A 300 metros bajo el agua, no hay margen para el error, por ello el cronógrafo automático de buceo RM 032 de Richard Mille resulta imprescindible.
Este reloj combina rendimiento, seguridad, eficacia, belleza y ergonomía para un buceo profundo, donde una imprecisión puede ser fatídica. El RM 032 ofrece la lectura de las horas, minutos y segundos, además de un cronógrafo flyback y un calendario anual que presenta la fecha en gran tamaño a las 12 horas e indicador del mes (con los números del 1 al 12), situado entre las 4 y las 5. También posee un indicador de marcha, a las 3 horas.
Para una mejor visibilidad en aguas turbias, el primer cuarto de los marcadores de minutos está resaltado de color rojo. Estos detalles convierten al RM 032 en una herramienta para hacer frente a las situaciones más extremas.
Por su geometría y frecuencia de rotación de 2 rpm, es posible comprobar que la marcha del movimiento funciona perfectamente bajo condiciones estresantes y de poca luz. La reserva de marcha es de aproximadamente 50 horas y de 45 horas con el cronógrafo en funcionamiento.
La caja, de 50 x17.80 mm, es calibre RMAC2, y soporta hasta 300 metros (30 atmósferas), por su bisel giratorio unidireccional previene errores de cálculo mientras se bucea. El bisel y el sistema que lo une a la caja del guardatiempos lo convierten en absolutamente estable y hacen que sea imposible trastocarlo o soltarlo accidentalmente.
Las cajas de los relojes Richard Mille se encuentran entre las de más difícil fabricación; durante la fase de fresado, de nueve horas de duración, la caja es sometida a 830 operaciones distintas. Al cabo de la fase de mecanizado, de 11 horas de duración, la caja del RM 032 ha de superar un control de calidad de una hora.
Cuando se bucea en aguas profundas, la presión ejercida por el agua es tan fuerte, que puede accionar fortuitamente los pulsadores, por ejemplo el botón “start” del cronógrafo. Para evitar cualquier consecuencia fatal debido al efecto de la presión externa o una manipulación accidental, Richard Mille desarrolló una corona de bloqueo, que inmoviliza los pulsadores y garantiza una perfecta estanqueidad hasta 300 metros.