Portugal reveló sus tesoros a los participantes del Bugatti Grand Tour 2025: un exclusivo viaje de seis días y más de 1,000 kilómetros que combinó la grandeza automotriz con la riqueza cultural y paisajística de la península ibérica.
Desde los viñedos del valle del Duero hasta los contornos dorados del Alentejo, 18 joyas de la ingeniería Bugatti desfilaron con elegancia y potencia por algunas de las carreteras más espectaculares del país lusitano.
La travesía comenzó en la lujosa Quinta da Vacaria de Torel, donde una impresionante alineación de modelos –desde un histórico Veyron 16.4 hasta un exclusivo W16 Mistral de preserie– sirvió como prólogo perfecto. El desfile incluyó piezas icónicas como el Chiron Super Sport 300+, un Bugatti Chiron '110 Ans', un Chiron L'Ébé Edition y el rarísimo Centodieci, recordándonos que Bugatti no solo fabrica autos: crea leyendas.
Los participantes del Bugatti Grand Tour 2025 vivieron una experiencia bordo de un barco rabelo
Cada jornada fue una coreografía entre diseño, gastronomía, historia y artesanía. En el valle del Duero, las visitas a quintas históricas, almuerzos panorámicos y paseos en barcos rabelos ofrecieron una experiencia sensorial completa. En la Serra da Estrela, el convoy conquistó altitudes nevadas y descubrió la tradición textil portuguesa en Burel, antes de alojarse en la encantadora Casa de São Lourenço, con vistas a un valle glaciar.
El recorrido más largo y uno de los más impresionantes comenzó con un ascenso matutino casi hasta la cima de la Torre da Estrela (1,993 m), seguido de un descenso a través de paisajes siempre cambiantes, desde rocas cubiertas de nieve hasta prados iluminados por el sol en plena floración resplandeciente de la primavera.
El Alentejo, con su luz dorada y paisajes ondulantes, ofreció otro rostro de Portugal: rural, sofisticado y generoso. En este escenario se vivió uno de los momentos más esperados: una sesión de conducción en el aún inédito Circuito do Sol, donde los pilotos pudieron liberar todo el potencial de sus hiperdeportivos en un trazado inspirado en leyendas como Spa-Francorchamps y Laguna Seca.
Bugatti no solo entregó velocidad, sino también significado. El Grand Tour celebró el espíritu original de Ettore Bugatti: construir autos destinados a ser conducidos, no solo admirados. En cada curva y cada copa de vino compartida, se respiró un estilo de vida donde el lujo se mezcla con la autenticidad y la pasión.
Los participantes del tour llegaron a la cima de la Torre da Estrela (1,993 m).