Las nueve escenas del génesis Una obra que avasalla a sus visitantes

Para contextualizar la obra del controvertido artista Miguel Ángel, a la cual se le reconoce como la más pura manifestación del poder divino y de sus representantes en la Tierra; vale recordar que la Ciudad del Vaticano, la cual resguarda este patrimonio universal, es el país más pequeño del mundo. En tan sólo un espacio de 44 hectáreas alberga algunas de las obras más importantes de la historia y el arte.

Con apenas 900 habitantes tiene una legua oficial el latín, así como su propia moneda y su máxima autoridad y jefe de Estado es el sumo pontífice o Papa.

 

 

El legado para la humanidad 

Una de las principales construcciones de la Ciudad del Vaticano, o al menos la más famosa es, sin duda, la Capilla Sixtina. La primera misa en la Capilla Sixtina se celebró el 15 de agosto de 1483, en la que fue consagrada a la Virgen de la Asunción.

Su nombre lo recibe del papa Sixto IV (1471-1484) quien mandó reestructurar la antigua Capilla Magna. La decoración de las paredes estuvo a cargo de pintores como Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio, Cosimo Rosselli, Lucas Signorelli, Pietro Perugino y Pinturicchio. El papa Julio II, por su parte, encargó a Miguel Ángel el decorado de la bóveda que fue realizado entre 1508 y 1512. El Juicio universal pintado en la pared del altar entre 1536 y 1541 también sería realizado por él.

En la parte del centro de la bóveda Miguel Ángel representó nueve historias del Génesis divididas en grupos de tres. Éstas se refieren al origen del universo: Separación de la tierra de las aguas, Creación de los astros y los planetas y Creación de la luz; origen del hombre: Creación de Adán, Creación de Eva y Pecado original y expulsión del paraíso terrenal; y origen del mal: Sacrificio de Noé, Diluvio universal y Embriaguez de Noé. Todas ellas enmarcadas por pinturas de profetas y sibilas, los antepasados de Cristo y las representaciones de algunos episodios de la salvación del pueblo de Israel.

El Juicio universal se centra en la figura de Cristo representado en el instante en que emite veredicto el día del juicio final, a su lado se encuentra la Virgen, ambos están rodeados por algunos Santos quienes están a la espera del veredicto, entre ellos se puede ver a san Pedro con dos llaves, san Bartolomé con su propia piel, santa Catalina de Alejandría con una rueda dentada y san Sebastián con flechas en la mano. En la parte central de abajo los ángeles del Apocalipsis despiertan a los muertos, a la izquierda se encuentran los resucitados que suben al cielo y a la derecha aquéllos que han sido condenados.

 

 

Las nueve escenas del génesis 

Pintados en la franja central de la bóveda aparecen nueve frescos que aparecen de forma longitudinal comenzando con el primero –de izquierda a derecha–, el cual, coincide con la pared del altar, donde está el Juicio Final, y el noveno se ubica hacia la pared de entrada; de forma alternada, los frescos –que se podrían considerar números impares– están bordeados por medallones, cada uno sostenido por figuras desnudas. Estás nueve pinturas se dividen en tres grupos que representan el mismo número de significados; los tres primeros (desde la izquierda) significan la Separación de la luz de las tinieblas (Génesis I, 4), Creación de los astros y la naturaleza (Génesis I, 4), y Separación de las aguas y la tierra (Génesis I, 9); los tres siguientes se refieren a la Creación de Adán (Génesis I, 26), Creación de Eva (Génesis II, 21), y Caída del Hombre, pecado original y expulsión del Paraíso (Génesis II, 4), y los últimos tres, hacen referencia a la maldad del hombre con El Sacrificio de Noé (Génesis VIII, 20), El Diluvio Universal (Génesis VII, 18) y La Embriaguez de Noé (Génesis IX, 23).

 

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La más famosa del Palacio Apostólico 

Esta magnífica obra, no obstante, recibió varias críticas. En un principio, esta pared del altar contenía frescos de Perugino que tuvieron que sacrificarse para que Miguel Ángel pintara su obra; además, el hecho de que tantos personajes aparecieran desnudos causó polémicas por años, hasta que en 1564 en la Congregación del Concilio de Trento decidieron contratar a Daniel de Volterra para cubrir algunas de las figuras.

Asimismo, las paredes norte y sur contienen otras representaciones bíblicas que incluyen la vida de Cristo y de Moisés. La serie de los Pontífices se extiende a todas las paredes de la Capilla, se encuentran ubicados en parejas dentro de nichos. En la pared de la entrada se ilustran el final de las historias de Cristo y Moises: por un lado la Resurrección de Cristo y por el otro la Disputa por el cuerpo de Moisés. Los frescos originales eran obras de Ghirlandaio y Signorelli, ambos fueron destruidos cuando se derrumbó el arquitrabe de la puerta en 1522 y fueron remplazados por pinturas de Hendrik van den Broeck y Mateos de Lecce con el mismo tema.

 

 

 

Museos y otros edificios

Esta ciudad también alberga grandes obras de la arquitectura y algunas de las colecciones artísticas más importantes del mundo, entre ellas se encuentran:

La basílica de San Pedro, cuya construcción inició en el año 324 por Constantino en el lugar donde había sido crucificado el apóstol Pedro. La edificación de la obra actual sobre la antigua basílica de Constantino inició en 1506 y tardaría alrededor de 120 años en concluirse. En ella trabajaron algunos de los arquitectos más renombrados de su época como Donato Bramante, Miguel Ángel y Gian Lorenzo Bernini. Tiene 15,000 m2 y puede albergar a 20,000 personas.

La plaza de San Pedro fue realizada por Bernini entre 1656 y 1667. Está rodeada de cuatro hileras con 284 columnas que siguen el estilo dórico griego. En la parte de la balaustrada se encuentran 140 estatuas de santos de todo el mundo, los cuales fueron edificados por los discípulos de Bernini.

El Museo Etrusco, fundado en 1837, tiene objetos provenientes de las excavaciones realizadas en la Eturia meridional desde 1828. El Museo Egipcio (1839) contiene obras que provienen de las excavaciones realizadas en Egipto y ya conservadas en el Vaticano. El Museo Profano Lateranense (1844) posee estatuas, bajorrelieves y mosaicos de la edad romana que no encontraban lugar en los Palacios Vaticanos. El Museo Cristiano comprende esculturas antiguas con simbología cristiana, especialmente sarcófagos e inscripciones lapidarias.

El Lapidario Hebreo es una sección con 137 inscripciones provenientes de antiguos cementerios hebraicos de Roma, en su mayoría traídas del cementerio de la Via Portuense, que fueron donadas por los dueños de las tierras, los marqueses de Pellegrini-Quarantotti. El Museo Histórico (1973) expone una serie iconográfica de los Papas, así como recuerdos históricos de los Cuerpos armados pontificios y de la Capilla y Familia Pontificia y títulos honoríficos hoy ya suprimidos.

 

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Texto: Virgilio Palacio ± Foto: NATIONAL GEOGRAPHIC / SBT / ANCORA ONL VOZ