Un buscador de auroras debe saber que observar esta maravilla de la física en la naturaleza podría requerir una buena dosis de paciencia. Al emprender el viaje hacia un derroche de tal belleza hay que esperar milagros, y entrenar la ilusión para observarlos.
Las auroras polares se clasificaban hasta ahora entre las siguientes formas: arco silencioso, arcos múltiples, espirales, tren en espiral, forma de corona, forma de cruz y de cinturón; hasta que fueran captadas las dunas boreales en enero de 2020, por la cámara de observadores ciudadanos, que se presentaron en una investigación llevada a cabo por la física espacial finlandesa Minna Palmroth.
El descubrimiento reconoce la aportación de los ciudadanos y de su curiosidad inagotable en el registro de fenómenos físicos desconocidos o poco documentados; en este caso la valiosa información sobre estas manifestaciones ópticas que se producen debido a la interacción entre el viento solar, las capas altas de la atmosfera y el campo magnético terrestre.
Las auroras ocurren en los países más septentrionales y se reconocen como boreales y australes de acuerdo a la región; la mejor época para observarlas comienza en agosto y llega hasta marzo, aunque octubre es el mes ideal.
Las “luces del norte” se hacen presentes en regiones polares de Canadá, Rusia, Alaska, Groenlandia, Noruega, Suecia, Finlandia, etc. La ruta de las auroras se realiza idealmente de forma tradicional en trineos tirados por perros. Hay estancias de lujo que pueden estar labradas en hielo; se estila darse un baño a la luz de la luna en una tina con agua humeante para brindar por la belleza del universo en contacto con la naturaleza… son frecuentes los avistamientos de especies y existe la posibilidad de entrar en contacto con seres y culturas sorprendentes.