En la lista de pendientes de los viajeros extranjeros que visitan Japón, aparece el conocer un templo o un castillo, pero la mayoría no ha considerado pasar la noche en ellos.

Por esta situación, el país asiático inició una campaña de promoción de estos sitios para hospedarse, en vez de hoteles de estilo occidental o un alojamiento tradicional japonés. Actualmente, solamente 300 de los 77,000 templos en Japón, y aún menos castillos, ofrecen la posibilidad de pernoctar en ellos.

Ante esta situación, en 2020, la Autoridad de Turismo de Japón lanzó una iniciativa de viajes orientados a la aventura en Japón, incluidas estancias en templos y castillos históricos, con el objetivo de utilizar las atracciones locales y regionales del país para promover el turismo.

Hospedarse en un entorno de esta naturaleza brinda una experiencia de viaje más rica y la oportunidad de acercarse a la historia, la cultura y la gente de la zona. Dado que los templos y castillos son sitios pocas veces visitados por turistas, esta iniciativa atrae a la gente a estas áreas y ayuda a revitalizar la economía local.

En la actualidad, el templo Okunoin en el monte Koya, en la prefectura de Wakayama, en la isla Honsh, es uno de los 10 destinos turísticos más populares, según TripAdvisor. Ahí se localizan más de 100 templos sagrados, de los cuales alrededor de 50, incluido Okunoin, brindan alojamiento durante la noche.

Ahí, los viajeros pueden conocer la vida diaria en el templo, e incluye comidas vegetarianas como shojin ryori, un plato vegetariano budista introducido en Japón con la difusión del budismo zen, así como momentos de oración y meditación.

El Castillo de Hirado, en la ciudad del mismo nombre, en la prefectura de Nagasaki, en la isla de Kyushu, fue el primer castillo de Japón en ofrecer alojamiento. Todo nació en 2017, cuando lanzaron una oferta de hospedaje gratuita que recibió alrededor de 7,000 solicitudes, la mayoría de ellas de Europa. Solo se acepta un grupo de invitados por noche y así tener el castillo únicamente para ellos, y así mantener la distancia social. Hirado fue la puerta de entrada entre Japón y el mundo.

También está el Castillo de Ozu, en la ciudad del mismo nombre, conocida como la “Pequeña Kioto en la región de Iyo”, llena de belleza natural e histórica. Para dar a los huéspedes la sensación de convertirse en el “señor del castillo”, son recogidos por el personal del hotel en el aeropuerto, llevados al castillo en un automóvil de lujo y recibidos en la puerta por un grupo de samuráis. Los visitantes pueden vestirse con armaduras samuráis o kimonos y asumir el papel de residentes del castillo.

La renovación de estas propiedades históricas en áreas regionales para los extranjeros no ha sido tarea fácil. En cooperación con la industria hotelera y las comunidades locales, el gobierno japonés está en proceso de mejorar el acceso a estos alojamientos, y promete acceso sin barreras y atención al viajero multilingüe.