Uno de los destinos más espectaculares para visitar durante esta época es la riviera turca; con sus playas y aguas turquesas, resorts de aguas termales en medio de ruinas históricas.

Al estar situado entre el mar Egeo y el Mediterráneo, las vistas son panorámicas, por lo que lo ideal es planear un road-trip para recorrer todos los sitios imperdibles que tiene para ofrecer. Partiendo de Estambul, la capital turca, hacia Esmirna (480 km de distancia) inicia la aventura en auto o en avión, y de ahí rentar un transporte e iniciar el viaje por la también llamada “Costa Turquesa”.

 Esmirna, aguas cristalinas e historia. Al llegar a esta región puede visitarse Çeşme, un sitio que cuenta con múltiples playas para refrescarse y practicar deportes como windsurf, kitesurf, buceo, ciclismo y senderismo.

Otra recomendación es trasladarse a Alaçatı, una ciudad pintoresca famosa por su arquitectura, viñedos y molinos de viento con más de 150 años de historia. Cafés al aire libre, bares y restaurantes forman parte de la oferta de sus calles que invitan a un paseo romántico. Además, pueden visitarse las antiguas ruinas de Éfeso, entre las que está el Templo de Adriano, nombrado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

El viaje puede continuar en Bodrum, una fortaleza medieval que se construyó con piedras del Mausoleo de Halicarnaso, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Aquí se pueden visitar varios templos históricos, así como alquilar paseos en yates de lujo.

 Pamukkale, una fantasía acuática. A dos horas y media en auto desde Esmirna (Izmir en turco), se encuentra este destino que atrae a viajeros para disfrutar de sus aguas termales que son el resultado de la acumulación sobre el talud de la montaña de restos de bicarbonato y calcio. Este lugar también es conocido como la piscina de Cleopatra, ya que la faraona de Egipto llegó a bañarse en este lugar debido a que se pensaba, el agua tenía propiedades curativas. Ahora está abierto al público que quiere admirar una de las maravillas de la naturaleza mientras disfruta de las fuentes termales que se encuentran a 36 °C.

Cabe destacar que los romanos construyeron en el siglo II a.c. grandes baños con pórticos de mármol, pero debido a un terremoto fueron derribados y ahora es posible bañarse en sus aguas y sumergirse para admirar estas ruinas históricas.

Además, Pamukkale es conocida como la antigua ciudad de Hierápolis, por lo que pueden explorarse los vestigios históricos como su teatro, el casco antiguo o un museo arqueológico.

 Kaş, entre ruinas y playas. Uno de los pueblos más hermosos de este destino, el cual vale la pena recorrer por sus calles empedradas, restaurantes de gastronomía local, así como bares románticos forman parte de la oferta de este sitio. Un lugar que no puede faltar en este itinerario es la isla de Kekova donde se encuentran restos de una ciudad antigua que quedó sepultada bajo el agua debido a un terremoto.

Además, se puede ir hasta las playas de Limanağzı, en donde se encuentran cinco clubes de playa: Modo Beach, Nuri Beach, Bilal Beach, La Moda Beach y Delos Beach.

 Antalya, un final idílico. Esta ciudad es ideal para finalizar el recorrido. Sin duda un imperdible es la playa Konyaaltı, famosa por sus aguas con un color azul del Mediterráneo, donde además de relajarse o nadar, pueden practicarse deportes acuáticos, todo esto con vista panorámica a las montañas de Beydağları.

También puede visitarse la Cascada Düden, un sitio majestuoso para los amantes de la naturaleza que gustan de admirar la belleza del agua fusionándose con el esplendor del mar.

Además de playas, Antalya cuenta con sitios históricos como las ruinas de Perge, una antigua ciudad romana ideal para explorar los vestigios de las civilizaciones que aquí se desarrollaron.

Otro lugar que debe incluirse en el itinerario es la Puerta de Adriano, considerada la más hermosa de la región. Una construcción histórica que fue erigida en honor al emperador romano Adriano. A pesar de que tiene siglos de existencia, permanece casi intacta, ya que antiguamente, las murallas de la ciudad rodeaban por fuera la puerta, lo cual hizo que no sufriera daños irreparables.