Vacíos, formas y puertos de arribo en la obra más reciente de Miguel Peraza
La obra más reciente de Miguel Peraza nos arrastra por las corrientes que socavan la esencia del viajero. La sensibilidad de su obra contiene una poética de la navegación. En las posibilidades que la tercera dimensión le permite experimentar con los materiales, explora a través de las formas volumétricas con elementos mínimos, conceptos esenciales –inherentes al ser.
Peraza propone una bitácora de viaje a horizontes distantes. Nos invita a seguir sorprendiéndonos con el ingenio humano que, construyendo naves geniales, ha sido capaz de arrojarse a los mares-al vacío; al espacio-para acercarse a sitios inexplorados y conquistar nuevos territorios. Porque no hay horizonte más atractivo que el que nunca hemos conocido.
Inspirado en los descubridores de todos los tiempos, el artista juega con los materiales, con el cálculo y los espacios, con los vacíos y con las formas para construir su propia Máquina del Tiempo, al estilo de Wells. Así, niñas y niños que viven en el desierto de la Baja Sur, viajarán a través del tiempo, dotando de sentido propio sus primeras incursiones imaginarias.
Desde su infancia, este escultor zarpó en el viaje lúdico de la expresión artística y no ha dejado de experimentar en la construcción de navíos. Con sus navegantes del tiempo y del espacio Peraza ha hecho una regata por el globo, dejando en cada puerto una invitación a expandir el alma a través del diálogo estético.
En 2011 desplegó las velas en el muelle de Barcelona con Viento a favor (2008) procedente de Abu Dabi, hasta encontrar destino en puerto en la Ciudad de México. En exposición temporal amarró El milagro del viento (2005) en la Casa América de Cataluña, que actualmente está viajando hacia su destino definitivo en las rías de Galicia.
Se trata de una serie de estudios relacionados con los timones, la navegación, los instrumentos, la astronomía, el viento y su fuerza, la esperanza. El arte de avanzar hacia nuevas dimensiones creativas.
Su más reciente obra monumental realizada para el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México en su 70 aniversario es El Navegante (2013) que persigue el origen en la semilla. Se trata de una obra matemáticamente compleja que contiene la proporción áurea en diferentes dimensiones y se coloca en la misma posición de Pakal, el navegante maya del cosmos.
En el proceso exploratorio, el artista se ha dejado cautivar por las infinitas posibilidades de la abstracción y sus múltiples expresiones. Al estudio de los astros ha agregado también el de la geometría. Asume que los espacios contemporáneos requieren motivos de inspiración que nos ayuden al mejor desempeño de nuestras tareas contribuyendo a nuestras reflexiones. Con esa intención Al interior del espejo (2007) -Tec de Monterrey, Campus Querétaro- sugiere un paseo que permite transitar sobre y desde la obra como una dársena para el espíritu.
Es a través de las formas geométricas que los navegantes logran trasladarse. Estableciendo puntos de referencia logran trascender la exploración y sus recorridos. En la pesquisa de las formas, el artista tropezó con una semilla de dura corteza y forma de hélice en el bosque negro alemán.
Siguiendo con la imaginación el viaje de la simiente comprendió que el movimiento puede dispararla en cualquier dirección -hacia la tierra o hacia el espacio- llevando consigo la información necesaria para constituir, en esencia, una especie de reserva natural. En gratitud, Peraza diseña El regreso de la semilla (2013) como ruta de retorno al cosmos.
Los hechos históricos sensibles dejan huella en el pueblo neerlandés de Leiderdorp en la primera expresión de arte lapidario que evoca una estrella de navegación, yacente al lado del seto de hayas. Nosotros siempre (2011) está dedicada a su querida hermana Emma (1957-2010).
En el afán de continuar avanzando a través del despliegue volumétrico, Peraza incursiona en un nuevo formato dialogando con la arquitectura más íntima. Hacia el interior de la vida (2013) es una escultura monumental instalada en el corazón de un hogar familiar. A través de ciclos o círculos, narra el encuentro de dos seres cósmicos que se entrelazan para generar el fenómeno de la reproducción de la célula que llamaremos hijos.
Con 38 años de trayectoria artística Miguel Peraza ha cincelado su firma entre la élite de los creadores mexicanos de talla global. Su obra pública más significativa se localiza en instituciones educativas, motivo por el cual se le conoce como escultor de universidades, aunque la obra trasciende los muros hacia los espacios públicos e incluso escuelas infantiles.
La obra más recientemente develada, de tres metros de altura, es Saetas del espacio (2013) diseñada con motivo del 30 aniversario del Colegio Ameyalli de la Ciudad de México. Se trata de instrumentos para atrapar estrellas, cometas u otras constelaciones del Universo; lugares por ahora imaginarios que, en breve, serán explorados y habitados por las nuevas generaciones.
Texto: Miguel Peraza ± Foto: León Felipe Chargoy / Eduardo Olavarri Orozco / Olivier Van Hoore