En pos de una navegación eco-responsable, la industria náutica está en la búsqueda de alternativas a los combustibles fósiles.
Estamos lejos de prescindir totalmente del motor térmico o del generador a bordo como fuentes principales de energía eléctrica; presenciamos una muerte anunciada, prácticamente programada, comentan los expertos Lluís Bosch y Germán de Soler del Salón Náutico de Barcelona en su análisis.
Un motor térmico es ruidoso y contamina, sin embargo, lo necesitamos aun sabiendo que las fuentes de energías fósiles se están agotando y que se acercan al final. ¿Qué alternativa tenemos para mover las embarcaciones a motor sin carburante fósil? Solo hay una respuesta: la electricidad, directa o a través de su acumulación en baterías.
La autonomía, el gran reto
El gran reto es la autonomía y la capacidad de almacenaje de las baterías. La independencia de un barco eléctrico depende del peso y la velocidad, que determinan la potencia y el consumo para una velocidad dada; la capacidad de las baterías nos da la autonomía.
La mayoría de los barcos eléctricos son pequeñas embarcaciones que hacen trayectos cortos y los destinados a la navegación de altura o crucero costero largo, pueden hacerlo, a velocidades muy bajas, inferiores a los cinco nudos, pudiendo llegar casi a las 100-140 millas náuticas.
Los pequeños veleros utilizan motores fuera o intraborda alimentados por baterías, aunque de nuevo con velocidades punta que pueden ser altas, a costa de una autonomía que no suele pasar de dos horas.
La elección de las baterías: plomo o litio
Las baterías son los únicos dispositivos capaces de almacenar electricidad. Para elegirlas hay que tener en cuenta que los ciclos de carga/descarga de una de plomo –las más habituales– no son infinitas y por tanto la duración es limitada (unos cinco años de media en uso continuo).
El litio ha venido a resolver algunos de estos problemas: a igual capacidad pesan la mitad, los ciclos son el doble al igual que su vida útil. Son las más usadas cuando hablamos de propulsión netamente eléctrica incluso en barcos híbridos de gran eslora, si bien requieren un gran parque y su peso es considerable.
El litio es un material inestable y comporta riesgos de sobrecalentamiento. Otro problema es su reciclaje y su disponibilidad, escasa y limitada.
El hidrógeno: una incógnita prometedora
La pila de combustible/hidrógeno puede ser el futuro. El hidrógeno es un gas muy ligero que, combinándose por catálisis con el oxígeno del aire en el interior de una pila produce calor y electricidad, dejando como residuo agua. La capacidad energética del hidrógeno es tres veces superior a la del gasoil y origina energía eléctrica de 400 o 600 voltios, que se transfiere a las baterías mediante un cargador.
Esta tecnología presenta problemas como su elevadísimo costo, su almacenamiento en botellas especiales a alta presión, su recarga en lugares especiales, la ubicación en el barco o la forma de producirlo.
La recarga de las baterías: el nudo gordiano
La recarga de las baterías es un reto, ya que satisfacer las necesidades de a bordo supone un consumo muy elevado que obliga a la recarga continua. Para recargarlas existen diversos sistemas: los paneles solares con una carga regular y diaria ofrecen un rendimiento próximo al 98%.
Otra solución son los aerogeneradores, frecuentes en los veleros oceánicos de los que hay diversos de fabricantes, o la hidrogeneración mediante hélices, solución usada en los veleros participantes en regatas como la Vendée Globe o The Race. También se está experimentando con cometas que al izarse y mover el permiten generan electricidad. Como es lógico, las tomas de puerto y los generadores, más contaminantes.
El crucero 100% solar
Las embarcaciones a vela o a motor propulsadas por motores eléctricos alimentados por placas solares, necesitan generadores de combustible fósil para alimentar las baterías y cubrir las necesidades.
Desde hace algunos años se está trabajando en barcos experimentales como Race for Water o el barco laboratorio Energy Observer que funciona simultáneamente con varias fuentes de energía como la solar, eólica o hidrógeno, así como muchos ferrys que se alimentan con paneles solares.
Muchos catamaranes de recreo, tanto a motor como a vela, al disponer de mayores superficies planas que los monocascos, incluyen la instalación de placas solares para mantener las baterías de a bordo, la electrónica, las luces e incluso los electrodomésticos.
Cada día más veleros monocasco con paneles solares flexibles en cubierta, o rígidos, montados en un arco targa en popa.
La apuesta por el todo eléctrico
Los astilleros nórdicos son pioneros y están marcando el camino a seguir. Un ejemplo es X-Shore, los catamaranes de propulsión 100% eléctrica Silent Yachts; el fabricante alemán pionero de motores eléctricos fueraborda e intraborda Torqeedo, o el fabricante sueco Candela con su day cruiser, equipado con un motor eléctrico e hidroalas que le permiten volar literalmente sobre el agua.