Donde la naturaleza deslumbra en su misterio
La Patagonia es un mundo simultáneamente hermético y abierto que maravilla a todo el que lo contempla. Aunque no tiene límites precisos, es una vasta región del extremo sur de Sudamérica que comparten Chile y Argentina, y que abarca tanto la región más austral de la cordillera de los Andes como las extensas llanuras orientales que terminan en el océano Atlántico.
En Chile, la Patagonia incluye la franja andina de la región de la Araucanía y de la región de los Lagos, además de la totalidad de las regiones de Aisén y de Magallanes. En Argentina, comprende las provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.
Aunque el territorio patagónico es sumamente extenso, es generalmente aceptado que la Patagonia está conformada esencialmente por dos grandes zonas geográficas: la zona de las pampas y los Andes patagónicos. Ambas zonas parecen contraponerse en un sinnúmero de maneras; las pampas se caracterizan por ser un territorio dominado por planicies que parecen interminables y llanuras con abundante pero casi imperceptible vegetación, mientras que los Andes patagónicos, majestuosos en sus formas caprichosas, parecen rivalizar con las nubes y el cielo.
Los Andes patagónicos comprenden las más altas cumbres de la región y es aquí también en donde se albergan los glaciares patagónicos, extendidos entre las montañas y desembocando como largas lenguas en lagos y fiordos.
Historia
La primera expedición europea que logró llegar hasta estas regiones en el fin del mundo fue encabezada por el navegante portugués Fernando de Magallanes. La penosa expedición duró un total de tres años, entre 1519 y 1522. Cinco naves zarparon bajo la dirección de Magallanes, pero sólo una – la Victoria – llegó a su destino, alcanzando la primera circunnavegación completa del mundo.
Magallanes nunca logró regresar a España, ya que fue asesinado poco antes de completar su expedición en 1521 en Mactan. Pero los esfuerzos del comandante al servicio de la corona española quedaron registrados para la posteridad con el nombre que recibió el estrecho que le permitió encontrar la ruta hacia el océano Pacífico.
El paso por estas aguas nunca antes navegadas por los europeos fue duro y lento. Fueron cinco semanas lo que demoraron en completar tan sólo la navegación del estrecho. A pesar de todo esto, la expedición tuvo un impacto determinante en la forma en que se entendía el mundo. Fue a partir de esta expedición que la corona española se adjudicó el derecho de dominio sobre los nuevos territorios.
Mucho antes de la llegada de los europeos, la Patagonia era el hogar de varios grupos, quienes resultaron un misterio indescifrable para los primeros colonizadores.
Entre los grupos indígenas de la región se cuentan los Tehuelches, cuya población se vio reducida cerca de la extinción poco después de sus primeros contactos con los europeos. Dentro de los Tehuelches se encontraban los Gununa’kena en la región del norte, los Mecharnuekenk en el sur y la región central de la Patagonia y los Aonikenk o Tehuelches del sur en la región más austral al norte del estrecho de Magallanes. En la Isla Grande de Tierra del Fuego, los Selk’nam (Ona) y los Haush (Mannekenk) vivían en la parte norte y sureste respectivamente. En los archipiélagos al sur de Tierra del Fuego estaban los Yámana, con los Kawéskar (Alakaluf) en la región de las islas y la costa occidental de Tierra del Fuego.
Los primeros encuentros entre los europeos y los habitantes originales de la Patagonia no resultaron muy alentadores. Con la excepción de algunos estudiosos como el sacerdote Martín Gusinde, quien escribió extensamente sobre la cultura de los Selk’nam, los colonizadores no lograron entender a estos pueblos. Durante las últimas décadas del siglo XIX, fue incluso frecuente que expediciones europeas llevaran grupos de hombres y mujeres originarios de la Patagonia para exhibirlos en el viejo continente como parte de un circo.
Torres del Paine
El parque nacional Torres del Paine se encuentra en el corazón de la Patagonia chilena, 400 km al norte de la ciudad de Punta Arenas. La extensión total del parque es de 242.242 hectáreas y se localiza en el hemisferio austral del planeta: 51° 07’ sur y 73° 10’ oeste.
Con montañas y picachos de granito, glaciares, lagos y cascadas, además de ser el hogar de especies de flora y fauna únicas, este parque es considerado uno de los más hermosos en el mundo. Fue designado Patrimonio de la Humanidad en 1978 por la UNESCO.
El paisaje patagónico es en términos generales el resultado de dos grandes fenómenos naturales, las fuerzas tectónicas y las glaciaciones. La gran cordillera de los Andes patagónicos es esencialmente el resultado del constante empuje desde el oeste que producen las placas oceánicas de Nazca y Antártica. Mientras que los efectos erosivos de las numerosas glaciaciones del planeta esculpieron las cavidades que dieron origen al cúmulo de archipiélagos, fiordos y canales en esta región.
Glaciares
La fuerza erosiva de los glaciares es evidente en todos los detalles del paisaje patagónico. Si se observan con detenimiento, se podrán apreciar los numerosos surcos o superficies estriadas que tapizan el exterior de los picachos de piedra. Estos “rasguños” son el producto de los efectos erosivos de los glaciares que vienen modificando la región desde millones de años atrás. Los glaciares localizados en el parque son de tipo alpino o ventisquero, se caracterizan por ser un brazo o lóbulo de hielo encausado en un valle de paredes rocosas. Dentro del parque, los glaciares más representativos son Grey, Tyndall y Dickson. Todos provienen del gran glaciar de casquete que conforma el campo de hielo patagónico sur, el más grande de Sudamérica.
Los glaciares son fenómenos naturales en constante actividad. Las precipitaciones nivosas en las altas cumbres del campo de hielo alimentan permanentemente al gran glaciar, y éste a su vez, alimenta a los numerosos ventisqueros que descienden por ambas vertientes de los Andes patagónicos. Las rocas que conforman las paredes y el fondo de los valles glaciales son pulidas y estriadas, testimonio del movimiento constante de los glaciares.
La mayoría de los valles glaciares en la actualidad están ocupados por un lago cuyas aguas provienen del deshielo del glaciar que les dio origen. El espectáculo creado por este fenómeno es impresionante. El abrupto punto de encuentro entre los hielos y el agua es por si mismo una de las vistas más hermosas en esta fascinante región.
El glaciar adopta formas puntiagudas y verticales y, gracias a un efecto producido por el reflejo de la luz, el hielo parece ser de color azul, desde un azul claro y casi transparente hasta un azul profundo en las partes más sólidas y compactas. En el lago producido por el deshielo del glaciar es posible observar numerosos pedazos de hielo esculpido en las formas más diversas con líneas verticales y algunas circulares. Se trata de esculturas naturales que yacen en el agua y nos permiten admirarlas al pasar.
El agua helada producida por el glaciar tiene un color intenso, casi lechoso, debido a los sedimentos que encierra en su caudal. Durante los periodos de mayor deshielo, aumenta la cantidad de sedimentos provenientes del glaciar hacia los lagos, de manera que en algunos casos las aguas lacustres cambian notoriamente de coloración durante el año. Esto es lo que comúnmente se conoce como leche glacial.
Los glaciares no están hechos solamente de hielo sino que transportan en su superficie numerosos bloques de roca. Las rocas enclaustradas en el glaciar contribuyen también a la erosión de los valles durante los movimientos del glaciar. Cuando la alimentación del glaciar es mayor que el derretimiento, éste crece o avanza. Si ocurre lo contrario, disminuye o retrocede. También es posible que un glaciar comience a fluir sólo por efectos gravitacionales.
En la mayoría de los glaciares patagónicos se han registrado fenómenos de retroceso durante los últimos cien años. Entre las excepciones está el glaciar de Perito Moreno en la localidad de El Calafate en Argentina. Estudios glaciológicos permitieron medir su avance, cercano a los 2 metros por día.
Perfiles geológicos
El paisaje en Torres del Paine está dominado por formaciones - únicas en su belleza - de rocas de gran altitud, como las míticas torres a quienes debe su nombre. Los procesos geológicos que llevaron a la construcción y modelación de estas imponentes estructuras tienen su origen en los efectos erosivos de los glaciares, pero también corresponden a otro tipo de fenómenos naturales. Gran parte del macizo de Torres del Paine – un conjunto de picachos separados entre sí por valles glaciares – está ocupado por un intrusivo granítico. Se trata de un cuerpo rocoso de color blanquecino que hace 12 millones de años se inyectó como magma entre capas de rocas de color pardo oscuro, pertenecientes a la formación llamada Cerro Toro.
El espesor de este cuerpo granítico alcanza casi 2,000 metros y se puede identificar en el tramo como prendido entre el valle del río del Francés y el cerro Almirante Nieto. El contraste en color producido por los tipos de roca hace de estos picachos un espectáculo muy especial.
Otra de las formaciones rocosas más imponentes dentro del parque puede apreciarse si se realiza la excusión a pie hasta la base de las torres. Esta es una excursión que dura aproximadamente 6 horas y gran parte del recorrido consiste en pendientes de moderadas a pronunciadas. La última parte de la excursión es la más demandante, ya que se trata de subir una serie de rocas depositadas por el glaciar muchos años atrás conocida como morrena. Si no tiene problemas de salud, cuenta con un guía, muchas ganas y el equipo adecuado, bien vale la pena hacer el esfuerzo para llegar a la base; se verá recompensado con una vista inigualable.
Dónde hospedarse
La mejor forma de explorar Torres del Paine es desde la comodidad del un hotel. Siendo un parque nacional, son sólo pocas las construcciones permitidas en esta zona, sin embargo hay una opción de alojamiento de lujo dentro del parque. Ésta es el hotel Explora, que forma parte de una de las cadenas hoteleras con mayor reputación en Chile. El hotel Explora en Patagonia tiene una ubicación inmejorable dentro del Parque y cuenta con instalaciones lujosas y discretas que permiten una exploración cómoda de la región.
Clima
Torres del Paine se encuentra en el hemisferio sur, lo cual significa que las estaciones son opuestas a las nuestras.
El parque tiene un microclima influenciado por su cercanía al mar, generando temperaturas agradables tanto en invierno como en verano. Durante los meses lluviosos, la precipitación rara vez supera los 80 mm.
El viento es un componente importante del clima en Torres del Paine. Vientos de hasta 70 nudos han sido registrados en esta zona. En general, los vientos generan un clima que puede cambiar repentinamente. No es raro tener lluvia que en poco tiempo se dispersa dejando detrás de sí un día soleado y un cielo despejado. Los vientos soplan principalmente en dirección al oeste y por lo general son más frecuentes al final de la primavera y principio del verano. Casi no hay viento durante el invierno y, con la excepción de algunas tormentas aisladas, esta temporada tiene varios días soleados.
La lluvia es relativamente moderada, mientras que durante el invierno la nieve cae principalmente en las regiones más elevadas del parque. En la zona de los lagos, hay nieve tan sólo por unas cuantas semanas durante el año.
Durante los meses de invierno (junio y julio), la temperatura oscila entre 13 °C máxima y 2 °C mínima. En el verano (enero y febrero) la temperatura máxima es 24 °C y la mínima 12 °C. En la primavera (septiembre y octubre) se registran temperaturas máximas de 19 °C y mínimas de 4.5 °C. Y en otoño el paisaje es especialmente hermoso ya que los árboles cambian de coloración y adoptan tonos rojos y anaranjados. Las temperaturas en esta época oscilan entre 22 y 5 °C.
Qué llevar
Para explorar el parque es conveniente llevar una chamarra térmica y una a prueba de agua y viento, pantalones de exploración que sean cómodos y también a prueba de agua y botas para caminar con protección para el tobillo. Para las caminatas planas es recomendable llevar zapatos con suela de plástico antiderrapante y preferiblemente resistente al agua. También es recomendable llevar guantes, gorras, lentes de sol, protector o bloqueador solar, protector de labios y repelente de insectos.
Dinero
La moneda oficial es el Peso Chileno, cuyo símbolo es CLP. Cada peso se divide en 100 centavos. El tipo de cambio es 41.2 pesos chilenos por 1 peso mexicano.
Cómo llegar
LAN vuela directamente de la ciudad de México a Santiago. Desde Santiago es posible abordar vuelos directos con LAN a Punta Arenas. El recorrido de 5 horas de Punta Arenas a Torres del Paine puede hacerse en auto particular o transporte.
Documentación
Los ciudadanos mexicanos no requieren visa para viajar a Chile pero sí es un requisito pagar una cuota de reciprocidad de 15 dólares estadounidenses al momento de entrar en territorio chileno. Esta cuota se paga en las ventanillas designadas en el aeropuerto en Chile. Se requiere de un pasaporte vigente por al menos seis meses a partir de la fecha del inicio de su viaje.
Texto: KundaliniMuñoz ± Foto: Flickr.com, Explora Chile ,Margarida Luz.