Tres aspectos importantes en la fama que envuelve una botella de vino: el valor económico, el hombre detrás de una etiqueta y la novedad en el mercado.
Cuántas veces en las mesas de los lectores de Amura han sonado las copas tipo flauta brillando con champagne Dom Pérignon? En otras, han brindado con un Merlot en cuya etiqueta resalta Petrus Pomerol de la familia Loubat, a quienes la clasificación francesa les suele ser indiferente, pero que se han ganado un lugar como uno de los vinos con mayor prestigio en Francia. Etiquetas que van añejándose en la mente por su constancia enológica y permanecen en los paladares.
Lo anterior no solo se debe a la longevidad de una bodega, en ocasiones es resultado de la labor mercadológica y a la reiteración de las revistas especializadas en generar un contrapeso en la industria de los caldos, con listas de las mejores cosechas en cada país o región, de acuerdo a una cata concienzuda de los críticos.
En esta ocasión, mostramos tres aspectos importantes en la fama que envuelve una botella de vino: El valor económico, el hombre detrás de una etiqueta y la novedad en el mercado.
Show me the money
Cada vez se especifica que nunca debe juzgarse un vino por su precio. Francia deja claro que los caldos que elabora manejan un estándar de calidad que enaltece el costo, tal es el caso de Domaine de la Romanee-Conti Montrachet Grand Cru. Este vino blanco 100% Chardonnay ha sido una de las etiquetas mejor cotizadas por la casa de subastas Sotheby’s, que en el 2021 ofertó un lote de 11 botellas (añada 1978) por más de 3 millones de pesos.
Este Grand Cru, que marida excelente con unas Pechugas de pollo criados en Bresse, trufadas con arroz basmati y foie gras, procede de la Appellation d’origine contrôlée de Montrachet, que posee un área de producción de 9.59 hectáreas; resulta ser muy pequeña si se compara con las más 65 mil hectáreas que tiene la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja. Este Grand Cru francés proviene de uvas Chardonnay sembradas entre Ladoix-Serrigny y las laderas de Maranges, en la región vinícola de la Côte de Beaune donde está localizada Domaine de la Romanee-Conti, que cultiva esta cepa en poco menos de una hectárea; su cosecha anual llega a rebasar en determinados años las 4 mil botellas. Quienes han sido afortunados de degustar el vino blanco comentan que se perciben en nariz un jardín de flores blancas; la esencia frutal la protagoniza la manzana verde conjugada con la miel, sin faltar los toques de nueces ahumadas.
El experto
Los vinos no pueden posicionarse tan solo por su calidad y prestigio; requieren de alguien que los venda en el mercado internacional, que sea el portavoz de una zona, de una región y para esto, en Estados Unidos está muy definido el puesto de un winemaker, quien puede ser o no el enólogo. Sobre este punto, resulta obligado hablar de Robert Mondavi (1913-2008), un economista, graduado en Stanford y nacido en Minnesota, quien logró colocar los vinos californianos de Napa Valley como símbolos de excelencia, comparándolos incluso, con los producidos en Francia. Una fiel perseverancia, que el propio Mondavi lo traducía como “pasión”.
Los conocedores saben que la bodega Robert Mondavi pertenece, desde 2004, a la compañía Constellation Brands; sin embargo, en la complicada década de los 80, la comercialización del vino era todo un reto y este visionario sabía que si la vinificación era efectiva podía lograr crear bebidas Premium en Napa Valley, California. Entre sus mayores objetivos estaba el tener uno en perfecta sintonía con los platillos.
“El mayor logro es un vino que sea balanceado y que armonice con la comida”, decía Mondavi. El mejor maridaje para este obsesionado del placer era la pasta con un buen Cabernet Sauvignon.
El camino que dejó Robert Mondavi ha sido aprovechado con bastante inteligencia. En esta época, es mencionado Thomas Rivers Brown, quien no cesa de generar proyectos vitivinícolas. Fue él quien se quedó a trabajar para Shrader Cellars, filial de Constellation Brands y ha desarrollado varios Cabernets; trabaja como consultor para la elaboración de líneas de vinos para propietarios de bodegas que han sido estrellas del espectáculo o ejecutivos de la NFL. Las etiquetas de Thomas Rivers Brown son elegantes tintos que reposan amablemente en barricas que descubren una esencia borgoñesa que han adquirido fama en California.
Por descubrimiento
El enófilo siempre tiene sed de nuevas cosechas. Este 2023 se hablará mucho del vino mexicano luego de la edición 43 del Congreso Mundial de la Viña y del Vino, en Baja California, con conferencias magistrales de enología. Los representantes de los 14 estados vitivinicultores mexicanos tuvieron la oportunidad de mostrar sus distintas botellas que viajaron hacia destinos en el extranjero.
La producción de vinos en México –se habla de 400 bodegas– está concentrada en el centro y norte de México, y tal como se posicionan en Francia, trabajan –en su mayoría— con ediciones limitadas. Aun así, el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) indica que son producidas 82 tipos de uvas.
En el municipio de Moctezuma, en San Luis Potosí se ubica Cava Quintanilla, donde bajo un clima semidesértico crece la uva Nebbiolo (un clon italiano certificado) con la que se elabora el vino tinto reserva reposado por 12 meses en barrica de roble francés. El perfil aromático de este vino es debido en gran medida al suelo arcilloso con alto contenido mineral. Así mismo, en el municipio de Soledad, bajo un clima semidesértico potosino, la bodega Pozo de Luna ha cultivado las cepas tintas Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Malbec con las que ha producido varietales y un trivarietal que expresan personalidad y elegancia; ambas son un reflejo de la experiencia enológica de un mexicano, el Dr. Joaquín Madero Tamargo. ¿Deseas confirmar la calidad?
Texto: Cindy Agustín ± Foto: ADSTTC, boper scred, BESTO OF WINES, ELSEVEIVER STOKMANS, NAF, ft, NAPA VALLEY