La cultura Moche o Mochica se desarrolló en la costa norte de Perú entre 300 a.C. y 700 d.C. Alcanzó un amplio conocimiento de la utilización del agua que bajaba por los ríos de los Andes en una zona desértica, que les permitió abrir canales para irrigar sus tierras y realizar unos excedentes agrícolas que permitieron un importante desarrollo.
Se caracterizan por la utilización del cobre en la fabricación de armas, herramientas y objetos ornamentales, y también del oro para sus joyas. Fueron los mejores ceramistas del Perú antiguo y se han encontrado una gran cantidad y variedad de cerámicas que representan divinidades, hombres, animales, escenas ceremoniales, míticas y eróticas. Estas lozas tienen un pulido impresionante que se ha conservado a pesar de los siglos que han pasado y se caracterizan por la asombrosa expresividad, la perfección y el realismo. Las escenas y personajes pintados se involucran en escenas de mitología. Esta particularidad se reconoce también en la representación de seres mitológicos, animales humanizados, hombres con atributos zoomorfos.
Construyeron unos grandes templos en forma de pirámides accesibles por rampas llamadas Huacas, construidas con bloques de adobe y que presentaban los muros cubiertos de frescos labrados y pintados, plasmando dioses, aves y tejidos geométricos. Se solía hacer una reedificación cada cierto tiempo, en la que en vez de remodelar una pared, la tapaban construyendo otra enfrente, lo que permitió la conservación de esas pinturas. Las casas de los pobladores eran erigidas en pequeñas comunidades, no formaban grandes urbes y construían en adobe también. Las huacas que más destacan son Huaca de la Luna y del sol en Trujillo, Huaca del Brujo, y cerca de Chiclayo Sipán, Túcume, Sicán, Úcupe y Batán Grande. Todas impresionan por su grandeza, así como las tumbas que en ellas se han encontrado, como lo son las del Señor de Sipán o la del brujo.
Dioses castigadores, decapitaciones y sacrificios humanos eran parte de la religión en esa sociedad clasista, lo que motivaba a la gente a tener como principal preocupación la agricultura: maíz, camote, yuca, papa, calabaza, frutas como tuna, lúcuma, chirimoya, tumbo y papaya eran sus cultivos principales. No obstante, eran también excelentes navegantes y pescadores con sus “caballitos de Totora” que hasta hoy siguen utilizando. Contaban además con naves más grandes para el transporte de tropas militares.
Su pictografía enseña la vida común, las ceremonias, combates, cacerías, pescas, rituales y relatos míticos. Las vasijas de uso doméstico eran sencillas y sin decorado, mientras que las ceremoniales eran para acompañar el muerto en la tumba. Utilizaban moldes para elaborarlas y las decoraban con colores rojo y crema, azul y verde para el mar, representando la cosmovisión e ideología moche.
La cultura Moche es una de las más impresionantes del continente sudamericano. Misteriosa y fascinante, a la medida de un pasado glorioso. Sus Huacas y sus cerámicas, junto con las impresionantes tumbas que han podido ser descubiertas, dejan en nuestros ojos la belleza de las pinturas y joyas de otros tiempos. Es un mundo intrigante que impone la belleza de sus obras por encima incluso de la historia de los Incas que llegaron posteriormente, y cuyo aspecto artístico no se desarrolló tanto.
Texto: Patrick Monney / Arely Vázquez ± Foto: PromPerú, Aqua Expeditions, Patrick Monney.