Exhibido a mediados de 2024 en Molsheim, al noreste de Francia, el Bugatti Tourbillon fue concebido para superar los límites de lo posible, con un avanzado diseño aerodinámico que domina la fuerza del viento.
El primer paso para hacer de este hiperdeportivo uno de los autos de calle más sofisticados desde el punto de vista aerodinámico del mundo partió de una idea sencilla: realizar un cambio radical con respecto a las obras maestras que lo precedieron.
Bajo este pensamiento, Paul Burnham, ingeniero jefe de vehículos de Bugatti para el Tourbillon, comenta: “El predecesor del Tourbillon, el Chiron, ya era un auto de baja resistencia aerodinámica. Pero con el Tourbillon, tenemos que hacerlo mejor que eso”.
El concepto de rendimiento aerodinámico, que se ha llevado más allá del récord mundial de velocidad máxima del Chiron, comenzó en un punto relativamente pequeño del proceso de desarrollo. Una vez que los equipos de diseño e ingeniería de Bugatti habían sentado las bases para el próximo hiperdeportivo de la marca, meses de simulaciones de dinámica de fluidos computacional (CFD) les dieron una primera idea del desempeño que vendría después.
Para el siguiente paso, quince meses antes de la presentación del Tourbillon al mundo, un colectivo de los mejores ingenieros y aerodinámicos de Bugatti se reunió en un moderno túnel de viento en Italia, con el foco en un modelo a media escala bellamente construido del Tourbillon.
“Esta prueba representa la primera validación del modelo a escala. Es la primera prueba en la que evaluamos diferentes volúmenes de diseño y diferentes cambios en el auto. Al intercambiar piezas, nos orientamos hacia la búsqueda del rendimiento a alta velocidad, para luego pasar a la eficiencia de conducción y la capacidad dinámica”, agrega David Šoštarić, responsable de aerodinámica en Bugatti Rimac.
El modelo, que se encuentra en el centro del minucioso programa de pruebas, es en sí mismo una obra de arte. Refleja a la perfección la forma de lo que evolucionaría hasta convertirse en el Tourbillon; fue fabricado a partir de 250 componentes individuales impresos en 3D y equipados con más de 100 tomas de presión alrededor de los paneles de la carrocería del modelo.
Estas medidas tan amplias, colocadas con precisión en su forma exterior, cumplieron una función fundamental en el desarrollo aerodinámico del Tourbillon. Los ingenieros aerodinámicos del Tourbillon analizaron cuidadosamente los instrumentos para correlacionar cada punto relacionado con las mediciones de flujo de masa, los puntos de presión estática y las velocidades del viento, con el fin de validar el perfil de rendimiento esperado para el automóvil, desarrollado escrupulosamente en el mundo virtual con herramientas de simulación de vanguardia.
Al bajar la intrincada zona frontal del automóvil, integrar un avanzado difusor trasero, reducir el tamaño de la cabina de cristal del perfil exterior y su impacto aerodinámico, los aerodinámicos e ingenieros de Bugatti fusionaron el conocimiento basado en datos con su experiencia líder en la industria para mejorar el diseño del vehículo, creando una poderosa evolución del Chiron.
Por tanto, el objetivo final del trabajo de los equipos estuvo claro durante todo el desarrollo del Tourbillon: optimizar el coeficiente de resistencia aerodinámica y el flujo de viento en todo el vehículo. Las decenas de horas, días y meses invertidos en lograr esta misión se unen para hacer realidad la capacidad dinámica establecida como referencia para el rendimiento.
La dedicación y la habilidad invertidas llevan el concepto de las capacidades de los hiperdeportivos de Bugatti a cotas sin precedentes, hasta el punto de que el Tourbillon puede alcanzar su velocidad máxima sin desplegar el alerón trasero, pero manteniendo una gran estabilidad.