“Seamos el cambio que queremos ver en el mundo”
Si existe un personaje en la historia que ha dejado honda huella por su pensamiento antibélico, es Mohandas Karamchad Gandhi (1869-1948). Líder espiritual, defensor de los derechos humanos, activista por la paz y artífice de la independencia de la India (1947); sin duda, uno de los pensadores más influyentes en la historia contemporánea universal.
Siguiendo el principio de Satyagraha; es decir, la resistencia sin violencia, Gandhi logró mostrar al mundo las carencias del pueblo hindú. Asimismo, expandió los derechos de la mujer; eliminó injusticias generadas por el sistema de castas de su país y logró crear una armonía religiosa y étnica. Un personaje inspirador, de ahí su sobrenombre: Mahatma, que en sánscrito significa “gran espíritu” o “alma grande”. Él también fue reconocido como el hilo conductor de la ideología de la igualdad, tal como lo señalara otro gran personaje como Nelson Mandela, solo por mencionar uno.
EL RECUERDO
Gandhi, originario de la ciudad portuaria de Porbandar, a los 13 años contrajo matrimonio con Kasturba –una niña de su misma edad–, en una boda arreglada por sus padres; años después, estudiaría leyes en la escuela de derecho de la University College London, lo que le llevó a permanecer en el Reino Unido hasta 1891, año en que regresó a la India como abogado; sin embargo, una vez en Porbandar, recibe el impacto emocional del fallecimiento de su madre, además de la noticia de que los Gandhi, familia de una clase social privilegiada, habían perdido toda influencia en la corte principesca. Aunado a ello, no tuvo oportunidades para ejercer su profesión, por lo que en 1893 acepta llevar el caso de una fábrica musulmana en Durban, Sudáfrica, viajando a esta ciudad donde inicialmente se establecería por un par de meses.
A su llegada al continente africano, el joven abogado encontró un pueblo controlado por británicos, quienes despreciaban a la comunidad india, refiriéndose a ellos con el término despectivo “sami”; población que era despreciada y carecía de todo derecho.
Terminado su compromiso laboral, Gandhi supo del proyecto de ley para retirar el derecho de sufragio a los indios y tomó la decisión de organizar la resistencia de sus compatriotas y así su permanencia se prolongó por más de 20 años.
En 1915 regresó a la India donde continuó su labor como defensor de los derechos de su pueblo y comenzó una nueva etapa en la lucha por la swaraj (autonomía) india, convirtiéndose en el máximo representante del movimiento nacionalista de la India. Aunque por sí mismo, bapú (Papá), como le gustaba que le llamaran, fracasó en traer la independencia india, facilitó el proceso en la caída del Imperio británico.
Con su postulado de resistencia pasiva, que se conociera durante la marcha de la sal o salt satyagraha (1930), efectuada en protesta al impuesto sobre un insumo esencial del pueblo indio (hindúes y musulmanes) y cuya producción era un monopolio regido por el gobierno de Gran Bretaña. Gandhi sabía que la independencia solo se llegaría cuando el dominio británico perjudicara por igual a toda la sociedad india; fueran hindúes o musulmanes y sin importar a la casta que pertenecieran. Así, el impopular impuesto sobre la sal marcó el principio del fin del colonialismo inglés. Aunado a ello, el Congreso Nacional Indio manifestó su malestar por la negativa británica de conceder el status de dominio a la India.
Ese activismo le generó que fuera arrestado en diferentes ocasiones, tanto en Sudáfrica, durante la Guerra Boer, como en la India. Sin embargo, para él, ir a la cárcel era algo honorable pues sabía que luchaba por una causa justa.
Con los ayunos que realizaba, buscó demostrar que su ideología era pacífica; el 13 de enero de 1948, con el fin de frenar los derramamientos de sangre que estaban teniendo lugar en su nación entró en un ayuno que duró 12 días, cuando se detuvo la masacre inglesa; sin embargo, días después fue asesinado por un fanático hindú.
Un año antes, su movimiento de la no violencia había logrado que la India se independizara de Gran Bretaña, dividiéndose en dos países: India y Pakistán; desgraciadamente, con el paso del tiempo, también hubo enfrentamientos como nuevos países que eran.
Hoy, su pensamiento sigue trascendiendo en numerosos líderes y mensajes como el de “Por la libertad de mi pueblo estoy dispuesto a dar gustosamente mi vida; pero por nada estoy dispuesto a quitarle la vida a otro”, siguen tan vigentes como en sus tiempos. Su espíritu libre y ascético, combinado con el de gran predicador, lo convirtieron en un símbolo internacional, Albert Einstein llegó a decir: “Las generaciones que vendrán apenas creerán que un hombre como éste caminó la tierra en carne y hueso”, lo que demostraba que el científico valoraba su obra por encima de sus creencias religiosas que muchos podrían considerar diferentes.
Texto: Yolanda Bravo Saldaña ± Foto: WPS / Wikimedia Commons / SCMP / AMAZONAWS / EDENKEEPER / LIFEHACK / NING / WPS / NBC