Vivir sin tocar el suelo
Volar es un anhelo humano que podemos ejemplificar con personajes de la mitología como Ícaro, quien quiso alcanzar el sol con sus alas.
El genial Leonardo da Vinci, dejó 500 bocetos sobre este tema que le apasionaba en cuyo conocimiento están basados los fundamentos de la aeronáutica. Entre ellos, el diseño del que partió la primera ala delta, a la cual llamó Ornitóptero tras incontables horas de observar el vuelo de los pájaros e insectos para concebir su diseño.
Cada segundo valioso de existencia, el cerebro se encarga de liberar dosis de distintas sustancias, los científicos describen que, entre su catálogo de funciones, posee un “centro de recompensas” que, al recibir estímulos, entornos nuevos y desafiantes nos premia generando dopamina, una hormona imprescindible en la producción de adrenalina.
Hay un ingrediente común y cotidiano, que si lo tomásemos en cuenta conjuraría el miedo de nuestras vidas: Todo puede ser mortal, así es vivir. Y el desafío que vencen los apasionados al cielo y el aire lo han llevado al límite.
Se expone algo y se apuesta por ello a expensas del costo en tiempo, patrimonio, anhelos… La vida se basa en imponderables que, más que una excepción, son una regla y vienen de todos los tipos; desde cotidianos simples, a sucesos impactantes que marcan un antes y un después, a los que algunas personas reaccionan volviéndose cuidadosos. Del otro lado están quienes buscan experimentar aventuras extremas que, mientras más inverosímiles en cuanto a la capacidad humana que desafían, mucho mejor, porque la corriente de adrenalina será equivalente.
Pensar en una antología de deportes extremos es tarea difícil. Lejos está en el tiempo la década de los 90 cuando comenzaron a conocerse, hasta llegar al auge que protagonizan actualmente.
Volar es un anhelo humano que se ha vuelto realidad.
Un vuelo en caída libre
En 2012, el exmilitar, paracaidista y saltador BASE austríaco, Felix Baumgartner, como parte de una misión científica, realizó un salto que estableció el record de altura vigente para la caída libre al lanzarse a 39,000 m desde una cápsula espacial en la estratósfera, con una velocidad de caída de 1,432 km/h. Por si fuera poco, para alcanzar dicha altura, la capsula espacial fue izada por un globo, lo que también significó una marca mundial.
El salto fue transmitido en vivo y seguido mundialmente con expectación. Un segundo antes de lanzarse al vacío, Felix Baumgartner dijo: “Ahora voy hacia casa”. Unos cuantos minutos después de una caída supersónica se abrió exitosamente su paracaídas, y él se posó firme sobre la tierra.
La experiencia visual de la grabación desde su casco es increíble, pero es nada comparado con las emociones vividas por el intrépido astronauta. Algo verdaderamente extrahumano, aunque Baumgartner ha dicho que no fue una proeza, sino un experimento científico.
El salto base es la modalidad de vuelo con más alto grado de riesgo.
Alas y más cielo
Vuelos por doquier, desde montañas, acantilados y hasta de rascacielos en las grandes ciudades del mundo. Se dice que el más arriesgado es el salto base, donde el volador tiene poco margen de error debido a la cercanía con la tierra al enfrentarse a un salto de aproximadamente 60 metros y que, para controlar el aterrizaje, es una distancia mínima. Estos deportistas tienen una sola oportunidad de salir airosos.
El Wingsuit flying requiere altura, viento moderado y buen clima; para practicarlo, es necesario un traje aéreo especial que se extiende hacia unas alas que se ensanchan en plena caída. En 2019, cien personas crearon la forma de un diamante en el cielo en este tipo de vuelo.
El ser humano ha desarrollado cada vez más alas para volar.
El ser humano ha desarrollado cada vez más alas para volar.
El X-Wing utiliza propulsión a chorro.
El aterrizaje sigue a cargo del volador, sostenido por un paracaídas.
Los voladores han creado coreografías donde participan 100 danzantes aéreos.
El innovador y deportista extremo Rex Pemberton, tuvo el sueño de volar con la ayuda de su artefacto X-Wing con propulsión a chorro. Años de desarrollo y entrenamiento lo llevaron a protagonizar el primer vuelo de su modelo con éxito.
Vivir la emoción de volar como si se tuvieran alas se ha logrado de múltiples maneras: parapentes o toppler, que es él más contemporáneo diseño de las alas delta. El estilo libre, saltos desde acantilados entre otros desafíos para establecer récords mundiales.
Los voladores son cada vez más osados. Los acróbatas aéreos logran progresiva sincronía y destreza, por lo que la permanencia y diversidad de los deportes extremos de vuelo está garantizada.
Volando a ras del suelo
El Parkour solo depende de las habilidades y capacidades del cuerpo humano para ejecutarlo. Fue creado en Francia por David Belle. Inspirado por las artes marciales y el entrenamiento militar, el Parkour ejerce tal magia sobre los jóvenes que cada vez es mayor el número de traceurs, como se definen quienes lo practican, en cualquier rincón del mundo.
De la velocidad que alcancen depende la pirueta al borde de cada quicio, alero, techumbre, bancas de un parque, barandales de escaleras donde logran volar de segundo en segundo, hacia arriba y abajo por los rascacielos; al borde de los puentes; de manera tan vertiginosa que el observador termina por verlos suspendidos sin pausa en el aire. Ser y durar es el axioma que repiten mientras vuelan a ras del suelo.
Son los nuevos gladiadores de las ciudades; para los 'traceurs' cualquier lugar es adecuado para volar.
Son los nuevos gladiadores de las ciudades; para los 'traceurs' cualquier lugar es adecuado para volar.
Son los nuevos gladiadores de las ciudades; para los 'traceurs' cualquier lugar es adecuado para volar.
Texto: Maruchy Behmaras ± Foto: Felix Baumgartner, FY / El Fly, iStock / Ft, Ply, Alprew, PNYT, Zoom Fliyu, V7, National Geographic