El Nobel de la Arquitectura

Massimiliano Fuksas es uno de los arquitectos italianos contemporáneos más exitosos en el mundo. Fuksas, junto con su esposa y socia Doriana Mandrelli, dirigen su firma de arquitectos desde sus despachos en Roma, París y Shenzhen.

Hijo de padre lituano y madre italiana, Fuksas nació en Roma el 9 de enero de 1944. Se recibió de la Facultad de Arquitectura en la Universidad La Sapienza de Roma. En 1967 abrió su primer despacho (mientras cursaba sus últimos años de formación universitaria) y en 1985, creó la actual firma con Doriana Mandrelli, también egresada de La Sapienza. De 1998 al 2000, fue director de la VII Exposición internacional de arquitectura: Menos estética y más ética de la Bienal de Venecia.

 

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Fue profesor visitante en diversas universidades como la Ecole Spéciale d’Architecture en París, la Academia de Bellas Artes de Viena y la Universidad de Columbia en Nueva York. Desde el 2000, es autor de la columna de arquitectura fundada por Bruno Zevi, para la revista L’Espresso. A principios de este año, él y su esposa comenzaron a escribir para la columna de diseño del periódico la Reppublica.

Durante su trayectoria, ha ganado varios reconocimientos como la medalla de la Presidencia del Cónsul de Ministros, el premio Vitruvio Internacional a la Trayectoria en Buenos Aires, Awards for Excellence Europe y Honorary Fellowship del American Institute of Architects en Washington D.C., así como también Idea-Tops Awards en la categoría de Best Transportation Space en Shenzhen, entre otros tantos premios y menciones.

Algunos de sus proyectos más destacados son: La terminal tres del Aeropuerto Internacional Bao’an en Shenzhen, China; Tbilisi Public Service Hall en Tiflis, Georgia; La Nueva Feria Expositiva de Milán; el Mab Zeil de Fráncfort; la Peres Peace House en Tel Aviv; el Centro de investigación y auditorio Nardini en Vicenza, Italia; el Zenith Hall en Estrasburgo, Francia y La Nube, el Nuevo Centro de Congresos de Roma.

 

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Estructuras de arte visual

La arquitectura de Massimiliano Fuksas es profundamente romana, como él mismo lo señala, cada uno de sus proyectos busca recortar una porción de cielo y Roma es la ciudad que recorta el cielo en un modo sublime. Su trabajo no ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, simplemente utiliza un lenguaje diferente en cada proyecto, aunque el concepto es siempre el mismo, en toda su obra siempre está presente la confrontación entre opuestos, entre racional e irracional, orgánico e inorgánico, expresionismo o geometría simple.

Fuksas destaca que lo más importante para la arquitectura es crear un concepto desde el cual parta el diseño. Si no hay una idea previa, jamás se podrá comunicar algo, un edificio podrá ser agradable o estructuralmente perfecto, pero carecerá de emoción.

Considera que a principios del siglo pasado la arquitectura tenía una inquietud vanguardista, era partícipe del proceso social y tecnológico, ahora, por el contrario, expresa muy poco. El creador debe ser crítico de la sociedad a la que pertenece y hacer algo. Sobre esto comenta: “El arquitecto debe tomar una posición respecto del momento en que vive, ser más comprometido. Cuando Shimon Peres me convocó para hacer el Centro de Paz, sentí que era una gran ocasión, no sólo de hacer buena arquitectura –que creo haberla hecho–, sino de participar en un proceso: El proceso de paz en Israel. No se trataba solamente de hacer un bello edificio”.

 

 

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Este edificio fue diseñado como un monolito hecho de estratificaciones, combina piedras largas y vidrios que también forman estratos pero en este caso son transparentes. “Esto es una metáfora sobre la historia del hombre, que tiene momentos sórdidos y momentos iluminados, lo trágico y lo benigno. Tiene varios ambientes: salas de conferencia, para periodistas, etc. El secreto es que todos los ambientes están duplicados, y estos lugares dobles están juntos, comunicados. Un lugar es para que lo ocupe un palestino y otro para un israelí. Es un sitio para hablar sobre la paz, la democracia y para mejorar las condiciones de vida de la gente”, destaca.

Para Massimiliano Fuksas la arquitectura debe resolver los problemas de la gente, sobre todo en las grandes ciudades, invadidas de edificios y en las que se deben recorrer distancias enormes para ir de la oficina al trabajo. Explica que se debe construir una nueva idea de ciudad, una ciudad peatonal, con más árboles, más sustentable pero de forma inteligente y realista, que permita la interacción entre las personas, que ofrezca lugares en los cuales la gente pueda reunirse y las relaciones sociales sean mejores. En su opinión, las ciudades pequeñas funcionan mejor, por lo que las grandes ciudades deberían estar pensadas como una unión de ciudades pequeñas, con un centro y una organización propios y con un buen medio de transporte que una cada centro.

 

 

 

 

 

Socia y compañera

Doriana Mandrelli es historiadora del arte y ha trabajado con Massimiliano Fuksas desde 1985, además de colaborar en sus proyectos también diseña muebles, pulseras y sillas. Todos los proyectos del estudio son obra de ambos, en algunos de éstos ella realiza la parte del diseño de interiores; por ejemplo Mandrelli realizó el del aeropuerto de Shenzhen. Debido a su inclinación artística, su perspectiva y planteamientos son mucho más libres, aunque siempre intentando no seguir un estilo sino tratando de dar prioridad a las necesidades de las personas.

 

 

 

 

Texto: Güido Sica ± Foto: Artribune / Aeropuerto / Internacional Bao' en Shenzhen