Los artistas Petrit Halilaj y Álvaro Urbano presentan la instalación Lunar Ensemble for Uprising Seas en Ocean Space, dentro de la histórica iglesia de San Lorenzo, en Venecia, Italia.

Este encargo conjunto de TBA21–Academy y Audemars Piguet Contemporary, el primero en que ambos creadores desarrollan una obra específica para su ubicación, estará abierta hasta noviembre de 2023.

Los artistas han creado un ecosistema con esculturas de criaturas imaginarias de grandes dimensiones; comisariada por Barbara Casavecchia, pone de relieve la misión paralela de ambos programas: apoyar la investigación y la producción artística para promover el diálogo y el pensamiento imaginativo del público.

En Lunar Ensemble for Uprising Seas, Halilaj y Urbano, asentados en Berlín presentan un ecosistema en evolución integrado por más de 30 esculturas a gran escala de criaturas híbridas –acuáticas, terrestres y aéreas–, bajo una luna en forma de huevo que parece tener la misma materialidad que los muros de la antigua iglesia.

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, <em>Lunar Ensemble for Uprising Seas</em> está inspirada en un popular canción española. Lunar Ensemble for Uprising Seas está inspirada en un popular canción española.

 

La instalación se inspira en una canción popular española Ay mi pescadito, sobre una escuela en el fondo del mar donde todos los pececitos van a estudiar formas de supervivencia y pertenencia. Con ella pretenden explorar la cohesión y la resistencia o falta de armonía entre las especies, o entre los seres vivos y los objetos.

Las esculturas, escalas y formas variadas, representan a las criaturas sin ningún realismo con el mundo. Todas ellas se muestran en un estado evolutivo con una serie de características diversas para su supervivencia en el agua, la tierra o el cielo. Su piel metálica refleja la luz del sol en los muros, techos y suelos de la iglesia, con la consecuencia de la percepción del espacio a lo largo del día.

Las esculturas se transforman a su vez en instrumentos musicales por medio de cajas de música y técnicas artesanales, aunque cobran vida y sonido gracias a la interacción humana. Todas juntas, se proponen la difícil meta de componer una “melodía” inspirada en la canción Ay mi pescadito y los ruidos submarinos. Esta dificultad de armonización refleja la complejidad de la sincronía perfecta del material del mundo.

Por encima de las criaturas, en el techo se eleva una gran escultura en forma de huevo como levitando en el espacio. El huevo está cubierto con un material similar a los muros de piedra caliza del edificio. Reflejando la remanencia del espacio, la materialidad simboliza cómo todo se puede reutilizar y transformar como parte de la naturaleza cíclica del mundo.

A lo largo del período de exposición, un grupo de músicos actores y activará la instalación, con diferentes duraciones e intervalos. Entre las actuaciones, unos disfraces de gaviotas que los propios Halilaj y Urbano llevan en dos apariciones servirán de esculturas de bienvenida a la muestra.