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Con unas 150 pinturas y esculturas, la importante exhibición Orientalismo en Europa: de Delacroix a Kandinsky presenta una diversa interpretación del Islámico Oriente, África del Norte y el Medio Oriente creada por unos 100 artistas Europeos. Esta exhibición comienza con la Campaña Egipcia de Napoleón (1798—1801) y continua hacia el Modernismo del principios del siglo XX. Obras maestras por Ingres, Delacroix, Gérôme, Renoir, Sargent, Klee y Kandinsky presentan el Orientalismo como un diverso tema artístico que transciende estilos, perspectivas artísticas y fronteras nacionales. Obras que también esperan ser descubiertas son las magnificas creaciones de artistas de menor nombre como Lawrence Alma Tadema, Gustav Bauernfeind, Jaroslav Cermák, Henri Evenepoel, Fabio Fabbi, Osman Hamdi Bey, John Frederick Lewis, Alberto Pasini, Edward Poynter and José Villegas y Cordero.

 


No es necesario mencionar que cualquier exhibición dedicada a un tema tan complejo y multifacético es obligada a considerar los aspectos sociales, políticos, éticos y religiosos, además de las numerosas perspectivas artísticas. La fascinación con esta región geográfica, a lo largo de tres continentes gobernados por el Imperio Otomano, ha abundado en el mundo occidental desde que el conocimiento de sus culturas y el comercio con ellas han existido. Aun así, durante el siglo XIX, la situación cambiaria drásticamente. Hasta este punto, el orientalismo como una forma de arte cortesano se expresaba en su mayoría a través de los llamados Turqueries, o Chinoiseries, pero muy pocos artistas habían viajado a tales distancias. Luego, la Campaña Egipcia de Napoleón desato un episodio de “Egyptomania” por toda Europa. El ejército Francés fue acompañado de 167 académicos y artistas los cuales, consecuentemente, dieron paso hacia una nueva disciplina científica, pero también a un nuevo orientalismo en el arte.

 

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Varios artistas han comenzado a diferentes locaciones como emisarios oficiales de los gobiernos occidentales, o por su propia iniciativa, con el fin de documentar las culturas que se consideran intactas. Algunos de ellos se establecieron ahí permanentemente. Por ende, sus pinturas y fotografías se fomentaron a través del turismo, y formaron una peculiar imagen del Oriente fuertemente influenciada por una motivación colonial. Algunos soñaron con los placeres sensuales de Las Mil y Una Noches, las cuales se reflejan en las numerosas descripciones de fantasías de drogas y harén. Otros fueron fascinados por la fuerza emocional de una cultura restrictiva que se había considerado “bárbara” hasta ese entonces.

Durante el siglo XIX, las ciudades islámicas fueron redescubiertas en el sur de España, detonando una enorme cantidad de curiosidad por el Oriente. Para los artistas académicos, la búsqueda por las raíces de la civilización era de suma importancia; Esto no solo incluía los clásicos monumentos, pero también los paisajes que se consideraban intocables desde los tiempos de Jesucristo, con el fin de presentar pinturas históricas, y bíblicas, con mayor realismo. La infinita expansión del desierto ofrecía un reto artístico único, y el avance de las ciencias etnográficas y antropológicas también fueron reflejadas en arte. La exhibición concluye con las obras de varios artistas modernos, los cuales no fueron capaces de resistir el encanto del Oriente, e interpretar el tema con una nueva expresión pictórica.

 


Es un reto identificar con la percepción de una audiencia contemporánea de estas obras de arte e identificar las intenciones de su creador, particularmente porque nosotros estamos enfrentado una situación similar. En el mundo globalizado del siglo XXI, los diferentes conceptos morales entre el este y el oeste siguen chocando entre sí, y la fascinación original con ésta cultura extranjera se ve tristemente envuelta entre discusiones de burkas y minaretes. Por ende, una exhibición que documenta la visión del Oeste hacia el Oriente no solo presenta maravillosas obras de arte, pero también algo de la historia de sus conflictos y proyecciones. Un aspecto exitoso de esta exhibición seria uno en el cual se pueda revelar una ancha diversidad de facetas sobre este tema, y con ello logrando una mayor entendimiento de nuestra posición actual.


Esta exhibición es el resultado de una cooperación entre Kunsthalle, de la Fundación Cultural Hypo, y el Mueso Real de Bélgica en Bruselas, donde se presentaran estas obras del 15 de octubre del 2010 hasta el 9 de enero del 2011, y el Museo de Bellas Artes en Marseille en colaboración con la Reunión de Museos Nacionales Franceses.
Hirmer Verlag, de Munich, a publicado una catalogo para la exhibición, editado por Roger Diederen y Davy Depelchin, en el cual se incluyen contribuciones de Roger Benjamin, Jan de Hond, Robert Irwin, Isabelle Lemaistre, Peter Benson Miller, Christine Peltre and Eugène Warmenbol (312 paginas, 238 ilustraciones).

 

Texto: Andrés Ordorica ± Foto: Royal Museums of Fine Arts of Belgium