Berlín es un mundo que nos llena de historia al recorrer sus calles, sus restos del muro, sus palacios y sus plazas o avenidas con edificios románticos. Es también la ciudad del futuro con edificios modernísimos, parques, maravillosos restaurantes y museos. Nos alojamos en el estupendo hotel Steigenberger en Los Angeles Platz, cerca de Ku’Damm y KaDeWe, que preferimos a las otras opciones como el histórico hotel Adlon  o el hotel Concorde.

 

Primer día

Llegamos en el primer vuelo y después de instalarnos en el moderno y minimalista hotel Steigenberger, salimos a caminar y descubrimos Kaiser-Wilhelm Gedäschtnis-Kirche, las ruinas de la torre de esa iglesia construida en memoria del Káiser Guillermo I, que conserva en su interior bellos mosaicos. Aquí está la Kurfürstendamm, conocida como Ku’Damm, esa decadente avenida que se ha convertido de nuevo en lugar de vanguardia, en bulevar comercial de mucha animación con grandiosos edificios, elegantes boutiques y restaurantes. 

 

 

 

Visitamos el Europa Center con sus tiendas y restaurantes, comimos en el “First Floor”, (Budapester Str 42, www.firstfloor.palace.de), famoso restaurante de nueva cocina alemana, único en Berlín por haber recibido el máximo premio de 5 cucharas y donde degustamos la cocina de Matthias Diether. Después de esa excelente comida, fuimos a conocer el gran almacén Kaufhaus des Westens (Kadewe) con 8 pisos de mercancías (Tauenzien str 21-24). Finalmente descubrimos el Kulturforum para visitar el Germäldegalerie (galería de pintura) y el Neue Nationalgalerie. A las siete fuimos al concierto en la Philarmonie para escuchar a Brahms y Rachmaninov. Saliendo de Kulturforum, cenamos en Borchardt donde se encuentran los famosos, un histórico local que sirve cocina internacional (Französische str 47) en una sala de altas columnas y coloridos mosaicos. Terminamos la noche tomando unos deliciosos cócteles en el Lola-Lounge, un espacio de diseño minimalista con gente joven y atractiva (Rosa-Luxemburg Str. 17).

 

 

 

Segundo día

En Berlín hay que levantarse temprano, tomar la bicicleta rentada o el U-Bahn para descubrir el ambiente de la ciudad. Pasando por el Tiergarten para alcanzar la famosa Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor), símbolo de Berlín. Aquí empezaba la parte este, el otro lado del muro,  y lo primero que descubrimos es la hermosa Parizer Platz donde empieza la elegante avenida Unter Den Linden con el celebre hotel Adlon. Después de tomar un café y pastel en el Café Meyerbeer (www.meyerbeer-coffee.de), recorrimos la sombreada avenida con sus edificios históricos: el Deutsches Historisches Museum; el hermoso Staatsoper Unter den Linden (Teatro de la Ópera); St Hedwigs Kathedrale; el elegante palacio Opempalais; el kronprinzenpalais; la prestigiosa universidad Humboldt Universitât; y la estatua de Federico el Grande. Paseamos por el Unter den Linden, admirando el Forum Fridericianum.

Atravesamos este interesante barrio de edificios hermosos y grandes tiendas, especialmente en la Friedrichstrasse, la “Quinta Avenida” alemana que ha recuperado el glamour de antaño con lujosas tiendas y galerías. Alcanzamos la hermosa Gendarmenmarkt, una plaza renacentista enmarcada por las catedrales alemana y francesa con sus altas torres (siglo XVIII), de cada lado de la Konzerthaus, con la estatua del dramaturgo Friedrich Schiller frente al Schauspielhaus. Pasando por Wi hlhemstrasse, antiguo distrito político de Berlín, llegamos al Holocaust-Denkmal, el monumento a los judíos asesinados de Europa, diseñado por Peter Eisenman.

Seguimos nuestro recorrido para alcanzar la Potsdamer Platz donde palpita el nuevo corazón de Berlín. Esta concurrida plaza con cines, restaurantes, un casino, un teatro musical y tiendas era muy popular en los años veinte y fue desolada después de la construcción del muro que pasaba junto y donde podemos ver algunos restos como símbolo. Ahora, los modernos edificios la rodean y está techada por un inmenso domo transparente. Visitamos el Filmmuseum Berlin que repasa la historia de los estudios Hollywood y Babelsberg con un vestido de Marlene Dietrich en su colección, y  nos sentamos en Café Josty para disfrutar de un chocolate caliente y observar el vaivén de la gente, frente al Weinhaus huth, el único edificio antiguo que ha resistido a la guerra. 

 

 

Después de caminar y observar la zona, nos dirigimos al Staatsoper para disfrutar de “Eugene Onegin” de Chaikovski y  Silovski, con la majestuosidad de la orquesta y los cantantes. Después fuimos a cenar a Aigner, un original restaurante vienés que sirve auténtica cocina austriaca (Französischer str 25). El “Big Eden” (Kurfürstendamm 202) fue nuestra siguiente parada  donde nos perdimos en esa masiva pista entre una inmensa muchedumbre, con música fastuosa y un ambiente delirante. 

 

Tercer día

Después de un suntuoso desayuno, tomamos nuestras bicicletas y paseamos de nuevo por el Tiergarten hasta pasar la Puerta de Brandeburgo y llegar al Ägyptisches Museum para descubrir la fabulosa colección de arte egipcio y la famosa Nefertiti que reina sobre todos los sarcófagos, estatuas y momias del museo. Al salir, paseamos por la orilla del río Spree, que se hizo famoso por los intentos de cruzarlo por la gente del este, donde se encuentran muchos restaurantes y cafés, visitamos la Marienkirche, la iglesia más hermosa de Berlín, construida en 1270 pero remodelada en el siglo XV y XVII, con su aire barroco y donde destaca el púlpito de alabastro, su altar y su pila bautismal gótica. 

 

 

Llegamos al Reichstag, ese edificio emblemático y majestuoso, construido en 1884-94 por Paul Wallot como símbolo del Reich alemán. La cúpula es espectacular y permite el acceso a la cúspide, ofreciendo una vista excepcional sobre la ciudad. Comimos en el famoso y elegante restaurante Käfer, disfrutando de una cocina alemana moderna con productos frescos regionales acompañados por vinos alemanes. La vista sobre la explanada verde,  el bosque de Tiergarten, el río Spree, los edificios gubernamentales modernos Bundeskanzleramt y la estación de tren S-Bahn es espectacular. A lo lejos de ve el Schloss Bellevue donde reside el presidente de la República Federal de Alemania. 

Tomamos nuestras bicicletas para recorrer de nuevo Unter den Linden, respirando la elegancia de Berlín, hasta llegar a Nikolaikirche, la iglesia medieval de San Nicolás construida en 1230 en el Nikolaiviertel. Ese barrio conserva su aire medieval con su adoquín, sus callejones y sus casas pueblerinas al lado del río Spree, adornado de tienditas y restaurantes. Nos encantó la Knoblauchaus que encierra el museo de la vida cotidiana, una de las pocas casas que se escaparon de la destrucción. Alcanzamos la Alexander Platz para observar la multitud que pasea, se encuentra, se instala en los cafés, a la sombra de la torre de la televisión, Berliner Fernsehtrum, de 365m de altura. Subimos a su mirador para abarcar un panorama de 40 km y disfrutamos de unos pasteles vieneses en el restaurante giratorio

 

 

Nos preparamos entonces para llegar a tiempo al Kulturforum, ese gran complejo de museos. Alcanzamos a visitar la fabulosa Gemäldegalerie, admirando Durero, Rubens, El Bosco o Caravaggio, antes de asistir a un concierto de música de Cámara en la fantástica Kammermusiksaal, gozando de una acústica excepcional. Terminamos cenando en Zum Paddenwirt (Nikolaikirchplatz 6), el restaurante favorito de los amantes de la cocina berlinesa con arenques fritos, cerdo adobado y cervezas. 

 

Cuarto día

Empezamos nuestro día con la visita del Jüdisches Museum, único por su arquitectura futurista y misteriosa que parece un bunker insólito y que presenta un recorrido por mil años de cultura e historia judía alemana. Seguimos nuestro paseo por Kreuzberg, el barrio más famoso y animado de Berlín donde conviven familias turcas, artistas, estudiantes y gente “alternativa”. Pasamos por Oranienstrasse, la calle más animada y colorida, el alma de Kreuzberg, la calle bohemia que mezcla ambiente turco y alternativo. Llegamos a la famosa East Side Gallery, un largo resto del muro de Berlín junto al río Spree de 1,3 km y que ahora es una galería al aire libre.

Seguimos por el barrio de Scheunenviertel, el antiguo distrito judío de Berlín que había caído en el abandono después de la Segunda Guerra Mundial, ahora con bares y restaurantes que lo han convertido en un lugar de moda. Hackesche Höfe es un encantador conjunto de edificios que consta de nueve patios comunicados entre sí donde destaca el Art Nouveau, especialmente en el primero con sus mosaicos característicos del estilo. Alberga varios locales comerciales, bares y restaurantes que invitan a una gran diversión, especialmente en la noche. 

Regresamos a Kreuzberg para cenar en Altes Zollhaus (Carl-Hers Ufer 30), un antiguo puesto militar a orillas del Landwehrkanal donde disfrutamos su famoso Brandenburger Landente Aus Dem Rohr, pato asado con setas de temporada. Después de esa excelente cena entramos al Metropol Theater, un antiguo teatro que ha sido transformado en discoteca con un ambiente muy alternativo y una fauna muy heteróclita hasta ser fascinante. Seguimos sumergiéndonos en el ambiente de 90 Grad (Dennewitzstr 37), con su música fabulosa y una gran energía, hasta agotar la noche.

 

 

Quinto día

Con nuestras bicicletas recorrimos las hermosas avenidas que nos llevaron a Charlottenburg que representa la esencia de Berlín, más urbana y cosmopolita, más bohemia y elegante. Sus calles históricas cerca de Ku’damm, las casas residenciales de principio del siglo XX que albergan pequeños cafés, restaurantes o galerías de arte y boutiques, hacen de ese barrio un lugar encantador con sabor a la Prusia rica que fue. La meta era visitar el Schloss Charlottenburg, residencia de verano de Sofía Carlota, esposa de Federico I de la dinastía Hohenzollern.

Con mucho brillo recorrimos los 7 km en medio del ambiente boscoso de la parte norte de Grunewald hasta llegar a Spandau, antiguo pueblo medieval que se volvió parte de Berlín en 1920 y que conserva sus estrechas callejuelas. No muy lejos de la Nikolaikirche, encontramos Zitadelle Spandau, la única fortaleza que se conserva en Berlín, a la confluencia de los ríos Havel y Spree, construida en 1560 en forma de estrella y rodeada por un foso. Comimos en Florian (Grolmanstr. 52) para disfrutar del ambiente muy concurrido por el mundillo del cine y gozar de sus especialidades del sur de Alemania. En ese hermoso día soleado y deportivo, seguimos nuestro recorrido a bicicleta pasando por Grunewald, una zona verde de lagos, riachuelos, pequeños castillos, hermosas mansiones privadas y villas residenciales. 

 

 

Regocijando del paisaje boscoso, de las hermosas mansiones, regresamos pedaleando a Charlottenburg para hacer una parada en el café Savigny (Grolmanstrasse 53) en Savignyplatz y degustar el flan de frutas con nata montada acompañado de una taza de café. La plaza es una zona de cafés y restaurantes frecuentados por artistas e intelectuales, que tiene fama de zona de moda. Sus parques son ideales para pasear y todo el barrio seduce por sus hermosas calles, sus tiendas y librerías idílicas para los compradores.

Después de descansar en el hotel, acudimos a la Philamornie  para escuchar los Conciertos de Brandeburgo de Bach, y regresamos a Savignyplatz para cenar en Paris Bar (Kantstr 152), el restaurante francés más famoso de Berlín, muy frecuentado por celebridades, gracias a sus elaborados platillos y exquisito ambiente. Terminamos de juerga alrededor de Savignyplatz, de bar en bar, en las calles de Grolman, Knesebeck y Carmerstrasse que se llenan de gente. Esa zona recibió el nombre de Savignydreieck (el triángulo de Savigny) por su ambiente muy desvelado y de festejos, con gente muy alegre.

Así terminamos nuestras 5 noches en Berlín, en las que los disfrutamos de su ambiente, museos, tiendas, restaurantes y paseos, dejándonos con ganas de regresar para sentir vibrar de nuevo el nuevo corazón de la auténtica Alemania.

 

 

Texto: Patrick Monney ± Foto: Patrick Monney