A partir de 2007 comenzó a desarrollarse esta  evolución en el mundo de la moda: una tendencia ecológica y ética cuya influencia ha crecido hasta alcanzar gran prestigio mundial.

Tan es así, que desde 2017, los íconos de las marcas de lujo han aceptado el desafío del cambio para  realizar acciones hacia la sostenibilidad; estableciendo políticas  que equiparen los beneficios económicos con los ambientales.

 Armani, Givenchy, Ralph Lauren y Versace han comenzado a dejar de lado el uso de pieles, y están adoptado las energías renovables; textiles y tintes verdes, enfocando sus capacidades innovadoras  en encontrar soluciones ecológicas. Las acciones toman en cuenta  los impactos en las vidas de quienes intervienen durante todo el proceso.

 Gucci lanzó su  plataforma Gucci Equilibrium que promueve la responsabilidad medioambiental y  está trabajando en un plan de 10 años, para gestionar su impacto en este sentido,  con miras en hacerlo sostenible.

Burberry no solo dejará de trabajar las pieles sino que retirará todas sus prendas vigentes que las usan; es  uno de los socios principales de la iniciativa Make Fashion Circular de la Fundación Ellen MacArthur, que trabaja en garantizar que toda la ropa se confeccione con materiales seguros y renovables. En este esfuerzo participan Gap, H&M, Nike y Stella McCartney, además ONG, ciudades, personalidades, filántropos, bancos,  entre otros.

Los jóvenes son los más fieles adeptos a estas tendencias regeneradoras  por lo que prefieren las marcas responsables, eso sí, mientras más exclusivas y bellas sean las piezas, mucho mejor.