Ahora que ya podemos apreciar ampliamente las características de una pieza de alta relojería y discernir las diferencias entre una y otra, tanto en diseño como en funciones; es momento de comentar la parte más primordial: ¿Cuál es ideal para mí? En ese sentido, es multifactorial, desde lo social hasta lo económico; así como el objetivo, la ocasión y, por supuesto, la personalidad del usuario
El guarda tiempos elegido es más que una pieza de arte mecánico, es un reflejo de uno mismo, que expresa nuestra naturaleza. Bien es sabido (sobre todo en el caso de los varones) que el reloj es uno de los accesorios por excelencia que utilizamos para adornarnos y proyectarnos en el entorno.
Así bien, vamos a continuar el recorrido alfabético para llegar a las letras ‘GHI’ de la alta relojería, explicando los siguientes 3 factores: Gusto, Herencia e Identidad.
G de Gusto
Consideraremos por ‘Gusto’ lo más básico y fundamental: un reloj que me guste a mí. Sin duda, somos influenciables y podemos ser víctimas de las redes de la mercadotecnia y la moda. En cierta medida, el entorno nos influye y siempre habrá piezas y/o marcas más populares que otras; pero la elección debe de emocionar al comprador por encima de cualquier otro factor. Al adquirir un modelo de alta relojería, lo más importante es que le maraville a quien lo portará; se trata de un artículo de uso personal que nos debe de entusiasmar al verlo y usarlo.
Para ello es vital colocarlo en el pulso y sentirlo, apreciarlo puesto y percibir las dimensiones y el peso (que puede ser considerable en piezas de oro o platino). Asimismo, las dimensiones y curvaturas de la caja, la forma de los muelles e incluso el tamaño y la posición de la corona son elementos que debemos de observar y experimentar.
H de Herencia
Una vez que encontremos una pieza de alta relojería que nos haga sentir orgullosos de poderla adquirir y gozar, tendremos que considerar que estamos haciendo una compra inteligente e informada. Para ello, vamos a tocar el tema de la ‘Herencia’. Pero no únicamente desde el punto de vista de poder trasferir nuestro modelo a futuras generaciones, algo que sin duda es importante, pero también representa la transmisión de los rasgos y circunstancias sociales e ideológicas que conlleva.
Si bien el costo de un ejemplar de alta relojería en términos materiales será siempre considerado en términos numéricos, a la vez se están transmitiendo valores emocionales y culturales. Esto lo podemos percibir a partir de un punto de vista sentimental, que involucra poseer algo que un ser querido solía utilizar, así como en la parte formativa, aportando el valor por la apreciación del arte, la cultura y la importancia del tiempo. Legar un modelo de alta relojería (al igual que una obra de arte) no solamente implica un bien material, sino que a su vez compartir valores socioculturales.
En este aspecto, también es primordial pensar que va a requerir eventualmente de mantenimiento por desgastes naturales de las piezas debido al uso o por algún accidente. Así que será trascendente considerar las garantías del fabricante y la disponibilidad de atención a una posible reparación o revisión. Muchas manufacturas ofrecen únicamente dos años de garantía, otras pueden llegar a dar ocho años, e incluso más. Uno no quiere heredar problemas en ejemplares que carezcan de refacciones y que no puedan ser reparados en el caso de alguna eventualidad.
I de Identidad
Es así como llegamos a ‘Identidad’, definiéndola como el conjunto de rasgos propios de una maison frente a las demás. Ello trasciende más allá de los valores y diseños de una casa relojera, sus creaciones (patentes) e incluso la tradición de la marca y sus orígenes; lo cual puede ser un tema de relevancia histórica y arraigo.
Adicionalmente, algunos fabricantes buscarán proyectar su identidad y la de sus clientes con atenciones personalizadas, que en ocasiones van más allá del reloj. Experiencias basadas en sinergias con otras empresas (mayormente del ramo automovilístico) o de tipo recreativo, deportivo o musical con celebridades internacionalmente reconocidas, que tienen una relación con la firma y que son un reflejo de su estilo de vida e identidad.
Asimismo, cada vez son más las manufacturas que ofrecen a sus clientes personalizar sus piezas y crearlas a su gusto, permitiéndonos plasmar nuestro sello. Donde ya no solamente se permite elegir el tipo de correa o colocar un grabado en la caja, sino también el material de la caja, color de la esfera, la forma de las manecillas, marcadores, piedras preciosas, etc.
Así bien, podemos concluir que al adquirir un ejemplar de alta relojería debemos de tomar una decisión informada y basada en nuestro gusto y pulso, pero adicionalmente que transmita los valores e identidad de quien lo porta. Y que más allá de conceptos comerciales o numéricos, sea algo que nos emocione y nos proyecte en nuestro entorno. Ser y no pertenecer.
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Texto: Jaime Cohen ± Foto: Cortesía de las marcas / Courtesy of brands