Para conmemorar este legado, la compañía ha organizado un ambicioso programa de exposiciones que recorrerá el mundo entre 2025 y 2026.

Hace 50 años, una idea revolucionaria fusionó el arte y la velocidad en un solo lienzo: la carrocería de un automóvil de carreras. En 1975, el escultor Alexander Calder transformó un BMW 3.0 CSL en una obra de arte rodante, marcando el inicio de un proyecto que, con el tiempo, se convertiría en una de las iniciativas más singulares en la intersección del arte y la ingeniería: el BMW Art Car.  

Lo que comenzó como una propuesta del piloto francés Hervé Poulain y el galerista Leo Castelli pronto atrajo a nombres legendarios como Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Jenny Holzer y David Hockney, quienes dejaron su huella en distintos modelos de la firma alemana.

 

 

Desde los circuitos de Le Mans hasta las salas de exhibición de los museos más prestigiosos del mundo, estos automóviles han sido mucho más que máquinas: han contado historias, han desafiado las normas y han servido como testimonio del espíritu innovador de BMW.  

Para conmemorar este legado, la compañía ha organizado un ambicioso programa de exposiciones que recorrerá el mundo entre 2025 y 2026. Bajo el nombre BMW Art Car World Tour, algunos de estos vehículos icónicos se exhibirán en eventos como Art Basel Hong Kong, el Salón del Automóvil de Shanghái y Contemporary Istanbul. Además, el Museo Louwman de La Haya acogerá una muestra especial en julio y agosto de 2025 con ocho de los 20 modelos creados hasta la fecha.  

Cinco décadas después, los BMW Art Cars siguen siendo una prueba de que el arte no tiene límites, ni fronteras.