Dice la leyenda que mientras los macacos de Berbería (macaca sylvanus) permanezcan en la Roca de Gibraltar, ésta pertenecerá a los británicos. Es de esta forma que su presencia en Gibraltar desencadena numerosas historias y teorías sobre su posible origen.
Unos cuentan que son los descendientes de primates que habitaron el sur de Europa hace 5.5 millones de años, otros que fueron llevados por los moros (o musulmanes africanos) cuando cruzaron el Estrecho de Gibraltar durante la conquista de la península ibérica que inició en el año 711. Otros afirman que fueron los mismos ingleses quienes llevaron a estos primates a Gibraltar en el siglo XVIII, pero nadie está seguro de cuál teoría es la correcta. Otra leyenda cuenta que se originaron en el norte de África e inmigraron a través de un túnel de 24km que conectaba Gibraltar con Marruecos. Sin importar cuál versión sea la más acertada, los macacos de Gibraltar se han convertido en un verdadero símbolo de identidad británica.
Tanto el gobierno de Gibraltar como el del Reino Unido se han dedicado a la preservación de los macacos en lo alto de la famosa Roca que se levanta en el centro de Gibraltar, ya sea por respeto a la especie o por mantener la leyenda viva. Casualmente, los descensos en la población de macacos han coincidido con momentos históricos donde la soberanía inglesa en este territorio se vio amenazada de una forma u otra. En 1913, un año antes del inicio de la primera guerra mundial, los macacos se redujeron a solo diez especímenes, y el gobernador de Gibraltar, Sir Alexander Godley, importó ocho hembras del norte de África para incrementar los números de primates. De forma similar, durante el primer año de la segunda guerra mundial, la especie se vio amenazada una vez más cuando se reportó que solo quedaban siete, y el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, dio instrucciones de llevar más hembras a la reserva de la Roca. En 1944, estableció que la población de los macacos debía permanecer sobre 24.
Se han hallado restos óseos de macacos de Berbería en las cenizas de Pompeya.
UN HÁBITAT CREADO POR EL HOMBRE
Los macacos de Berbería dependen principalmente del hombre para su supervivencia en la Roca. Desde 1915 hasta 1991, estos monos sin cola y de color pardo estuvieron bajo el cuidado del ejército británico y posteriormente del régimen gibraltareño, quienes se encargaron de controlar la población, mantenerlos con buena salud y suministrar frutas, vegetales, semillas y agua fresca. Hoy en día, la Sociedad ornitológica y de historia natural de Gibraltar (GONHS) y la Clínica veterinaria de Gibraltar (GVC), llevan a cabo un programa para la preservación de esta especie. Los macacos continúan con una dieta de frutas y verduras para suplementar lo que debería ser su alimento natural: hojas, raíces y flores, entre otros.
Esta organización mantiene un récord de fotografías y características específicas de cada individuo dentro de la comunidad de macacos que habitan la Roca. Toman sus medidas, peso, y les asignan un nombre y número de identificación junto con un chip poco después de su nacimiento. La GONHS también se encarga de mantener a los monos en el Peñon, ya que suelen bajar a la ciudad a robar comida o a hacer travesuras. Realizan un censo una vez al año, y a la fecha hay aproximadamente 230 individuos dentro de seis grupos que varían entre 25 y 70 especímenes. La población de macacos ha incrementado exitosamente en los últimos años gracias a los esfuerzos de la comunidad gibraltareña.
Debido a su popularidad y a su relación tan intrínseca con la imagen británica de Gibraltar, los macacos se han convertido en un gran atractivo turístico. La Reina Elizabeth II y el Príncipe Philip, Duque de Edimburgo, visitaron la Roca en 1954 con sus hijos, el Príncipe Charles y la Princesa Anne; las fotos de su visita recorrieron el mundo y atrajeron vacacionistas de todo el mundo. Desde entonces, los habitantes de Gibraltar se han beneficiado al mantener trabajos enfocados al sector turístico. Las autoridades han impuesto reglas y prohibiciones en cuanto a las interacciones entre mono y turista; está prohibido alimentarlos y se multará a quien lo haga, ya que tienen su propia dieta y los alimentos procesados pueden causarles daño y reducir su expectativa de vida. Asimismo, se recomienda mantener una distancia, ya que son animales salvajes que pueden reaccionar de forma impredecible si se sienten amenazados. Otra sugerencia importante es conservar la higiene después de haber interactuado con ellos. Estas regulaciones mantienen una relación beneficiosa entre humanos y macacos que ha durado alrededor de tres siglos.
Sin embargo, la intervención humana ha dañado a esta especie de igual forma en que la ha ayudado. Los macacos que habitan la parte superior de la Roca son los únicos primates en Europa que viven en libertad. Pero su libertad es condicional y monitoreada para protegerlos del peligro de extinción en el que se encuentran. Los macacos se han acostumbrado a convivir con el ser humano, y su nivel de confianza, desafortunadamente, ha causado problemas como la extracción de especímenes, particularmente de crías, con propósitos comerciales, o la llamada “mascotización”. A pesar de esto, los macacos de Gibraltar disfrutan del contacto humano y de los privilegios de vivir en aquella reserva, donde seguirán siendo uno de los mayores atractivos de Gibraltar.
Texto: Ashanti Rojano ± Foto: NATIONAL GEOGRAPHIC / A / BOLSD / VHA / AONS / GUIM/ PA TR / CAZTI / ASSET