La esencia de un coloso

Imponente territorio e impresionantes personalidades hacen de Rusia uno de los países más interesantes del globo terráqueo. Personajes sobresalientes en diferentes áreas y una gran historia que va desde su origen forjan a esta nación como una gran potencia social y culturalmente hablando.

Rusia ha vivido entre controversias desde la llegada de los eslavos, la invasión de los vikingos y la gran dinastía de los zares, que han dado razón de todo lo que envuelve a una nación que llegó a ser la sexta par parte del planeta. 

Los orígenes de la nación se remontan a las invasiones del territorio por los eslavos que llegaron a la zona del mar Báltico y el mar Negro por las necesidades del comercio vía fluvial. Fue hasta el siglo IX que los vikingos establecieron el primer Estado ruso, conocido como la antigua Rus, que paradójicamente tuvo como capital a Kiev.

En el siglo XI comenzó la decaída de la ciudad de Kiev, y el momento en que los pobladores rusos buscaron fortuna en lugares más al norte, de esta forma se establecen las ciudades de Vladimir, Novgorod y Rostov-Suzdal.

 

 

 

El año de 988 Vladimir firma una organización jurídica y territorial del estado ruso, estableciendo también el cristianismo como la religión estatal. En el año 1054 después de la muerte del zar Yaroslav, Rusia se desmembró en numerosos principados, dominados por conflictos y rivalidades.

Los siglos XII y XIII fueron caracterizados por un gran declive político, económico y cultural. Parte de las tierras fueron conquistadas por el poderoso dominio Mongol, encabezado por el tristemente famoso Gengis Kan. El dominio mongol permaneció en tierras rusas por más de un siglo, fue hasta que el príncipe Dimitri de Moscú les hizo frente ganando la batalla de Kulikovo, que dio pie al proceso de liberación. Iván Tercero culmina el proceso de integración y establece a Moscú como la capital del imperio ruso.

 

Esplendor a Mano Firme

El sustantivo zar es una desinencia (la terminación) del latín Caesar, que usaban los emperadores rusos para distinguirse, Iván IV fue el primero en nominarse zar de Rusia.

Los zares han sido vistos como verdugos, como crueles emperadores que abusan de su poder para realizar cualquier sueño o cumplir cualquier capricho. Pero, del mismo modo, cada uno tiene grandes logros y aportaciones que consolidan un gran imperio.

 

Iván IV (Iván el Terrible)

Hereda el trono a la temprana edad de tres años, debido a la muerte de su padre. Fue ayudado a gobernar por su madre Elena Gliviski hasta quedar huérfano a los ocho años de edad. Su infancia estuvo llena de abusos por parte de la nobleza, razón que motivó su personalidad vengativa; de esta forma marcó el destino de su gobierno y al mismo tiempo el de Rusia.

Conocido por los extranjeros como un hombre duro, que defendía los intereses y las tradiciones de su pueblo. Su gran fanatismo religioso lo lleva a crear una de las más grandiosas obras arquitectónicas de la historia, la Gran Catedral de San Basilio, ubicada dentro del Kremlin de Moscú. Otras de las virtudes que iluminan su periodo en el trono son la creación de reformas políticas, militares y legislativas, la expansión del territorio en la zona del río Volga y la conquista de Siberia, y el apoyo de las tradiciones y cultura en específico de las letras.

Su gobierno fue ensombrecido por su mano dura y los constantes ataques de ira que lo llevaron a cometer actos sanguinarios contra cualquiera, incluido el asesinato de su hijo, por una rabieta.

Iván “el Terrible” es considerado históricamente más como un hombre que gobernó imponiendo miedo, pero no hay que perder de vista que también aportó grandes cosas para que se consolidara Rusia a lo grande.

 

 

Pedro I El grande

Con un imponente físico que pasaba de los dos metros de altura y por las grandes aportaciones que brinda a Rusia gana el sobrenombre de Pedro El Grande.

Sus primeros años como zar, Pedro comparte el poder con su medio hermano Iván V, que es hijo del primer matrimonio de su padre, pero debido al a las deficiencias mentales de Iván, Sofía, su madre, lo ayuda con el gobierno, poniendo obstáculos y recelando a Pedro. En 1869 Pedro da un golpe de Estado y manda a un convento a Sofía.

Pedro se deja influir por Europa, con lo que de cierta forma saca a Rusia del atraso en educación que existía. Una de sus primeras reformas fue darle a la mujer el derecho de no tener que cubrirse el rostro en la vía pública, además del derecho a la vida social. Otra de las imposiciones fue que la nobleza rusa le impidió utilizar el cuchillo para limpiarse los dientes ni utilizar el dedo índice para limpiarse la nariz.

Las reformas que imponía Pedro eran un productivo crecimiento de la estabilidad, tanto económica como cultural de la nación, una reforma fiscal que aumentaba la base de contribuyentes y la creación de la escuela Politécnica daba una nueva perspectiva de Rusia, aunado a esto convierte a San Petersburgo en la nueva capital.

 

 

Catalina II, “la Grande”

El verdadero nombre de la zarina fue Sophie Fredericke Auguste von Anhalt-Zerbst, nacida en Polonia el 2 de mayo de 1729. Llega a San Petersburgo por invitación de la emperatriz Isabel que buscaba una esposa para su sobrino Pedro III.

Al llegar a San Petersburgo comienza a cultivarse en las tradiciones y cultura rusa, del mismo modo comienza a aprender el idioma y con esto comienza a ganarse el cariño y respeto tanto de los pobladores, así como de la emperatriz Isabel. Otro gran acierto que impulsó su carrera política fue el haberse bautizado por la iglesia ortodoxa rusa como Yekaterina Alexéyevna.

Catalina llega al poder después de un golpe de Estado sin derramamiento de sangre para quitar el poder a su esposo Pedro III y se proclama emperatriz de Rusia. De esta forma da seguimiento al avance de Rusia que había dejado Pedro el Grande.

Sus principales reformas comienzan con la secularización de las tierras y la reorganización del Senado, crea el primer centro de enseñanza para mujeres y en Ucrania, Polonia y Lituania quita el poder del Hetman. 

 

 

 

Los cambios realizados ayudaban al crecimiento de la nación, y del mismo modo daba un giro completo a las estructuras políticas manejadas hasta entonces en el país, ejemplo de esto es haber dado a los campesinos el derecho de poder tener negocios de tejido y costura.

Catalina fue una de las zarinas más cultas de Rusia, dominaba varios idiomas y se mantenía informada sobre los acontecimientos de Europa. Se rodeaba de las mentes más brillantes, ejemplo de ello es Voltaire y Denis Diderot. Además de haber sido una gran emperatriz, Catalina la Grande escribió varias obras de teatro, cuentos para niños y algunas notas autobiográficas. Por ese hecho comprendió la importancia del idioma ruso y funda la Gran Academia de la Lengua Rusa. No menos importante fueron para ella otras artes, por tal motivo también es la fundadora de la Academia de Artes Plásticas y comienza con la gran colección que del museo Hermitage.

Su reinado llega a su fin pese a su muerte el 6 de noviembre de 1769, y es enterrada en la catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo.

 

Nicolás II

El último zar fue Nicolás II, su muerte puso fin al gobierno de la dinastía Romanov, que gobernó durante 300 años aproximadamente, con numerosos logros, pero al mismo tiempo han sido criticados por la firmeza con la que gobernaban.

El último emperador ruso era considerado una persona amable, nunca se le vio enojado y siempre tenía serenidad en el semblante. Sus ideas sobre la mejor forma de gobernar su nación eran absolutistas, pero estaba convencido de que no podían seguir bajo ese régimen sin levantar conflictos internos revolucionarios.

Durante su gobierno un fuerte crecimiento económico fue visto en la nación, la producción agrícola subía cada año y del mismo modo la extracción de carbón. Aunado a esto comenzaron las exploraciones petrolíferas en Baku y Grozni.

Los conflictos políticos comenzaron a hacerse más fuertes después de haber perdido la guerra contra Japón, en la cual pierde una parte del territorio y los movimientos revolucionarios comienzan a consolidarse.

A finales de febrero de 1917 comenzaron las revueltas en contra del gobierno, Nicolás II pensó en disuadirlas mediante la fuerza, pero al darse cuenta de la magnitud de los conflictos evita el derramamiento de sangre. El 9 de marzo del mismo año la familia imperial es arrestada y acusada de traición, pero nunca llegan a tener un juicio.

A finales de junio de 1918 la dinastía Romanov llega a su fin con la muerte de la familia real integrada por el zar Nicolás II, su esposa Alejandra y sus cinco hijos. 

De esta forma llega a su fin una etapa que marca a una de las naciones que en la actualidad sigue causando polémica a escala mundial. La esencia de esa nación está marcada por su historia. Los buenos o malos monarcas forjaron el destino para que hoy se reconozca a Rusia como una bella nación, llena de cultura, avances tecnológicos y considerada una de las grandes potencias del globo.

 

 

 

 

 

Moscú

Población: 10,381,222

Es la capital de Rusia, un lugar adonde se encuentran los centros políticos, culturales, comerciales, industriales y científicos más grandes de Rusia. Sus atractivos mundialmente conocidos son la Plaza Roja, el Kremlin y la Catedral de San Basilio, sus íconos más importantes.

Un paseo por:

  • Calle Arbat.– Sourvenirs tradicionales de Rusia se pueden adquirir en esta zona; la calle es una de las más transitadas por los turistas, ya que los edificios y monumentos tienen presencia a lo largo de toda la avenida.
  • Teatro de Opera y Ballet Bolshói.– Es el teatro más famoso de Rusia, impresionantes espectáculos de nivel internacional tienen sede en este lugar. El teatro abre por una corta temporada que va desde finales de febrero hasta finales de junio, por tal motivo es importante revisar los calendarios si es que el viaje tiene la finalidad de apreciar alguna representación en este imponente escenario.
  • Fondo de Diamantes.– En su exposición permanente alberga una de las exposiciones más importantes del mundo, mostrando piezas únicas de orfebrería, piezas en bruto de metales preciosos y piedras talladas que tienen un alto valor histórico.