En 2008, la casa de subastas Christie’s remató en 17’680,646 dólares la pintura Danseuses à la barre (c. 1880), de Edgar Degas, un artista apreciado como el impresionista francés por excelencia, etiqueta siempre que rechazó al considerarse realista.

Nacido en París como Hilaire-Germain-Edgar De Gas (1834-1917), Degas inició como copista en el Museo del Louvre, pese a que su padre deseaba que fuera abogado. En 1855, ingresa a la École des Beaux-Arts de París y asiste a clases de dibujo en el taller de Louis Lamothe, alumno de Jean-Auguste-Dominique Ingres. Los primeros modelos de Degas fueron sus familiares, a quienes pintó con fondos oscuros, principalmente a sus hermanos Thérèse y René.

Posteriormente realizó copias de obras de Miguel Ángel, Rafael y otros artistas del Renacimiento, enfocándose en los aspectos psicológicos de la expresión humana como como una figura secundaria o una cabeza.

En 1859, Degas centró su atención en pintar piezas históricas, recibiendo la influencia de los viejos maestros, no solamente por los temas, también por los colores opulentos y las densas pinceladas. Una de ellas es Alejandro, inspirada en Alejandro Magno, que cuelga en la Galería Nacional de Washington, DC.

En 1856, viajó a Roma, Italia, donde permaneció tres años, participando en clases públicas de dibujo de la Académie de France, realizando un riguroso estudio del cuerpo humano y su musculatura. Otra etapa fue la escultura en bronce, siendo La pequeña bailarina de catorce años, la única que exhibió públicamente en París. La creación fue presentada con una auténtica falda de tul, peluca con cintas, zapatos y medias. Recibió críticas tan severas, que dejó de mostrar sus esculturas.

Tras fallecer, se descubrieron más de 150 esculturas de cera en su estudio que actualmente son expuestas en la Galería Nacional de Arte, en Washington, DC.

 

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, Danseuse sur une pointe (c. 1877). Pastel, pluma, pincel y tinta sepia sobre lápiz en papel fijado sobre cartulina. 17 x 21 cm. Danseuse sur une pointe (c. 1877). Pastel, pluma, pincel y tinta sepia sobre lápiz en papel fijado sobre cartulina. 17 x 21 cm.

 

Las bailarinas

Degas miró el mundo del ballet con ojos realistas, utilizando a las pequeñas bailarinas como modelos, la mayoría de ellas niñas humildes o de clase trabajadora. El autor las capturó en su obra detrás de escena: estirándose o simplemente esperando detrás del escenario. Sus pinturas de mujeres en el baño constituyen otro tema principal en su obra.

A los 36 años empezó a tener problemas con la vista y por ello se dedicó a la escultura y, más tarde, a la fotografía. Su deterioro visual tuvo efectos significativos en sus dibujos: los colores eran más audaces y brillantes, las pinceladas resultaron más ásperas y las escenas más borrosas, casi abstractas. Incluso llegó a emplear las manos para aplicar la pintura.

Degas produjo unos 45 óleos de carreras de caballos, además de esculturas, pasteles y estudios de los equinos. En lugar de documentar la carrera en sí, sus óleos se centraron en los momentos previos a su inicio, cuando el caballo como el jinete estaban llenos de energía.