Navegación y Cine, ganas de compartir la visión y esencia del individuo

La Navegación y el Cine tienen mucho más en común de lo que cualquiera pudiese pensar. El principal punto de cohesión entre estos dos mundos es la búsqueda continua de caminos para llegar al objetivo. En cine, y siendo más específico, en guionismo, el elemento principal que debe existir en una historia es el objetivo que tiene nuestro protagonista o héroe. ¿Qué quiere nuestro héroe? ¿Qué es lo que hace que deje todo por conseguir lo que quiere? Según Robert McKee -considerado por muchos como “padre” del guionismo cinematográfico después de su libro “Story”, en donde postula todos los elementos principales para contar una historia cinematográfica-: si nuestro héroe no tiene un objetivo, no hay historia. 

Paralelamente a este acercamiento, para el mundo de la navegación, el concepto de objetivo resulta una pieza fundamental. Si un navegante -que bajo nuestra analogía nos atreveremos a llamarle “héroe”- no tiene un objetivo claro, su embarcación no va a ningún lado. Pero entonces, ¿qué pasa con una embarcación si no tiene objetivo? Nos dimos a la tarea de investigar qué le pasa a una embarcación si el navegante suelta el timón. Podríamos llegar a pensar que nuestra embarcación se hunde, pero no. Lo que pasa es que se queda dando vueltas, lo que a nuestro parecer, es mucho peor ya que esta situación puede dar pie a una muerte lenta y más sufrida.

 

 

 

Otro punto de cohesión que nos parece muy interesante es el afán de dar a conocer, de compartir. Más que la satisfacción personal que pueden obtener los navegantes al haber hecho algún descubrimiento mediante sus viajes, lo más importante para ellos es la enorme satisfacción de dar a conocer o compartir con los demás. 

En el cine este concepto se acentúa aún más. El afán por mostrar, por compartir, es el corazón del cineasta y la razón de su existir. El punto de coincidencia entre el cine y la navegación son las ganas de compartir con el mundo la visión y esencia que el individuo tiene acerca de cualquier tema de su interés personal o la manera de percibir la vida a través de sus sentidos, y poder transmitirle a la audiencia eso mismo. 

 

 

 

Asimismo, el director de una película tiene una conexión con el navegante, ya que los dos están encargados de dirigir, de trazar una línea e ir tras el destino que estén buscando. El director tiene que guiar a sus actores y a la producción bajo la visión que él tenga como jefe del timón, mientras que el navegante dirige a su tripulación por el camino que este desee bajo su conocimiento, visión y voluntad.

Cuando los mesopotámicos crearon la navegación en vela, nunca imaginaron el enorme paso que estaba dando la humanidad hacia nuevos horizontes y conocimientos invaluables. Cuando Louis Le Prince filmó la primera película de la historia, jamás se imaginó que el paso que estaba dando en ese momento iba a determinar de una forma brutal la manera en la que se entendería el mundo después de ese invento.

Al estudiar tanto historia universal como historia del cine, la actitud que tomamos hacia estos pioneros de la creación humana fue una actitud de agradecimiento. Sin su ayuda y colaboración, no tendríamos los barcos que hoy tenemos. No tendríamos ese gran lenguaje universal del mundo cinematográfico. Con esta edición conmemorativa se inaugura la sección de Cine en Amura. Una sección que enriquecerá y ampliará panoramas de este bellísimo idioma que ha determinado la manera de entender la vida. Este idioma es llamado “cine”. Enhorabuena.

 

 

Texto: Juan y Daniel Lecanda ± Foto: LTM / BP / MOVPINS