Hay relojes que cuentan la hora, y otros que cuentan historias. El Espléndidos Heritage, la más reciente creación de Cuervo y Sobrinos, pertenece sin duda a este segundo grupo.
La Casa suizo-cubana vuelve a sus raíces y rinde homenaje a la época dorada de La Habana, cuando la capital cubana era sinónimo de glamour, cultura y noches interminables de son.
La colección Espléndidos no es nueva en el catálogo de la marca, pero este lanzamiento lleva el concepto a otro nivel. Su nombre proviene de un acreditado tipo de puro, un guiño a los salones habaneros donde el tiempo parecía detenerse y el arte se celebraba en cada detalle.
Espléndidos Heritage rescata la caja rectangular curvada, nacida en los años 30, que ahora vuelve reinterpretada: proporciones refinadas, líneas suaves y un aire vintage que abraza la muñeca con el estilo relajado y sofisticado que solo Cuervo y Sobrinos sabe dar.
La esfera es única. Un pequeño segundero a las 6, rodeado por una delicada “bague”, divide texturas y juega con la luz, mientras grabados como el clásico “1882 Habana” recuerdan que este cronómetro no es un simple accesorio: es una declaración de identidad.
La caja curvada le da un toque vintage al modelo Espléndidos Heritage de Cuervo y Sobrinos.
En el interior late un calibre La Joux-Perret G120, automático, con una reserva de marcha de 68 horas y decoración que se deja admirar a través del fondo de zafiro. La masa oscilante calada, bañada en oro 3N, luce el emblema de la maison, confirmando que estamos ante relojería suiza de alto nivel, pero con el toque cálido y seductor que distingue a Cuervo y Sobrinos.
El guardatiempos llega en dos versiones: una Edición Limitada de solo 82 piezas (en honor a 1882, su año de fundación) con esfera color crema y acentos en oro rosa; y una versión Black, con esfera lacada negra y detalles plateados, de producción regular. Ambas se acompañan de correas de piel de caimán de Luisiana, cosidas a mano, y cierres desplegables grabados con el monograma CyS.
Con el Espléndidos Heritage, Cuervo y Sobrinos no solo nos da un reloj, sino un pedazo de historia: un puente entre el glamour de la vieja Habana y la precisión suiza más contemporánea.