria. Estos números, en palabras de Shyam Sunder Paliwal para Amura Yachts & Lifestyle, “son números Santos en la religión hindú. Por lo tanto, como teníamos que comenzar con un número, hemos elegido el 111”.

Esta nueva tradición eco-feminista funciona integralmente de la siguiente manera: los padres de la niña se comprometen, mediante un contrato, a educar a la niña y enviarla a la escuela, así como no casarla hasta los 20 años y solo si la niña lo desea, cuidando de los árboles plantados en nombre de su hija. El dinero -porque estos árboles generan una plusvalía-, se invierte a plazo fijo durante ese tiempo en que la niña crece y es ella quien decide si se emplea para un matrimonio o para otra finalidad. Es así como se evita que las niñas sean abandonadas en un futuro o casadas a la fuerza siendo menores de edad, como suele ocurrir en diversas zonas aledañas.

“Plantamos árboles como: aloe vera, mango, Sheesham, woodstick, Amla y otros árboles frutales. Estos árboles son elegidos bajo la línea de que en los próximos 10 años, cuando estén listos, podamos generar empleo basado en la naturaleza de éstos mismos, que ayudarán al pueblo también a ser independiente en términos de economía”, declara Sunder Paliwal.

 

Shyam Sunder Paliwal, fundador del movimiento, rodeado por las niñas y naturaleza de Piplantri.Shyam Sunder Paliwal, fundador del movimiento, rodeado por las niñas y naturaleza de Piplantri.

 

Los 111 árboles representan la vida, fortaleza e integridad de la niña, mientras que la familia los procura y protege, la niña y los árboles crecen juntos. Las pequeñas, en señal de agradecimiento y hermandad, emplean cintas de colores para adornar sus árboles. Es así como se preserva la vida con más vida, asegurando un sustento y un futuro para las niñas y la comunidad, mientras se protege a la naturaleza y sus recursos; además de generar un cambio en la mentalidad de los ciudadanos, quienes comienzan a valorar las ventajas de tener tanto hijas como hijos.

El cambio de consciencia radica en que, lo que antes era “un problema”, ahora es un beneficio, pues por cada niña viene un bosque, una buena derrama económica para las familias y el pueblo, así como una bendición que aporta mucho al planeta y que nos regala una sonrisa en vez de una agresión por el legítimo derecho de existir y ser respetadas bajo el género femenino. Y todo a partir de un acto pacífico, ejemplar, inteligente, ecológico, bello y sumamente beneficioso.

Si esta tradición se extiende, sería de enorme beneficio para todo Rajastán y la India, sobre todo en aquellas zonas donde hay fábricas de mármol, como es el caso de Piplantri, pues esta actividad degrada continuamente el suelo, haciéndolo infértil y provocando que los poblados sean más vulnerables ante los monzones. Antes, además del matrimonio infantil y feticidio femenino, Piplantri sufría de contaminación industrial, escasez de agua, falta de electricidad, analfabetismo, delincuencia, entre otros problemas que han ido desapareciendo a raíz de esta iniciativa.

 

Las niñas y sus familias cuidan de los árboles que se han plantado en su honor. Las niñas y sus familias cuidan de los árboles que se han plantado en su honor.

 

Al día de hoy se han plantado más de 70,000 árboles en esta localidad de Rajastán.Al día de hoy se han plantado más de 70,000 árboles en esta localidad de Rajastán.

 

Se busca extender esta tradición a toda la India. Se busca extender esta tradición a toda la India.

 

Queda mucho por hacer, pero el ejemplo de Piplantri ya se ha comenzó a diseminar más allá de sus límites geográficos.Queda mucho por hacer, pero el ejemplo de Piplantri ya se ha comenzó a diseminar más allá de sus límites geográficos.

 

La reforestación permite una mayor retención del agua, protege a las comunidades durante las temporadas monzónicas y transforma su paisaje protegiendo a sus especies, a la vez que detona su economía. “Estos árboles están ayudando a las aves y los animales para que tengan refugio y alimento”, subraya Sunder Paliwal.

Es cuestión de extender la tradición y llevarla más allá de los límites del pueblo, para lo cual se requiere que otras comunidades despierten y se integren a esta nueva esperanza. “En la actualidad se sigue en Piplantri, pero este año, el gobierno de Rajastán ha establecido a Piplantri como modelo a seguir y este ´Piplantri Modal´ podría ser implementado en todas las áreas de Rajastán. Hemos comenzado a trabajar de cerca con el pueblo Tasol, a 15 Km de Piplantri”, nos comparte con entusiasmo el señor Shyam Sunder Paliwal.

Por desgracia es bien conocida la situación actual de la mujer en la India, que además de luchar por mantenerse viva, debe lidiar diariamente con acosos y vejaciones de todo tipo y ésto es un fenómeno global que también ocurre en mayor o menor medida en todo el mundo, con una frecuencia alarmante.

“Piplantri y sus aldeanos residentes están haciendo muy bien apoyando a esta noble causa. Es la manera eficaz de salvar a las niñas, la naturaleza y el medio ambiente, con el sentimiento emocional hacia los árboles. Me gustaría ver en todos los pueblos la adopción de medidas para salvar a las niñas, la naturaleza y el medio ambiente de la India”, concluye Sunder Paliwal. Se calcula que al año nacen alrededor de 60 niñas en Piplantri, por lo que al día de hoy, este pueblo cuenta con aproximadamente 70,000 árboles a raíz del nacimiento de las niñas.

 

La esperanza en un cambio a nuestro favor nos sigue manteniendo vivas.
Mujer anónima de Rajastán

 

Texto: Lizwarkumari Dev ± Foto: LAMAMA PACHAMANA / EMU / PFA photographs / rbl / GIPSY