Angelus revive su herencia relojera con Chronographe Télémètre, una pieza que condensa historia, mecánica de alto nivel y elegancia atemporal.
Después del Instrument de Vitesse y del Chronographe Médical, la colección La Fabrique incorpora una nueva creación que reivindica la historia funcional y estética de Angelus. Fundada en Le Locle (Suiza) en 1891 por los hermanos Stolz,
Chronographe Télémètre es una edición limitada –dos lotes de 25 unidades en acero y 15 en oro amarillo de 18 quilates– como parte de la colección La Fabrique, una línea dedicada a reinterpretar las raíces de la marca suiza con relojes de espíritu funcional y diseño vintage.
Con un diámetro de 37 mm, el Chronographe Télémètre es el modelo más compacto de la era contemporánea de Angelus, y su presencia rinde homenaje directo a los cronógrafos de mediados del siglo XX. Su carrura curvada, las asas angulosas y el pulsador único integrado en la corona evocan los códigos del pasado, pero con acabados actuales de altísima relojería.
La estética se complementa con una esfera de tres tonalidades : rosa bronce, gris titanio y blanco níquel (exclusivo de la versión en oro), con acabados que juegan con texturas satinadas y graneadas, separadas por un filete pulido que enmarca la elegancia de cada elemento. Detalles como los contadores azulados y los índices aplicados en negro o dorado 3N reafirman el carácter refinado de esta edición.
Pero el alma del reloj reside en su mecánica. El calibre A5000, de manufactura interna de Angelus, es un cronógrafo monopulsador de cuerda manual con 42 horas de reserva de marcha. Su construcción es técnica y bella: componentes dorados y paladiados, puentes biselados y decoraciones tradicionales. Su delgadez (4.20 mm) permite que encaje perfectamente en la caja, conservando proporciones armónicas y confort en la muñeca.
Fiel a su nombre, el Chronographe Télémètre recupera una función casi olvidada: la escala telémetrica, que permite calcular la distancia a un fenómeno observable, como una tormenta, activando el cronógrafo cuando se ve el relámpago y deteniéndolo al oír el trueno. La escala consiste en una fina graduación en kilómetros y corresponde a la duración dividida entre la velocidad del sonido (aproximadamente 1,240 km/h).