Hampshire Inglaterra 2006
Los aviones armados y los enormes conjuntos de reflectores con cañones antiaéreos que vimos sobre la entrada del campamento eran detalles difíciles de borrar, y recordaban de manera contundente que sólo unos pocos conoceríamos el secreto que se custodiaba dentro del aeródromo de Goodwood, en la región de Hampshire, Inglaterra.
Acudimos desde todas partes de la Tierra, sin embargo todos fuimos equipados con el mismo uniforme de vuelo, un hecho que borró banderas y disolvió nacionalidades, un sector bordado en el hombro y una placa con los detalles de la misión colgada al cuello nos recordaban que por ahora pertenecíamos al Escuadrón de Aviadores IWC.
Parte del entrenamiento consistió en sobrevolar Londres a bordo de un par de Junkers 52, y cuando aterrizamos, al salir del avión todos en tierra miraban hacia arriba buscando algo en el cielo. De pronto, volando bajo, tanto que pudimos verlo salir detrás de los árboles, apareció un avión Spitfire, de costado y tan cerca de nosotros que vimos al piloto empujando la palanca del acelerador hasta el fondo, por lo que más de uno tuvo que cubrirse los oídos. Luego de la demostración, dentro de un hangar bien custodiado, el comandante Kern lucia nos dijo: "Si creen que lo que acaban de ver fue sobresaliente, aún no han visto nada".
Y entonces puso frente a nosotros aquello que nos hizo viajar al otro lado del océano. Se llama Pilot’s Watch Double Chronograph, con 28,800 alternancias por hora y un sistema automático con energía suficiente para una reserva de 44 horas, equipado con un mecanismo rattrapante, que además se presenta por primera vez dentro de una caja de cerámica de alta tecnología. Esta pieza es un conjunto que acumula los atributos masculinos dentro de sus 44 milímetros de diámetro, y mediante una correa de lona coloca, literalmente, la cabina de un avión en la muñeca de su propietario.
Texto: Tonatiuh ± Foto: IWC.