Ubicadas en la costa sur de Albania, las salinas de Vlora brindan un espectáculo que se distingue de otras maravillas naturales.

A diferencia de otras salinas, las de Vlora son famosas por su paleta de colores pastel que se transforma al ritmo de las estaciones, creando una vista fascinante. Estos campos atrajeron la atención del piloto griego de parapente y paramotor Dimitris Kolliakos, quien realizó un vuelo sobre la zona para experimentar los tonos rosados, naranjas y rojos.

A pesar de la belleza del entorno, la aventura de Kolliakos presentó desafíos. Durante su vuelo, maniobró el paramotor para hacer un breve contacto con el agua salada usando tanto sus pies como sus alas. En cada ocasión, tuvo que aterrizar y lavar a fondo su equipo para evitar daños y mantener un rendimiento óptimo.

Dimitris Kolliakos maniobró el paramotor para hacer contacto con el agua salada.

El tiempo era crucial, ya que Kolliakos y su equipo necesitaban capturar las imágenes perfectas precisamente cuando las alas del paramotor tocaban el agua por primera vez, antes de llegar a tierra para limpiar la sal de su equipo.

Las salinas de Vlora experimentan una transformación mágica durante los calurosos meses de verano. Este cambio es impulsado por la microalga Dunaliella salina, que produce pigmentos como el betacaroteno, que le da al agua su característico tono rosa rojizo. Otros microorganismos contribuyen con sus pigmentos que absorben la luz solar. A medida que el agua se evapora y aumenta la salinidad, estos microorganismos prosperan, tiñendo las salinas de brillantes tonos coral y rosa.

Las sorprendentes vistas de las salinas de Vlora, en Albania.

Al finalizar el verano, los campos de sal cambian a tonos más suaves (azules pálidos, verdes y blancos) dependiendo del contenido mineral y los niveles de salinidad, ofreciendo a los visitantes una experiencia diferente durante todo el año.

Más allá de su importancia histórica, las salinas son parte integral del tejido cultural de la región. La tradicional bërdhitja –recolección de sal–, consiste en rastrillar a mano los cristales de sal, un método que se transmite de generación en generación para obtener sal marina de alta calidad.

Los esfuerzos para modernizar la producción de sal en Vlora hacen hincapié en las prácticas sostenibles que respetan tanto el medio ambiente como el patrimonio cultural de la región. Estas iniciativas han renovado el interés por las salinas, que forman parte de la laguna de Narta, una zona protegida famosa por su rica biodiversidad y sus hábitats vitales para las aves. Como resultado, la zona ha ganado prominencia como destino cultural y turístico, atrayendo a visitantes ansiosos por explorar su belleza natural y su historia.

Dimitris Kolliakos voló desde su natal Grecia a Albania para admirar las salinas de Vlora.