Un lieu de bonne fortune
Es una petite ville de origen griego, la localidad estuvo poblada en el siglo V a.C. por los focenses, griegos de Asia Menor que bautizaron a la ciudad con el nombre de Agathé Tyché “la Buena Fortuna” y el nombre le trajo mucha suerte pues como consecuencia del comercio marítimo la ciudad prosperó económicamente. Es una de las ciudades más antiguas de Francia, cautivadora por el laberinto de callejuelas y el color oscuro de sus edificios, paseando por los callejones se puede descubrir un patrimonio antiguo fuera de lo común. Hasta el primer tercio del siglo XX, Agde era uno de los puertos comerciales más importantes del noroeste del Mediterráneo: Agde, Cap d’Agde, Grau d’Agde y la Tamarissière, todos reunidos por el río l’Herault y el mar Mediterráneo. Las mujeres de la ciudad visten el sarret y el traje de Belle Agathoise con motivo de los principales festivales tradicionales.
La catedral románica de Saint-Etienne se refleja en las aguas del río Hérault. Es seguramente uno de los más bellos ejemplos de las iglesias fortificadas de la región, fue construida en el año 872 y fortificada en 1173. La catedral posee todos los atributos de una fortaleza medieval, cuenta con una torre de 35 metros hecha de basalto negro, la piedra volcánica del monte Saint-Loup, lo que acentúa el lado de la imposición de sus fortificaciones. Es clasificada como monumento histórico desde 1840, la puerta lateral del río data del año 1898 y se puede acceder al interior por la capilla de Nuestra Señora de Lourdes.
La plaza de la Marina se reconoce por estar llena de tradiciones marítimas de la ciudad y de sus importantes actividades portuarias pasadas, subsisten aún por la pesca y la construcción naval. Las majestuosas casas portuarias que bordean la plaza recuerdan los vínculos privilegiados que siempre han mantenido con el mar. Los muelles de basalto a lo largo del río Hérault se construyeron en el siglo XVII y conducen al mar cercano. La estatua de Anfitrite, nombre de la diosa del mar, simboliza la vocación marítima de la ciudad; se encuentra en el centro de la plaza, fue ofrecida a la ciudad de Agde en 1936, era originalmente parisina y adornaba el Trocadero.
El Museo Agathois Jules Baudou está el corazón del centro histórico, posee el certificado de calidad Musée de France desde 2002 y nos invita a descubrir la vida de la ciudad fluvial marítima de Agde. Fue fundado en 1935, su colección presenta las artes y tradiciones de Agathé, hija del Mediterráneo. El Museo está dirigido hacia la vida cotidiana de los agathois en el período moderno, un viaje increíble que permite descubrir el folklore, así como las actividades marítimas y vinícolas de la ciudad y su territorio. En el museo, muchas pinturas y figuras de cera presentan tocados, encajes, cachemires, vestidos y accesorios, a través de reconstrucciones de la vida cotidiana en los siglos XIX y XX.
Las justas náuticas - joutes nautiques:
Prueba de la importancia del río Hérault para la localidad es la celebración de las justas náuticas, típicas de algunas localidades de Occitania, estas fiestas tradicionales tienen lugar en varias poblaciones del Languedoc-Roussillon. Agde, una ciudad fundada hace 26 siglos por marineros griegos de Focea, es junto con Marsella una de las más antiguas de Francia; cuna histórica de las justas de Languedoc y tiene un privilegio indiscutible: el de la anterioridad, pues el 31 de mayo de 1601, con motivo de la fiesta de Pentecostés y la llegada del duque de Montmorency; Enrique I, Comandante de Francia, celebró un suntuoso torneo de justas en Agde. Los cónsules de la época eligieron naturalmente la más noble y popular de las tradiciones locales para saludar al gobernador general de la provincia de Languedoc y su protector.
El Hérault ha contemplado siglos de batallas náuticas. Las justas recuerdan los torneos de caballeros de la Edad Media. Los participantes también reciben el apodo de "caballeros de la tintaine"; la tintaine es el nombre de la plataforma elevada en la parte trasera de su barco, un lugar inestable en sí mismo y donde el oponente solo tiene un deseo, expulsar al otro sin contemplaciones. Este deporte de colisión es un duelo entre dos tipos cada uno armado con un escudo conocido como le pavois, una lanza llamada l’épure e intenciones combativas.
El objetivo de los participantes es no caer al agua. En la parte delantera de las barcas, ocupadas por unos 10 remeros, el timonel, el jinete, los músicos (un oboe y un tambor) tocan la melodía tradicional de la competencia. Esta forma de combate tan característica representa una especie de batalla entre los hombres recién casados contra los hombres jóvenes, divididos en "barca roja" y "barca azul". Antes de cada torneo, los participantes desfilan desde el ayuntamiento hasta el canal, al compás de la música.
Los contendientes, vestidos de blanco y con los pies descalzos, se enfrentan en el agua; en una mano el escudo y en la otra una lanza de madera de 2.80 m. de largo, hecha de madera maciza y sin nudos, pintadas de colores rojo y blanco para permitir evaluar de lejos su buen comportamiento. La práctica y las cualidades requeridas son las de los hábiles marinos: el equilibrio, la mirada, la forma de colocarse. También es necesario contar con astucia, sin mencionar el vicio de aquellos que "sueltan" la lanza en la mano, que "retrasa el hombro" o "abre", desenganchando el baluarte para dejar solo el vacío al contrario. En esta primera etapa, el jugador menos experimentado ya está "en el aire", si se mantuvo firme sobre sus piernas, ahora debe ejercer presión en la parte superior del cuerpo, el movimiento que empuja a los dos botes. Este deporte es despiadado: cada ronda es eliminatoria, lo mejor es aquel que al final permanece seco para contemplar, desde arriba, a su último adversario quien, según el dicho, "saboreará la sensación amarga". La amargura de la sal marina que sube al río Hérault junto con el sabor de la derrota.
Cap d'Agde
Es un destino en el que disfrutar del arte, del patrimonio submarino, de los eventos náuticos y del ambiente festivo y animado son sus principales atractivos. Se asoma al Mediterráneo justo donde se cruzan el río l’Hérault y el Canal du Midi, es por ello que esconde sus mejores tesoros bajo el agua por lo que se recomienda explorar los fondos marinos, ya sea una sumersión acuática, al borde de la playa o visitando el museo de l’Éphèbe.
El museo de l’Éphèbe es el único en Francia dedicado a una impresionante colección de arqueología submarina, en esta zona se han encontrado muchos restos debido a su posición estratégica en el golfo de León y el Hérault. Desde la época griega, los intercambios marítimos fueron constantes y a causa de naufragios y de catástrofes algunos objetos arqueológicos quedaron preservados en las aguas del Mediterráneo y del Hérault. En el museo podemos observar cañones de la Marina Real y cargas de los barcos hundidos entre los siglos XVII y XIX; anclas de basalto y ánforas de la navegación antigua; y la colección regional con obras destacadas como la estatua del Efebo, obra maestra en bronce de la escultura griega, tiene 2,300 años de antigüedad y se cree que representa a Alejandro Magno, fue descubierta en el año 1964 al pie de la catedral, en el río Hérault, encontrada por el equipo del Grupo de Investigaciones Arqueológicas Submarinas y de Buceo de Agde. También se pueden apreciar otras obras poco habituales de las que solo existen unos pocos ejemplares en el mundo, ánforas grecorromanas, mosaicos del siglo I, objetos etruscos, etcétera.
En los bordes del Mediterráneo, el reconocido Salón Náutico de Otoño de Cap d’Agde, con una gran calidad en las instalaciones y un puerto Pavillon Bleu catalogado así por la etiqueta ecológica que garantiza la calidad del agua, acogen una de las más importantes actividades náuticas en Languedoc-Roussillon respondiendo a los espectadores más exigentes, este año cumplen 20 años y se lleva a cabo del 30 de octubre al 3 de noviembre de 2019 con más de 200 expositores en los que se podrán encontrar barcos de motor y vela, equipos de alta tecnología, deportes, asociaciones navales y servicios por descubrir antes de llegar al Salón de París.
La Grande Conque es la única playa de arena negra en Francia: hace más de 750,000 años, la actividad volcánica era intensa en esta área. Es una playa volcánica en forma de herradura con arena negra grisácea y piedras, se encuentra encerrada entre el mar y los altos acantilados volcánicos con tonos variados.
La Reserva Natural de Bagnas es una zona marítima protegida: hay un plan de calidad de protección de las playas, áreas verdes, limpieza de aguas y de las orillas de Cap d'Agde. Bagnas cuenta con 560 hectáreas de marismas y lagunas donde habitan 250 especies de aves protegidas: cigüeñas, patos, grullas, flamingos, garzas, aves rapaces y otras aves migratorias.
Fort Brescou, es el fuerte inspirado en edificio militar Vauban, está ubicado en una isla de 740,000 años de antigüedad, formada por el flujo de lava volcánica. En 1586 el vizconde Guillermo de Joyeuse aprovecha la isla para construir el primer fuerte, lo suficientemente grande como para albergar 60 hombres y servir como base para dos fragatas que controlaban el mar. A partir del siglo XVIII Brescou forma parte de las torres de Pioch y Castellas, un lugar de vigilancia contra las invasiones inglesas. El cardenal Richelieu estuvo interesado en conectarlo a la ciudad por medio de un dique que nunca se completó pues murió el cardenal durante las obras. Permaneció aislado y sirvió desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX como prisión estatal. A partir de 1998, la isla fue un sitio privilegiado para el buceo y la pesca submarina. A partir del 2005 el fuerte está cerrado para restaurarlo por medio de la asociación de los “Amigos de Brescou”. La isla de Brescou alberga dos faros ubicados en el fuerte, el primero data de finales del siglo XVI, es una simple torre de piedras negras, una linterna en la parte superior de la cual se contentaba con encender un fuego, todavía es visible hoy en las murallas, frente al mar. El segundo faro fue construido en 1836 sobre los restos de la gran torre, señaló las rocas a los navegantes. La torre tiene una altura de 12 metros, blanca en la parte inferior y roja en la parte superior, se eleva 22 metros sobre el agua y tiene un alcance máximo de 13 millas náuticas. Antiguamente estaba habitado por un cuidador responsable de su mantenimiento hasta 1989, actualmente está automatizado y no cuenta con ninguna protección.
Grau d’Adge
Es un encantador pueblo de pescadores con importante actividad comercial; lleno de colorido en el que brilla la tradición y la naturaleza.
La capilla de l'agenouiller, o también conocida como Nôtre Dame de la Genouillade, es de gran sobriedad, su techo está terminado con “linterna de los muertos”. Edificada en piedra basáltica en 1653 por iniciativa de Henri I de Montmorency, gobernador de Languedoc. Según la tradición se llama así pues en el siglo V hubo inundaciones fuertes y se arrodilló en una piedra para rezar y desde ahí
destaca por ser un lugar de peregrinación. La iglesia de Nôtre Dame du Grau fue construida en 1584 es un santuario consagrado a la virgen en la ruta del Camino de Santiago.
El Sitio Marine Natura 2000 es un área marina protegida por Europa, cubre 6,152 hectáreas, desde Port Ambonne hasta Grau d'Agde. Alrededor de la isla
Brescou se albergan importantes recursos naturales como praderas de posidonia y arrecifes coralinos; los fondos rocosos mediterráneos de la Grande Conque, Rochelongue, y los hábitats arenosos se extienden a lo largo de las playas. También podemos encontrar algunos delfines de vez en cuando.
La Tamarissière
Está al otro lado de la orilla del río l’Hérault, es un lugar tranquilo para pasar unas vacaciones en contacto con la naturaleza pues el pueblo está entre un pinar bicentenario, el puerto y la playa. Lo mejor que se puede hacer es pasear bajo los grandes pinos a lo largo del litoral, además de bañarse en las aguas
dulces del río o en las saladas de la playa. El muelle Commandant Réveille, del siglo XVIII fue mejorado recientemente, se han creado espacios verdes, establecido mobiliarios para la calle, instalado luces para mejorar la iluminación pública y se creó un paseo mixto a lo largo del Hérault accesible para peatones y bicicletas, esto lo hace junto con las anillas de amarre monumentos protegidos.
Agde y sus alrededores
En las cercanías de Agde podemos encontrar Béziers, el segundo mayor sector protegido de Francia después de París, muestra su patrimonio vinícola y las fachadas estilo Haussman. Todo tiene influencia romana: el anfiteatro, la plaza de toros, la catedral y Les Allées Paul Riquet, es el lugar del paseo de los biterrois; los pueblos medievales y la cruzada albigense están en cada rincón.
Pézenas, una pequeña ciudad de arquitectura medieval y clásica notable, es la capital y lugar de residencia de los gobernadores de Languedoc del 1526 al 1632 y del 1660 al 1666. También cabe destacar que los murciélagos tienen una zona de protección Natura 2000 en esta ciudad.
Sète es una ciudad de alta importancia marítima, es un puerto comercial y deportivo, canales con coloridas fachadas, atravesados por puentes levadizos y giratorios. El pointe courte es un auténtico barrio de pescadores, y en el quartier haut se percibe un ambiente clásico italiano. Podemos continuar por esta región y encontraremos ciudades insólitas.
Texto: Mónica Sánchez Miguel ± Foto: marsellein / WPD / Le Grau d'Agde / reddit / Marina / AlvaroLaforet / remi b ohotograpie / AdobeStock / Herman Verheij / Languedoc-Roussillon your / locator