En la historia de la alta joyería, pocas piezas han alcanzado la categoría de ícono como Bird on a Rock creada en 1965 por Jean Schlumberger para Tiffany & Co.
El célebre diseñador francés, conocido por su imaginación desbordante y su talento para convertir lo insólito en refinamiento, concibió aquel broche con un ave de diamantes posada sobre una enorme piedra preciosa de talla fantasía. Desde entonces, la pieza se convirtió en un manifiesto de optimismo y exuberancia, adornando a coleccionistas y personalidades con la ligereza de un símbolo convertido en obra de arte.
Hoy, seis décadas después, Tiffany & Co. recupera aquel emblema con un ejercicio contemporáneo: Bird on a Rock by Tiffany. La colección, dirigida por Nathalie Verdeille –directora artística de Joyería y Alta Joyería de la casa–, busca no repetir el gesto de Schlumberger sino reinterpretarlo desde la sensibilidad actual, en la que la abstracción, el movimiento y la feminidad estilizada toman protagonismo.
El motivo del ala se convierte en eje conceptual: escultórico, dinámico, cargado de simbolismo. En lugar de reproducir al ave completa, las piezas exploran su esencia, fragmentando la anatomía en plumas que parecen desplegarse sobre el cuerpo de quien las porta. La inspiración no es literal, sino evocadora: líneas que insinúan vuelo, engastes invisibles que permiten a los diamantes flotar como suspendidos en el aire, texturas que recuerdan la asimetría orgánica de la naturaleza.
La colección se articula en dos conjuntos de alta joyería. El primero se centra en la tanzanita, piedra que Tiffany introdujo al mercado internacional en 1968 y que hoy se presenta en un collar, pulsera y aretes de tonos intensos, contrastados con el fulgor diamantado.
El segundo rinde tributo a la turquesa, gema que Schlumberger supo integrar de manera irreverente al lujo neoyorquino de mediados del siglo XX. Aquí, una cabujón de turquesa protagoniza un collar donde un ave de diamantes sostiene cadenas engarzadas con turquesas más pequeñas, acompañada por anillo, broche y dije de espíritu igualmente audaz.
Más allá de las gemas, lo notable es la versatilidad en el diseño: aretes convertibles que se transforman en cuatro estilos, motivos que juegan entre lo figurativo y lo abstracto, y una constante celebración del amor entendido como libertad creativa. Verdeille lo resume en clave poética: “El cielo es el límite para quienes se atreven a volar”.
Con Bird on a Rock by Tiffany, la firma no solo revive uno de sus tesoros históricos, sino que reafirma su lugar en la conversación contemporánea de la alta joyería: entre tradición y vanguardia, entre memoria y experimentación, entre el arte de la pluma y la permanencia de la piedra.