Con una renovación espectacular, el hotel más emblemático de Manhattan, St. Regis New York, celebra su 120º aniversario.
Con espacios renovados, incluido el vestíbulo, el King Cole Bar y dos nuevos restaurantes, el hotel revela una nueva era en la mejor ubicación de Manhattan.
La visión de John Jacob Astor IV (1864-1912, falleció en el hundimiento del Titanic) era crear un hotel que rivalizara con los mejores de Europa, donde sus amigos y familiares más cercanos pudieran sentirse como si fueran huéspedes de una casa privada. El sitio se convirtió rápidamente en el centro de la vida social de Manhattan y en la sede del original "Caroline's 400", el grupo social de élite designado por la madre de Astor y decana de la sociedad, Caroline Astor (1830-1908).
A lo largo de sus 120 años de historia, el lugar ha atraído a las personalidades más glamorosas, creativas e intrigantes de cada época, desde Salvador Dalí hasta Marilyn Monroe, y ha servido como cuna de momentos culturales, desde la invención del coctel Bloody Mary hasta icónicas actuaciones de jazz en la azotea del hotel, así como telón de fondo para escenas icónicas de cine y televisión.
El hotel St. Regis New York recuperó su glamour de hace 120 años.
Los huéspedes salen de la Quinta Avenida hacia el mundo de St. Regis a través de las originales puertas giratorias doradas para descubrir el icónico vestíbulo, ahora infundido con toques frescos y muebles actualizados. Durante el proceso de renovación, se descubrieron y restauraron las ventanas exteriores originales del área de recepción, incorporando una vidriera basada en el diseño de la ventana Tiffany de 1905 de la habitación.
El nuevo esquema de colores agrega luminosidad con un techo salpicado de nubes, un patrón de piso simplificado en consonancia con la arquitectura original y paredes neutrales acentuadas con toques de alfombras rojas inspiradas en la flor favorita de Caroline Astor, la rosa American Beauty.
Ahora ampliado con un plano de piso abierto, el vestíbulo se extiende hacia un área de bienvenida, que alberga al equipo de conserjería, que cuenta con paredes de color aguamarina intenso y revestimientos de paredes personalizados pintados a mano con pavo reales, un guiño a uno de los murales originales de la década de 1920 que se presentan en el hotel, creado en colaboración con De Gournay. El candelabro de Tiffany & Co. del espacio cuelga sobre muebles modernos, personificando la yuxtaposición de lo antiguo y lo nuevo.
El mural del King Cole Bar recuperó su belleza original.
Al recorrer las acogedoras áreas se llega al restaurante y salón del vestíbulo totalmente rediseñado, The Drawing Room, envuelto en una paleta de rosa y rosa, turquesa, esmeralda, dorado y acentos de negro, que interpretan los colores del mural del King Cole Bar.
Más allá de The Drawing Room, los huéspedes están invitados a redescubrir el famoso King Cole Bar, el lugar de reunión más histórico de Manhattan. Mientras que el icónico mural de King Cole de Maxfield Parish (1879-1966) sigue dominando el lugar, ofreciendo una mirada atenta a los visitantes, el bar se renueva con paneles de madera oscura y un techo verde intenso suavizado aún más con banquetas festoneadas y sillas con borlas de color lavanda.
La renovación también incorpora un nuevo comedor, La Maisonette, que servirá desayuno, almuerzo y té de la tarde. El sitio luminoso y aireado crea la sensación de un pabellón al aire libre, inspirado en la sala de desayunos original del hotel de la década de 1910 y el diseño francés. El espacio servirá desayuno todos los días, además de transformarse en un salón de té de la tarde, un ritual tradicional de The St. Regis New York iniciado por Caroline Astor.
La renovada Royal Suite de 153 metros cuadrados.