La joya de la Corona

No se podría esperar menos del buque insignia de un astillero y menos aún de una embarcación de más de 25 metros de eslora. Basta un breve vistazo a su exterior para percatarnos de lo que representa esta embarcación a la podríamos llamar la "joya de la corona" del astillero.

Con un exterior fresco y elegante la apariencia del 25 M atrapa suavemente con sus seductoras características. La combinación de un espíritu fresco con el prestigio de la marca da una sensación de tranquilidad y aventura. El contraste entre el azul y el blanco en el casco es algo muy atractivo, a la vez que llamativo y elegante.

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Las tres cubiertas que completan la totalidad de esta precisa maquinaria y hábitat son un despliegue de tecnología, vanguardia, diseño y exclusividad. Por donde quiera que se mire hay algún detalle que hace recordar que se está a bordo de un yate de lujo. Maderas, piel, telas, equipo de audio y video reflejan el espíritu majestuoso de la marca.

En la cubierta inferior tenemos dos opciones de distribución: tres camarotes de una sola cama (matrimonial) o dos camarotes de una sola cama y dos con camas gemelas. La diferencia está en la parte media de la cubierta, que es donde se realizan los cambios, en cualquiera de las dos opciones todos los camarotes tienen baño propio con regadera. Hacia la popa están los camarotes del capitán y de la tripulación, que cuentan con área de esparcimiento.

En la cubierta principal se encuentra el área social, a la que se accede mediante una escalera de caracol que viene de la cubierta inferior. Saliendo encontramos el puesto de control con dos asientos para el timón y la zona de instrumentos ubicada a estribor y un sillón con una mesa para cuatro personas a babor. Hacia la proa (a la altura de la escalera) encontramos la cocina, amplia y bien distribuida, y separada del comedor por una gran barra que le brinda más amplitud al área. Hacia estribor está el comedor que cuenta con espacio para estar cómodamente unas ocho personas.

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Aquí hallamos una de las escaleras que nos lleva al puente elevado, o fly bridge; más allá del comedor se encuentra la sala, que del lado de babor tiene sofás y sillones para acomodar a nueve personas. A estribor se ubica un mueble y una pantalla de plasma de 42 pulgadas, que es uno de los elementos que comprende el centro de entretenimiento con el que se cuenta a bordo.

En el exterior de esa cubierta hay un sillón al aire libre que invita a pasar buenos momentos, disfrutando del exterior pero protegidos del sol por la cubierta del puente elevado. Aquí está la otra escalera, que da acceso a la cubierta siguiente.

El puente elevado tiene dos accesos, si se sube por el de popa o exterior se ve a babor un lugar para asolearse, y hacia la popa el espacio destinado al “tender boat" (bote auxiliar); más adelante encontramos a babor una mesa exterior para siete personas, y más adelante, a babor también, está el wetbar y un sillón en forma de “L” que hace las veces de puesto de observación.

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En esta zona, pero a estribor, está el otro puesto de mando, exterior obviamente, que tiene un asiento para el capitán o un miembro de la tripulación, y más a estribor se localiza otro sillón para dos personas justo por detrás del puesto de mando. En la popa, al final del casco, está la plataforma de nado, y justo en esa zona hay un pequeño garage para almacenar una moto de agua.

Tiene una mezcla casi mística de detalles. En conclusión, es un yate que tiene todas las prestaciones tecnológicas y de diseño derivadas de la experiencia del astillero en la construcción, aunado a la calidad de los materiales. 

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Texto: Edmundo A. Eguiarte ± Foto: Princess Yachts