Uno de los atractivos más importantes de Baja California son las misiones, la primera de las cuales se fundó en 1697 en Loreto, una población ubicada a 580 km al norte de Cabo San Lucas. Los jesuitas fundaron un total de 18 misiones, pero en la actualidad sólo están abiertas la mitad de ellas.
La Misión de San Ignacio de Loyola, tiene sus cuatro estatuas colocadas en la fachada, un púlpito de madera, un retablo dorado y ocho óleos del siglo XVIII. Otra más es Santa Rosalía de Mulegé, donde hay una estatua en honor de la patrona del lugar.
A éstas le sigue San José de Comondú, en donde se ha restaurado una capilla y se conservan dos campanas del siglo XVII y una más del siglo XVIII. También está la de San Francisco Javier, cuya iglesia de piedra fue tan bien construida que, semiabandonada, su estructura se conserva en su estado original.
Nuestra Señora de Loreto ha permanecido en uso continuo, no obstante que en 1829 una tormenta tropical dañó tanto a la iglesia como a este destino que entonces dejó de ser la capital del estado. En ella se conservan un retablo con cinco óleos, una campana, un crucifijo y un viacrucis, todos del siglo XVIII.
Nuestra Señora del Pilar de la Paz es la iglesia principal de la capital del estado y sus dos torres se pueden observar fácilmente desde casi cualquier punto de la playa.
La última que se ha recuperado es la misión de Santiago de los Coras, en San José Caduaño, otra población que desapareció debido al clima inhóspito de la entidad.
Texto: Araceli Cano ± Foto: FONATUR