En los escarpados y profundos bancos del Mosel, en los primaverales viñedos de Rheingau o de Rheinhessen, Alemania produce algunos de los mejores -y más subestimados- vinos del mundo.

Esta tierra tiene una historia de vitivinicultura que data del 100 a.C., cuando los romanos -quienes conquistaron esta región-, comenzaron a producir vinos en este suelo. Fueron ellos quienes rápidamente reconocieron el potencial de sitios como Piesporter Goldtröpfchen (que significa “pequeñas gotas de oro”) y quienes cultivaron las uvas en estas tierras. Investigadores han encontrado lugares en donde se hacía la vid, cerca de Piesport, que data del siglo 400 d.C., este sitio es uno de los yacimientos antiguos más grandes en donde se hacía la vid, y es el lugar más vasto encontrado al norte de los Alpes. Durante la edad media, los monjes continuaron con la tradición de la creación de vinos y cultivaron los viñedos que son famosos hoy en día. Propiedades históricas como el monasterio conventual Kloster Eberbach en el Rheingau, tiene una pasado vitivinícola, cuyos orígenes datan del 1200 d.C.

En 1845, la Reina Victoria de Inglaterra visitó Rheingau, donde descubrió su amor por el Riesling alemán y acuñó el término inglés “Hock”, el cual es sinónimo del Riesling en Gran Bretaña al día de hoy. Originariamente, el término Riesling viene de la comunidad de Hochheim, misma que habita en el Rhin.

 

 

La reputación del vino alemán perdió su brillo en la década de 1960 y 1970, cuando grandes cantidades de vinos dulces fueron creados para su exportación, entre ellos los infames Liebfraumilch y Blue Nun. Mientras tanto, Alemania continuaba creando y bebiendo vinos de las más altas calidades (de hecho muchos alemanes nunca han escuchado de las marcas antes mencionadas); indescriptibles vinos dulces se convirtieron en sinónimos de Alemania internacionalmente. Aunque estas etiquetas son difíciles de encontrar en una tienda local, un número creciente de vinos germanos de la más alta calidad ahora son exportados y atraviesan el Atlántico, recapturando la reputación que poseyeron en algún momento de manera internacional.

Hoy en día, el enfoque está en estilos de vino más secos -trocken-, los cuales componen casi el 70% de su producción. Alemania también produce extraordinarios Sekt (vinos espumosos). Correspondientemente, los alemanes son los mayores consumidores de Skets per cápita y es tradición tomar una copa burbujeante cualquier día de la semana, no se necesita de una ocasión especial.

Lo que es más importante, los alemanes aman las paletas varietales que existen dentro del mundo de Pinot: Pinot Noir, Pinot Gris y Pinot Blanc. Es un hecho poco conocido, pero este país sajón es el tercer productor más grande de Pinot Noir y por casi 40 años, se ha adaptado a la misma calidad en métodos de producción que Borgoña, Francia. Hoy en día, Alemania es reconocido por ser una nueva frontera excepcional establecida por el Pinot Noir. ¡Varios Pinots alemanes inclusive rivalizan con aquellos que son producidos en Francia!

 

Texto: Erin Brooks ± Foto: OWCIBES / weinhauss / WINEX / MONTROSE / TOASTER / WEBME